La Guía Repsol premia a las monjas de un pequeño municipio de Canarias por sus truchas de batata
Por primera vez , 27 conventos de toda España son reconocidos por su tradición repostera, elevándola a categoría gastronómica
Levantado a finales del siglo XIX gracias al esfuerzo de los vecinos y al impulso del obispo Pozuelo, el Monasterio del Císter se convirtió en hogar definitivo de las monjas bernardas, que regresaban a Gran Canaria tras su paso por Tenerife. Desde entonces, la comunidad ha vivido en clausura en este edificio sobrio, adosado al casco histórico de Teror y muy cerca de la Basílica de la Virgen del Pino.
La presencia de las religiosas no solo ha dejado huella espiritual, sino también gastronómica. Con el tiempo, el obrador del convento se ha convertido en un pequeño centro de producción artesanal, donde las monjas elaboran dulces 'de toda la vida', ligados a fiestas, domingos de mercadillo y visitas al municipio.
El Solete mira a los obradores de clausura
Por primera vez, la Guía Repsol ha decidido mirar directamente a los conventos y monasterios que mantienen vivo el recetario clásico, otorgando sus Soletes de Navidad a una selección de comunidades de clausura de toda España. Entre los nombres figura el Monasterio Cisterciense de Teror, en Las Palmas, que se cuela así en un listado nacional donde la protagonista es la repostería conventual hecha a mano.
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La propia Guía Repsol explica que estos Soletes nacen para destacar esos lugares 'del día a día' que uno recomendaría a un amigo por su encanto, su relación calidad-precio y su vínculo con el producto local. En esta edición navideña, el foco se pone en los dulces: desde mazapanes históricos hasta mantecados de Navidad. En el caso de Teror, el guiño va directo a sus truchas de batata, uno de los bocados más representativos de la Navidad canaria.
El catálogo de tentaciones del Císter
Quien se acerque al Monasterio del Císter no se encuentra con una pastelería al uso, sino con un torno discreto y una bandeja que aparece, casi como por arte de magia, cargada de bolsas y cajas. Dentro, el repertorio es amplio, pero siempre clásico.
Empezando por sus bollos de anís, suaves y fragantes, perfectos para mojar en el café con leche o con chocolate caliente.
Truchas de batata (y, según la época, de cabello de ángel), uno de los dulces navideños más emblemáticos de Gran Canaria y especialmente asociados a Teror.
Los mazapanes, modelados y decorados con paciencia monacal y los imprescindibles y celestiales mantecados.
Aquí no hay técnicas modernas: la clave está en la constancia, en las recetas tradicionales y en una materia prima sencilla y reconocible. De ahí que el Solete llegue más como una confirmación que como una sorpresa para quienes llevan años deteniéndose en Teror 'a por dulces de las monjas'.
Del torno al mercadillo dominical
La forma de venta también mantiene el encanto antiguo. Los dulces pueden comprarse directamente en el propio monasterio, a través del torno que preserva la clausura de las religiosas, o en algunos puestos del mercadillo dominical que se despliega cada semana alrededor de la Basílica del Pino.
Ese mercado, donde se mezclan el chorizo y la morcilla dulce de Teror con panes, quesos, mieles y productos de la Villa, encuentra en las bolsas serigrafiadas del Císter uno de sus iconos más fotografiados. El Solete, en cierto modo, también reconoce esa imagen: la de una repostería humilde que forma parte del paisaje emocional de la isla.
Un premio a la memoria dulcera de Teror
Con este reconocimiento, el Monasterio del Císter se suma al mapa de direcciones canarias con Solete y refuerza la idea de que la gastronomía también se escribe en silencio, lejos de los focos y de los menús degustación. En Teror, muchas historias empiezan igual: una visita a la Virgen del Pino, un paseo por sus preciosas calles y, antes de volver, una parada obligatoria para llevarse 'algo del Císter' a casa.
Ahora, además, esos paquetes de truchas, bollos de anís, mantecados y mazapanes llevan consigo la luz de un Solete Repsol. Un guiño a las monjas que han hecho de sus dulces de convento una parte esencial de la identidad de todo un municipio.
Los 27 conventos con Solete Guía Repsol
Andalucía
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Monasterio De San Cristóbal y Santa Rita (Medina-Sidonia, Cádiz)
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Monasterio Santa Paula (Sevilla)
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Convento de San José de las Carmelitas Calzadas (Granada)
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Convento Comendadoras de Santiago (Granada)
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Monasterio de Jesús María del Socorro (Málaga)
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Museo Conventual de Las Carmelitas Descalzas de Antequera (Málaga)
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onvento de Santa Clara de la Columna (Belálcazar, Córdoba)
Aragón
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Convento de San José de Maluenda (Zaragoza)
Baleares
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Convento de Santa Magdalena (Palma de Mallorca, Baleares)
Canarias
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Monasterio Cisterciense (Teror, Las Palmas)
Cantabria
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Repostería Fina Santa Clara (Villaverde de Pontones, Cantabria)
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Monasterio de Jesús Nazareno (Sisante, Cuenca)
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Mazapanes El Convento (Toledo)
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Convento de San Clemente (Toledo)
Castilla y León
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La Repostería de las Monjas (Palencia)
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Convento de Santa Isabel (Valladolid)
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Monasterio de las Clarisas de Soria (Soria)
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Monasterio de Santa Cruz (Sahagún, León)
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Monasterio de Concepcionistas (León)
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Convento de Santa María la Real de las Dueñas (Zamora)
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Pequeña repostería - Iesu Communio (Burgos)
Cataluña
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Convento de Santa María de Jerusalén (Barcelona)
Extremadura
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Convento de Nuestra Señora de la Salud (Garrovillas de Alconétar, Cáceres)
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Convento de San Pablo (Cáceres)
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Convento de Santa Clara (Llerena)
País Vasco
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Monasterio de Nuestra Señora del Pilar (Bilbao, Bizkaia)
Murcia
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Dulces Artesanos Convento San Antonio (Murcia)