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La justicia rumana ha condenado a 20 años de cárcel por un delito de homicidio al conductor que acabó con la vida de los cuatro miembros de la familia teldense Rodríguez Rodríguez, en un accidente de tráfico que tuvo lugar el 6 de diciembre de 2022. Además, el condenado tendrá que hacer frente a indemnizaciones por daños morales a los familiares directos de las víctimas, que suman 850.000 euros.
El suceso, que conmocionó a la sociedad canaria, ocurrió la noche del 6 de diciembre del año pasado. Alicia Rodríguez, estudiante de Magisterio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se había trasladado hasta Rumanía para realizar su estancia Erasmus. Sus padres y su hermana menor viajaron hasta la localidad de Sibiu para visitarla aprovechando el puente de la Concepción y, en uno de sus trayectos para conocer la zona, un conductor que invadió el carril contrario al realizar un adelantamiento arrolló el vehículo en el que iba la familia teldense.
Los padres de la joven, Pepe y Mari Carmen, fallecieron en el acto, mientras que Alicia lo hizo en la ambulancia que la asistió de sus heridas. Su hermana menor, Cristina, lo hizo en el centro hospitalario al que fue trasladada tras el incidente.
Los hechos señalan que el procesado recorrió un trayecto de 220 kilómetros, entre las localidades de Birkenau y Furth, en aproximadamente cuatro horas y media, ya que no conocía el camino y tomó varios desvíos.
A lo largo de su recorrido el conductor intentó parar para descansar en un hotel, pero como no encontró sitio para quedarse, decidió dormir en el coche, logrando conciliar el sueño durante solo una hora. El acusado procuró mantenerse despierto, según determina la sentencia, escuchando la radio, recibiendo el aire que le entraba por la ventanilla y abofeteándose. Además, aprovechó para enviar diversas notas de voz por WhatsApp a algunos amigos en las que contaba que se encontraba «muy cansado» y que iba «en piloto automático».
A pesar de sentirse así y con el peligro de quedarse dormido al volante, el conductor no se detuvo, lo que le llevó a adoptar una conducción «caótica, agresiva y a muy alta velocidad».
De hecho, el condenado llegó a chocar contra un guardarraíl, pero eso no lo detuvo, aspecto que lo llevó a desencadenar el fatal desenlace.
El acusado no negó haber sido el responsable de los hechos, pero sí se contradijo a la hora de describir las causas. En el momento del accidente, confesó a los policías que habían acudido al lugar de los hechos que se había quedado dormido mientras conducía. Posteriormente, negó esta versión y aseguró que fue capaz de controlar la fatiga. De hecho, llegó a afirmar que el accidente de tráfico se produjo debido a que el «flash» de un camión «lo cegó», aspecto que el tribunal no estimó porque no se corroboraba con el resto de pruebas y testimonios de los testigos presenciales del incidente.
Además, declaró que las víctimas que ocupaban el asiento trasero del vehículo no llevaban el cinturón de seguridad. Sin embargo, el perito aclaró durante la audiencia que, con cinturón o sin él, los cambios en las lesiones hubieran sido menores.
El tribunal, con las pruebas presentadas y los testimonios de los testigos, concluyó que la muerte de las víctimas fue provocada «por una acción exclusiva del imputado».
Esta sentencia de primera instancia podrá ser recurrida por el condenado ante las autoridades judiciales rumanas.
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