«Más tarde o más temprano conseguiremos que este cruce se vuelva a abrir»
Los vecinos de Tamaraceite vuelven a la calle para protestar por la desconexión de la carretera general y la promesa incumplida de que se volvería a unir con Alisios
Un año después, los vecinos del casco viejo de Tamaraceite siguen atrapados en el círculo vicioso en que quedaron residentes y comerciantes de la carretera vieja. Este viernes han vuelto a manifestarse para recuperar una conexión con la zona de Alisios, condenada por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria. Desde que el Consistorio modificara el antiguo cruce de San Lorenzo, los residentes de esta parte de Tamaraceite han quedado atrapados en un embudo viario: perdieron su enlace con el centro comercial Alisios y ganaron una calle que empieza y acaba en el mismo sitio, la rotonda de Cruz del Ovejero.
Tras acometer una inversión de casi 540.000 euros, la nueva ordenación viaria que impulsó el gobierno local pronto se manifestó inútil para el barrio: el transporte público se retiró porque daba una vuelta que solo servía para alargar los recorridos y dañar las frecuencias de paso, los ciudadanos perdieron conexiones con la carretera general y los comercios vieron caer sus ventas casi a la mitad.
Los vecinos pusieron entonces el grito en el cielo. Fruto de ello fue el nacimiento de una plataforma vecinal que se ha consolidado en el tiempo y que ha discrepado también de la solución urbanística propuesta por el Ayuntamiento para el casco histórico del barrio.
Tras movilizarse en varias ocasiones, consiguieron que el Ayuntamiento se planteara la posibilidad de estudiar una reconexión hacia la calle Hermanos Domínguez, en la trasera del centro comercial Alisios.
En verano, el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, presentó incluso un anteproyecto de obra que devolvía la conexión de la parte histórica del barrio con los nuevos crecimientos de Tamaraceite Sur, que había quedado condenada con la obra del cruce de San Lorenzo.
Se llegó incluso a cuantificar el precio de esta operación en unos 200.000 euros.
Sin embargo, este mismo mes el concejal daba por superada esta idea y apostaba por la creación de una carretera nueva que conectará con la avenida 8 de Marzo, en paralelo a Hermanos Domínguez. Esto obligará a crear un nuevo cruce en 8 de Marzo y a regularlo con semáforos.
«Para nosotros ha sido el enésimo engaño que sufrimos con el cruce de San Lorenzo», explicó Máximo González, uno de los portavoces del colectivo., que este viernes se concentró a las puertas de la Casa de Cultura, donde celebró una nueva sesión ordinaria de la Junta de Distrito. La protesta se celebró en la misma carretera general cuya configuración original quieren mantener estos vecinos.
«Es un engaño continuo a los que aquí vivimos», prosiguió Máximo González, quien se enteró del cambio de planes gracias a una comparecencia del concejal de Urbanismo en comisión plenaria a solicitud del Partido Popular.
«Lo único que esperamos ya es que se vayan, que desaparezcan de la vida pública», les dijo este vecino al grupo de gobierno, «sus políticas han sido lo más nefasto que le ha pasado a esta ciudad y a este barrio en toda la democracia, y no crean que exagero».
Y concluyó que «solo esperamos las próximas elecciones. Más tarde o más temprano, conseguiremos que este cruce se vuelva a abrir».
Los comercios no repuntan
«Todo el tráfico lo llevan al mismo sitio, a la avenida 8 de Marzo con lo que esa calle, que era una vía de escape, se va a congestionar», augura Conchi de Morales, representante de los comerciantes, «esa conexión que ahora propone el Ayuntamiento no va a servir a los negocios de aquí».
Entiende que el hecho de que la carretera general de Tamaraceite lleve un año cerrada puede provocar daños casi irreparables para el tejido comercial. «La calle ha dejado de usarse un año y ahora recuperar los hábitos de antes resulta complicado», expuso.
Otros comerciantes se quejan de que la reposición de la línea 44 de Guaguas Municipales tampoco ha sido todo lo positiva que se esperaba porque ha supuesto la eliminación de la parada que había a la altura de la iglesia.
