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Carmelo González, Conchy de Morales y Juan Manuel Calderín ante la obra que ha impuesto una reducción del servicio de guaguas. C7

Una calle que incomunica la zona tradicional de Tamaraceite

Los comerciantes de la carretera general denuncian pérdidas de un 50% desde que una obra les quitase 6 de las 8 líneas de guaguas de la zona

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 15 de mayo 2022

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Aída Bolaños trabaja en La Cocinita Cupcakes by Nardy, una tienda taller de repostería situada en la carretera general de Tamaraceite (GC-300). A finales de noviembre y sin previo aviso, se encontró frente a su lugar de trabajo con una obra que cortaba la conexión de la que tradicionalmente ha sido la arteria comercial del distrito con la calle que iba a dar al centro comercial Alisios. «Todavía no estoy segura de qué están haciendo ni cómo se va a quedar la calle», explica, «cuando empezó no había nada señalizado y estuve más de dos meses preguntando a los vecinos y nadie sabía nada».

La obra es un proyecto que impulsa el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria con cargo al plan de cooperación del Cabildo de Gran Canaria. Consiste en abrir una calle de doble sentido para mejorar la conexión con la zona de Tamaraceite Sur. El proyecto, adjudicado por casi 540.000 euros, estará terminado antes del verano.

Pese a que se construye una carretera, hasta ahora lo que ha traído la obra ha sido incomunicación. Según los comerciantes del barrio, desde que a fines de noviembre se iniciaron las obras, la carretera general de Tamaraceite ha perdido todas las líneas de guagua de bajada y solo ha mantenido dos de subida, la 44 de Guaguas Municipales y la 205 de Global.

De buenas a primera, de las ocho líneas que daban servicio a esta zona, el corazón tradicional del comercio de Tamaraceite, solo quedaron dos.

Sin aviso previo

«De un día para otro nos dijeron que iba a empezar la obra en el cruce que va a San Lorenzo y desaparecieron las guaguas», explica Conchy de Morales, quien regenta la óptica, el segundo negocio más antiguo de la zona. «La gente seguía esperando en las paradas y ya no había servicio», denunció.

«Éste es el núcleo de todo, están los comercios, los bancos, la oficina de correos, el centro de salud, el instituto», enumera esta empresaria, quien no entiende la ordenación que se ha hecho del transporte público.

Los negocios, a la mitad

Las dificultades de comunicación están dejando herido al tejido empresarial del casco histórico de Tamaraceite. La mayoría de los negocios consultados hablan de pérdidas de hasta el 50% del volumen de negocio anterior a la retirada de las guaguas como consecuencia del inicio de las obras.

«Ahora solo viene la gente del barrio que vive por aquí», expone Deysi Rodríguez, de la panadería El Canelo, «cuando estaban las guaguas, se paraban aquí los vecinos de Lomo Los Frailes, La Galera, Isla Perdida..., la verdad es que lo llevamos mal».

Lo mismo le ocurre a Carmelo González, de La Cabaña del Cervecero, que lleva ocho años abierta en la GC-300. «Si tienes que llevarte siete u ocho kilos de producto para elaborar la cerveza y tienes que andar un buen trecho para coger la guagua, cargando las bolsas, te lo piensas», señala.

La calle tiene las paradas condenadas por la obra. Los comercios, como el lugar de trabajo de Aída Bolaños, lo sufren. C7
Imagen principal - La calle tiene las paradas condenadas por la obra. Los comercios, como el lugar de trabajo de Aída Bolaños, lo sufren.
Imagen secundaria 1 - La calle tiene las paradas condenadas por la obra. Los comercios, como el lugar de trabajo de Aída Bolaños, lo sufren.
Imagen secundaria 2 - La calle tiene las paradas condenadas por la obra. Los comercios, como el lugar de trabajo de Aída Bolaños, lo sufren.

Por si fuera poco, el presidente de la asociación de vecinos Aythamy, Juan Manuel Calderín, también critica que la nueva vía que se está construyendo ha eliminado la conexión peatonal que antes existía con el centro comercial Alisios.

Este colectivo y los empresarios han solicitado una reunión con el alcalde de la capital grancanaria, Augusto Hidalgo, para buscar una solución a este problema. «Le pedimos que intervenga, poniéndole cabeza y corazón», exponen en el escrito, «no solicitamos más servicios, solo pedimos que se restablezcan los que ya habían, que nos dejen como estábamos, con las ocho líneas de guaguas que ya pasaban por nuestra zona y con la conexión vial que teníamos».

También se ha formado ya una plataforma ciudadana que protesta por el cierre del enlace y por el abandono que sufre Tamaraceite en estos últimos años. Los vecinos entienden que las obras que se están desarrollando en Tamaraceite Sur se han hecho «a espaldas del casco histórico, lo que ha hecho que el barrio esté cada día más abandonado y sin intervenciones urbanísticas como un plan de rehabilitación que dignifique a este barrio histórico de Las Palmas de Gran Canaria».

La obra, además, está afectando al transporte público porque obliga a las guaguas a dar una vuelta considerable y retrasa el servicio. «A Guaguas le han hecho una faena como a los vecinos», expuso Calderín.

Un nuevo estudio

El Ayuntamiento recuerda que la obra está incluida en el planeamiento desde el mandato del Partido Popular, pero aún así se va a estudiar un posible cambio que permita conectar con la zona del centro comercial.

Para ello, se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de realizar un estudio que permita buscar una salida a este problema.

Por su parte, el Partido Popular denunció, a través de una nota de prensa, que el grupo municipal de gobierno «ha creado un problema donde no lo había».

El concejal popular Ignacio Guerra explicó que la pérdida de líneas de guaguas en sentido bajada obliga a los vecinos a ir mucho más lejos para poder usar el transporte público.

«Han hecho una obra que nadie entiende, puesto que ni los empresarios ni los vecinos tienen constancia de cuál es el proyecto definitivo», enfatizó Guerra.

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