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Operación Yéremi: Los indicios, uno por uno

Operación Yéremi: Los indicios, uno por uno

Los investigadores No cuentan con una prueba contundente, pero basan sus tesis en numerosos indicios que consideran objetivos y acreditados. Todo apunta a Antonio Ojeda, alias el Rubio.

Jueves, 16 de julio 2020, 19:29

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El Rubio tiene una motivación:

De todos los análisis psicológicos que se le realizan y teniendo en cuenta la autoría del otro delito de agresión sexual a un menor por el que había sido condenado, se acredita que tiene un impulso sexual hacia niños varones de corta edad. Es una persona impulsiva, agresiva y violenta.

Cuenta con los medios materiales:

El vehículo que tenía el Rubio el 10 de marzo de 2007 era el Renault 5 Oasis blanco de cinco puertas que el testigo Pedro Iván L. R. declaró ver en el momento de la desaparición circulando en dirección prohibida por la calle Honduras. Se le tomó la declaración a la anterior propietaria del vehículo y certificó que el coche tenía una pegatina con dos palmeras como dijo el testigo con lo cual, una declaración que se le había tomado años antes, encajaría ahora con lo que se encontraron allí. No era un Opel Corsa sino un Renault 5.

Tiene conocimiento del barrio:

El Rubio había residido en el mismo junto a dos personas más durante los años 2004 y 2005, concretamente en la calle Jaime Balmes nº 3, a 50 metros del domicilio de Yéremi Vargas y era un visitante asiduo del Bar Nisio que ya ha cerrado y que estaba en la calle Honduras, nº 3. Se da la circunstancia de que Antonio Ojeda el Rubio mintió negando este hecho.

Se establece la ventana de oportunidad:

Según el testimonio de la última persona que vio al menor –Pedro Iván L. R. cuando venía de comprar del asadero Pío Pío– y cuando los familiares lo fueron a buscar al solar y no estaba, la misma se determinó en cuatro minutos, es decir, desde las 13.44 hasta las 13.48 del 10 de marzo de 2007. El testigo, que tenía once años en la época, hizo una descripción de un hombre de 30 a 40 años, barba de varios días, raza blanca, pelo curtido, con gorra tipo visera y posiblemente gafas de sol, que coincide con el Rubio.

Queda acreditado que estaba en el lugar:

Así lo declaró el propio sospechoso a la Guardia Civil de manera voluntaria y la historia que cuenta acerca del motivo por el que estaba en la calle Honduras verifican los agentes que es falsa.

Niega que merodease la zona días antes:

El sospechoso negó que había estado merodeando por la zona de la desaparición los días anteriores, versión que fue descartada ya que varios testigos certificaron haberlo visto cerca del solar, entre ellos, José Suárez, abuelo del menor.

Le dijo a su pareja un detalle de las gafas:

Los investigadores contaban con el testimonio de la expareja sentimental de Juan Ojeda Bordón el Rubio, Josefa Rafaela G. H. que acreditó que durante bastante tiempo, el acusado fue haciendo manifestaciones en las que decía tener conocimiento de la vestimenta del menor y de circunstancias que no conocía nadie. Una de ellas correspondía a las gafas que Yéremi llevaba en el día de la desaparición y que no eran las que tenía en la famosa foto de los carteles. Las que usó el niño en el instante de su rapto eran de color azul y verde como le dijo el Rubio a su novia. También contó la testigo que las relaciones íntimas entre ambos no se encuadraban dentro de parámetros normales y tenían episodios de impotencia, no soportaba que le tocasen, etcétera, hechos que con compatibles con un individuo que ha sufrido abusos sexuales en su ámbito familiar.

Paralelismo en el modus operandi:

Hay una similitud clara entre la desaparición de Yéremi y la agresión sexual posterior por la que fue condenado. En ambos casos, el rapto se produjo de manera similar y también se presentó el investigado cinco o seis meses después en el cuartel de la Guardia Civil para contar que había visto los hechos y que habían sido otros los que se habían llevado a las víctimas. Tenía un patrón de conducta aprendido como si se tratase de un guión cinematográfico y había similitudes físicomorfológicas entre ambos menores, en edad y apariencia física.

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