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La UD vuelve a creer con Mel

La UD vuelve a creer con Mel

Un gol en el 86 de Aythami, el protagonista más inesperado, permite a la UD seguir soñando con el ascenso en un esperanzador debut del nuevo técnico. Las Palmas suma su segunda victoria fuera de casa en lo que va de curso -la cuarta en tres años- al tumbar con oficio y sufrimiento a un Dépor que cede su primera derrota de la temporada en Riazor

Ronald Ramírez Alemán y / Enviado especial A Coruña

Viernes, 17 de julio 2020, 05:02

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El fútbol recordó anoche que una de las cosas que lo hace tan maravilloso es su impredecibilidad. Ayer visitaba Riazor, uno de los pocos estadios imbatidos de la categoría, un equipo cuyos números a domicilio son de récord. Un único triunfo fuera de casa en lo que va de temporada y tres en los últimos tres años. Además, dicho conjunto llegaba a Coruña estrenando técnico por tercera vez en la actual campaña y habiendo sumado solo dos victorias en 17 partidos. Pues ese mismo grupo de jugadores fue capaz de arrancar con personalidad en una cita trascendental, sufrir y mantenerse entero en los momentos de mayor ímpetu de su poderoso rival, y aprovechar sus escasas opciones para concluir la gesta y llevarse un botín con el que muy pocos creían.

Tras haberlo pasado mal durante muchos minutos, sin demasiados apuros para Raúl pero agobiados por la presión de los de Natxo González, una roja directa a Expósito tras una dura entrada por detrás sobre Mesa, allanó el camino para una UD que había mejorado en la segunda parte gracias a la maestría de Mel, que vivió un debut de ensueño, con los cambios. Fue Aythami, que también se estrenaba ayer, y que tan discutido ha estado desde su regreso, quien se disfrazó de héroe al colar en la portería un balón suelto en el área cuando el empate parecía irremediable.

Porque aunque había salido en tromba Las Palmas en una gran puesta en escena, los amarillos nunca fueron superiores. Y eso que desde el primer minuto de la era Mel se quería demostrar que esta nueva UD es un equipo más valiente y decidido que aquel conjunto dubitativo que vagaba por los campos de España. En una jugada ensayada desde el saque de centro, Momo le cedió el esférico a Blum, quien se internó por la banda para poner un balón que terminaría rematando flojo Araujo a las manos de Giménez. La jugada quedó en nada, pero el mensaje que lanzaban los amarillos era claro: iban a por el partido. Querían acabar con la imbatibilidad del Dépor en casa y brindarle a Mel un inicio ilusionante. Y vaya si lo hicieron.

Formando con el 4-4-2 con el que el técnico madrileño trabajó durante toda la semana quería dominar la Unión Deportiva. Sin embargo, el primer susto le llegó pronto. A los siete minutos, Raúl salvó a los suyos tras detener con reflejos felinos un cabezazo de Duarte dentro del área. El golpe hubiera sido demasiado duro y habría cortocircuitado las buenas intenciones del representativo a las primeras de cambio. No es rival sencillo este Deportivo, sus únicas tres derrotas en lo que va de temporada lo demuestran. Leyó a la perfección que con Araujo y Momo ayudando en el centro del campo, la parte débil de la UD estaban en las bandas. E hincó el diente por ahí. Las internadas de Nahuel y Pedro Sánchez, con Quique y Vicente esperando hacer sangre cerca del punto de penalti, hacían estragos a una UD que, sin embargo, no perdía la cara al partido.

Comenzó a haber un tímido intercambio de golpes con balas de fogueo, pero con los locales cada vez más asentados en el campo y Las Palmas perdiendo fogosidad. En el 24 la tuvo Edu Expósito y antes lo había intentado Galarreta sin acierto desde lejos. Con el paso de los minutos el Dépor se fue adueñando del encuentro, aunque Las Palmas no dejaba de llegar a la portería de Giménez conducidos por Galarreta y Araujo, y a pesar de las continuas e inexplicables pérdidas de Timor. Mientras que el mediocentro vasco y el atacante argentino eran los más batalladores y lúcidos con el balón, el valenciano volvía a hacer aguas.

El propio Araujo pudo inaugurar el marcado a la media hora de juego, pero su volea se marchó desviada. Era un oasis en medio del desierto. Si esto hubiera sido un combate de boxeo, la UD ya habría estado perdiendo a los puntos frente a un rival mucho más preparado, que juega de memoria y en el que sus futbolistas conocen a la perfección su rol y automatismos.

Ante este panorama, el descanso con el 0-0 fue una buena noticia para los de Mel. La cosa había empezado bien, pero fue torciéndose hasta acabar jugándose casi por completo en el campo de la UD. Hacían falta correcciones, proteger mejor la bandas y renovar ánimos para salir como en el inicio. Por ello se decidió el técnico a dar entrada a Curbelo por un inoperante Blum. Mano de entrenador para la reacción, y que lo de ayer no se convirtiera en lo de cada fin de semana.

Sin embargo, el guión continuó siendo el mismo que el de los últimos 45 minutos con un conjunto albiazul dominador y con Las Palmas, ya sin ideas cuando tenía el balón, y dedicándose a defender. Encima lo hacía con una zaga veterana -la media de todo el once era de más de 30 años- e inédita este curso. David García y Aythami, suplentes habituales con Paco Herrera, aunque ya con mil batallas juntos a sus espaldas, trataban de no perder la compostura ante las acometidas gallegas con relativo acierto. Porque aunque el Dépor estaba más entero, Raúl no había vuelto a tener más trabajo.

Con ese panorama, todo podía pasar. Timor asustó a Riazor con un centro que cabeceó Rubén por encima del larguero. Corría el 60 de partido y hacía demasiado que no llegaba con peligro el representativo. Y le sirvió para coger moral. Primero probó suerte Lemos en posición franca y luego lo intentó algo más forzado Araujo. Tímida reacción, pero reacción al fin y al cabo cuando se entraba en el tramo clave del duelo.

Si la primera sustitución de Mel fue acertada por el mayor empaque que le dio Curbelo al equipo, menos comprensible fue el siguiente cambio. Se marchó Araujo, el más incisivo de los amarillos, y entró en su lugar Maikel Mesa. La oportunidad al tinerfeño era coherente, pero no que quitase al argentino con gente agotada como Rubén o Momo. Y eso que el extremo isleño, sin capacidad para dar profundidad, al menos contribuía en la tenencia del balón. Quien confirmó su paso adelante fue Timor. El valenciano agrandó su figura y Las Palmas notó esa mejoría para bien. Un progreso con el que la UD pasó a ser la dominadora del duelo. Dicha superioridad se vio refrendada con la rigursa expulsión de Expósito tras una dura entrada a Mesa cuando el tinerfeño conducía un contraataque. El libre directo no se coló por la escuadra gracias a la enorme intervención de Giménez. Pero el portero no pudo hacer nada cuando, minutos después, en el 86, Aythami se encontró un balón al borde del área y ajustó tanto su golpeo por bajo que el esférico chocó en la madera antes de entrar.

Ver para creer. El jugador que nadie quería debutó dando la primera gran alegría a los amarillos en mucho tiempo y reavivando la esperanza en alcanzar los playoffs. Llegó así la primera de las nueve victorias que pedía el nuevo técnico y la liguilla se queda a solo seis puntos. Las Palmas vuelve a creer con Pepe Mel.

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