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El letrado Juan Betancor, en la imagen junto a su hijo y también abogado, Juan Jacob Betancor. ARCADIO SUÁREZ

«¡Fátima, que Antonio me quiere matar!», gritó Juan Betancor pidiendo auxilio a su esposa

tribunales ·

El asesino confeso del abogado grancanario reconoció tranquilamente a la policía cuando lo detuvieron: «Lo he quemado»

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 1 de junio 2022, 15:20

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Juan Betancor nunca se imaginó que iba a ser atacado por su amigo Antonio P.G., ni mucho menos. El domingo por la mañana salió de su habitación en la finca que tiene en el Gamonal Alto, fue en dirección la piscina y en ese momento se encontró de frente al asesino confeso. Según declaró a la jueza instructora, «tenía el demonio dentro» y le lanzó gasolina hasta que el letrado empezó a arder. Betancor se tiró al aljibe para intentar salvarse de las llamas y, en ese instante, y según manifestó su esposa, le gritó pidiéndole auxilio: «Fátima, Fátima, que Antonio me quiere matar», escuchó ella mientras preparaba el desayuno.

La mujer del abogado natural de La Isleta, que perdió la vida el lunes como consecuencia de las heridas provocadas por el fuego que abrasó el 80% de su cuerpo, narró a los investigadores de la Guardia Civil que jamás pensó que Antonio P.G. -de 72 años- pudiera cometer un hecho así, aunque reconoció que lo había notado «muy agresivo y bajo la influencia de algo» que no supo precisar.

El caboverdiano, que vivía desde hacía más de una década en la finca de Juan Betancor, reconoció posteriormente en sede judicial que la noche anterior a los hechos había consumido 50 euros de cocaína, alcohol e incluso se había intentado suicidar ingiriendo gasolina mezclada con Coca-Cola: «Yo me iba a quitar la vida por la noche, tenía un bote de Coca-Cola y gasolina, lo mezclé y me lo bebí. Empecé a vomitar y era un diablo viviente, mi mente estaba en el mal y todo porque tenía problemas económicos», expuso el investigado por asesinato, detención ilegal y amenazas a la autoridad judicial.

  • Cocinero y traductor Antonio P. G. llegó a la isla desde Cabo Verde hace 16 años. Trabajaba como cocinero y traductor en barcos japoneses y luego durante ocho años en Atlántico Dunas.

  • De Miller Bajo El caboverdiano estuvo viviendo en Miller Bajo primero hasta que acumuló una deuda de 400 euros del alquiler y un hijo de Betancor le ofreció trabajar en su finca.

  • Hoy será velado El cuerpo de Juan Betancor será velado este viernes a partir de las 10.30 horas en el Tanatorio de Las Torres, de la capital grancanaria.

La esposa de Juan Betancor contó a los agentes del equipo de Homicidios-Personas de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial que todo ocurrió sobre las 10.00 horas. Ella se encontraba haciendo el desayuno mientras su marido salía al exterior en dirección a la zona de la piscina, cuando de repente escuchó gritos. Era el letrado pidiendo auxilio: «¡Fátima, Fátima, que Antonio me quiere matar!».

Por eso salió alarmada al exterior de la vivienda y tras cruzar una parte de la propiedad, vio como «desde una esquina salía humo», describió. Al acercarse a ese lugar, dijo que salió Antonio a su encuentro y la empujó. Tras cogerla por el cuello y ponerle un cuchillo de mango de madera en esa parte del cuerpo, le rompió la camisa que llevaba, la arrastró hasta el interior de un salón cocina y le empezó a gritar «dame el móvil, dame el móvil que acabo de matar a Juan y no vas a llamar a la Guardia Civil», contó la víctima. El investigado consiguió arrebatarle el móvil ya que el abogado no usaba y la encerró.

Fue en ese momento cuando la esposa del fallecido dijo que saltó por la ventana, sorteó un muro de tres metros y consiguió llegar a la casa de unos vecinos.

Vídeo.

La primera persona en encontrarse con ella fue una mujer que vive en una finca anexa a la del matrimonio Betancor. Esta testigo manifestó que escuchó a la víctima gritando el nombre de otro vecino con el que tenía una buena relación.

«Al verme me dijo muy nerviosa que llamase al vecino, que iban a matar a su marido. Al principio me dijo que no llamara a la policía porque si no lo iban a matar -en referencia al abogado- pero finalmente contactaron con los servicios de emergencia. «Llamamos a la Guardia Civil y otros vecinos alertados por los gritos de la mujer vieron como bajaba un hombre de color por el camino. A los 20 minutos llegó al lugar la Policía Local de Santa Brígida y detuvieron a esta persona», declaró.

«Justo iba al cuartelillo a entregarme. Deténgase, fui yo y no pienso decir más. Lo he quemado», dijo Antonio a los policías

Los agentes de la policía local que llegaron en primera instancia la Montañeta del Gamonal Alto reflejaron en su atestado que, al llegar a la altura del número 165 de esa calle, vieron a las 11.30 horas a «un hombre sentado» compatible con las características que había detallado la esposa de Juan Betancor, es decir, «un hombre de raza negra vistiendo una camiseta blanca».

Al acercarse, los policías refirieron que Antonio P. G. les dijo: «Justo iba al cuartelillo de ustedes a entregarme. Deténgase, fui yo y no pienso decir más. Lo he quemado», comentó con aparente tranquilidad a pesar de la gravedad de los hechos que había cometido minutos antes y mientras Arencibia se debatía entre la vida y la muerte en un aljibe en el que no hacía pie. Se da la circunstancia de que el detenido, al ser cacheado, portaba consigo un mechero.

Había «bastante humo»

En ese instante, fueron al encuentro de la esposa de la víctima y les gritó que su marido estaba «metido en una jaula», en referencia al aljibe, que no sabía su estaba vivo y que había visto «bastante humo» en su casa. También les comentó que el detenido le había amenazado con un cuchillo y que tuvo que huir aprovechando un despiste de su raptor. Rápidamente, se subió al coche policial y fueron hasta la finca, tuvieron que escalar la valla y forzar la puerta para abrirla ya que la propietaria no tenía la llave y empezaron a buscar al abogado. No lo encontraron hasta que escucharon tímidamente como pedía auxilio en el aljibe.

Los agentes al llegar tuvieron que escalar la valla de la finca y forzar la puerta para abrirla ya que la propietaria no tenía la llave

Al llegar, los funcionarios encontraron la puerta taponada con varios enseres como la puerta de un coche y un horno -el investigado reconoció que puso este electrodoméstico para que no se propagara el fuego- y vieron a Juan Betancor extenuado, con evidentes quemaduras y sujeto a un pequeño saliente que lo mantenía a flote.

Tras varios intentos, consiguieron sacarlo del depósito de agua utilizando una escalera. Lo cuidaron hasta que llegó la ambulancia que lo llevó hasta el hospital Doctor Negrín y, a las horas, fue trasladado en un avión medicalizado al hospital madrileño de La Paz, donde falleció a las 12.30 horas del día 31.

La instrucción de este procedimiento ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 5 de Las Palmas de Gran Canaria, de guardia el día de la comisión de los hechos. Antonio P.G. está en prisión investigado por los presuntos delitos de asesinato, detención ilegal, homicidio en grado de tentativa y amenazas.

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