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La primera de ellas es que trabajan convencidos de que la línea de investigación correcta es la que apunta al sospechoso y la segunda, que aunque se siguen manteniendo todas las formas de trabajo con testigos, indicios y análisis, ya no les llega apenas material nuevo para indagar y es difícil que a día de hoy aparezca algo novedoso, con la dificultad que eso supone para la investigación.
«El preso está en prisión y limita el poder captar nuevos indicios. Ya no estamos centrados tanto en la búsqueda del autor, sino en encontrar las pruebas y en eso estamos trabajando», señaló uno de los investigadores. «Así hemos hecho durante todos estos años aunque haya habido épocas en las que no hemos contado nada, pero eso no quiere decir que no se estuviese trabajando muy duro en este caso», sostuvo el agente. «Este tipo de delitos y la investigación no se abandona nunca y, sin ir más lejos, hubo un caso –el del homicidio de Eva Blanco Puig, que murió a puñaladas el 20 de abril de 1997 en Algete (Madrid)– que se resolvió 16 años después. Lógicamente la actividad más importante es la que se produce en los primeros años, pero no descansaremos hasta resolverlo», dijo.
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