Más allá del asalto a las Dunas: los otros ataques medioambientales de Canarias
Tierra llena de contrastes y paisajes de singular atractivo, las islas se han convertido en un potente foco de atracción para quienes buscan la imagen perfecta que compartir en las redes sociales
El asalto a las Dunas de Maspalomas de decenas de jóvenes buscando mil euros enterrados por un 'influencer' no es el único disparate medioambiental registrado en Canarias en los últimos tiempos.
La búsqueda de la viralidad deja de forma periódica ejemplos variopintos de ataques a espacios naturales protegidos. En el caso de las Dunas de Maspalomas, de tanto en tanto circulan en redes sociales vídeos de usuarios cruzando los límites establecidos para preservar el arenal, como el de la creadora de contenido surcoreana que decidió formar palabras y dibujos con rocas en las dunas para compartir la imagen con sus seguidores.
Internet está plagado de fotos y vídeos de personas accediendo a zonas protegidas de todo el archipiélago canario, cuyo interés reside no solo en su belleza, sino precisamente en la idea de acceder a zonas exclusivas. Los ejemplos son numerosos, como la mujer que escaló con un grupo de amigos la Montaña del Golfo que rodea el charco de los Clicos en Lanzarote, zona especialmente protegida; el joven italiano que decidió grabar sus iniciales en las dunas fósiles del barranco de los Enamorados, en Fuerteventura; o el turista que fue sorprendido raspando, las paredes de la Montaña Amarilla en la isla de La Graciosa, para dejar su marca para la posteridad.
Algunos de ellos incluso basan su éxito en acceder a espacios de acceso limitado, como es el caso del francés Kilian Bron, un conocido 'rider' de mountain bike que apenas unos días antes del escándalo de Maspalomas se mostraba en sus redes sociales recorriendo espacios protegidos en Fuerteventura, para espanto de los lugareños.
Noticias relacionadas