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El gobierno municipal impuso su mayoría para reformar una moción de Coalición Canaria que trataba de impulsar la conexión de la vieja carretera general de Tamaraceite (GC-300) con la nueva zona comercial, así como recuperar el transporte público, en sentido bajada, en dicha vía, que fue eliminado con el inicio de la obra de transformación de la calle que salía del antiguo enlace hacia San Lorenzo.
Así, la propuesta inicial quedó con un texto que escribió el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, y que reza lo siguiente: «El Ayuntamiento coordinará con los vecinos y los colectivos afectados las soluciones para el transporte público y la conectividad en Tamaraceite».
Palabras para un barrio que demanda actuaciones. Porque la intervención de los vecinos, a través de Máximo González, lo que dejaba entrever era un incontable de años de abandono, las ruinas periféricas de lo que su día fue un centro urbano.
«Hay tantas cosas pendientes en Tamaraceite, alrededor de esta arteria principal e histórica, sobre las podríamos hablar...», explicaba el portavoz vecinal, «podríamos hablarles de la suciedad del distrito, de las malas hierbas creciendo en las estrechas aceras, de lo triste que son tantos muros de casas sin encalar, edificios sin pintar, solares abandonados, propios más de un escenario bélico que de, por ejemplo, un escenario de Eurovisión (¿verdad, señor alcalde?)».
El recorrido por los agravios seguía por algunas vías inaccesibles de Tenoya, en las que se necesita la ayuda de los bomberos para que los mayores vayan al médico; por las resecas charcas de San Lorenzo; por el olvido en que ha caído el histórico edificio de la Casa de la Cultura...
Después de estos puntos suspensivos, la construcción de una vía circular que nace y muere en el intercambiador de Cruz del Ovejero representa la última gota «que ha colmado el vaso de nuestra paciencia».
Consideran que la nueva vía es «esperpéntica». Máximo González expuso lo que piensan los vecinos: «Cortan una calle que da respiro al tráfico de la zona, que permitía bajar caminando al centro comercial, y la sustituyen por una carretera circular atravesando una zona deshabitada».
La intervención del portavoz vecinal se produjo después del debate político en torno a la moción. El concejal de Urbanismo recriminó a la oposición que vinieran ahora a criticar la obra cuando todos los partidos apoyaron el plan de cooperación con el Cabildo de Gran Canaria, en el que fue incluida.
Doreste también señaló que con la obra terminada, el transporte público puede volver a transitar por la GC-300.
«Ahora hemos hecho una calle con unas aceras que no existían antes», expuso, «antes cruzar por la rotonda de la calle Hermanos Domínguez era una carrera de obstáculos».
Sin embargo, la sensación vecinal es que la obra ha empeorado las condiciones de vida de todos. «¿A quién mejora la vida? Pues eso, a nadie o tal vez a los dueños del centro comercial Alisios, quién sabe», dejaba sobre la mesa Máximo González.
Este malestar fue trasladado también por los diferentes partidos de la oposición. El concejal del PP Ignacio Guerra pidió al grupo de gobierno que rectificara la obra «para poder volver a la normalidad». En su opinión, uno de los déficits principales de este proyecto ha sido que nunca se consensuó con los vecinos.
Y exigió al gobierno local concreciones sobre cuándo se va a reinstaurar el transporte público en sentido bajada.
Por su parte, el viceportavoz de Coalición Canaria, David Suárez, lamentó las pérdidas que se generaron en los negocios tradicionales de la carretera viaje de Tamaraceite, así como las molestias que causan a los vecinos, que se ven obligados en ocasiones a caminar más de un kilómetro por la falta de guaguas.
Para la portavoz de Ciudadanos, Lidia Cáceres, lo prioritario ahora es que «restituyan las líneas de guaguas que fueron desactivadas en lo peor de la pandemia» por covid-19.
Y la concejala no adscrita Carmen Guerra dijo que el grupo de gobierno había hecho oídos sordos a las reclamaciones vecinales. Como ejemplo de ello, citó la circunstancia de que la carretera se hubiera abierto sin aviso a los comerciantes y residentes de la carretera vieja. «Lo hizo con nocturnidad y alevosía», expuso.
Los vecinos concluyeron con una declaración que deja claro que van a mantener sus reivindicaciones. «Necesitamos el mismo respeto que el de otros distritos, a partir de ahora, nos van a encontrar enfrente y con todo el respeto, pero con toda la contundencia».
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José A. González y Leticia Aróstegui
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