Facturas falsas: Los que querían ser como Messi
Tres años llevan entre la Agencia Tributaria, la Fiscalía de las Palmas, la Policía Nacional y el juez Javier García García Sotoca desenredando la madeja de una trama societaria acusada de blanquear unos 12 millones de euros cobrados por servicios que en la mayoría de los casos nunca habrían prestado
N.S. / Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 21 de octubre 2018, 11:34
Comenzó con una actuación de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria en 2015 contra empresas que facturaban por servicios que parecían alejarse bastante de su actividad y de momento va por diez personas investigadas -imputadas-. Y empezó con tres empresas y la lista de sociedades rastreadas se acerca al medio centenar.
Son los grandes números de una red presuntamente delictiva que habría operado en las islas -preferentemente en Gran Canaria- y cuyos ingresos vendrían de empresas constructores de fuste como Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y Comsa, presentes en proyectos con dinero público de tanto calado como la construcción de la Ciudad de la Justicia, la ampliación del muelle de Santa Catalina o la construcción del dique de La Esfinge. Según el sumario judicial, al que ha tenido acceso este periódico, la persona clave en la trama es Juan Carlos Delgado Neyra. A su alrededor aparecen en un primer momento -también imputados- Fernando Hernández Ibáñez y Manuel Álvarez Gil, a los que luego se añadiría en calidad de investigado Juan Antonio Madrigal (directivo de FCC).
Panoplia de empresas
Según escribe el juez Javier García en 2015, Juan Carlos Delgado «aparece como administrador de hecho de una panoplia de mercantiles (...) cada una de ellas con su administrador de derecho, siendo como es una situación llamativa, ya que este modo de hacer se vincula por las agencias internacionales y nacionales con actividades ilícitas como el blanqueo de capitales». Agrega el juez que, entre otros ilícitos, Delgado Neyra habría estado «intentando modificar las facturas no informatizadas, a fin de llamar a engaño» a Hacienda, a lo que se une su relación con FCC, «destacando su carácter atípico, fuera de lo que podría ser la relación ordinaria dentro del giro o tráfico mercantil entre empleados, ya sea de medio o de alto nivel -en este caso de FCC- y un empresario de la construcción». Es ahí donde el relato judicial incluye a Juan Antonio Madrigal y Antonio del Rosario Trujillo.
En cuanto a Fernando Hernández Ibáñez, aparece como un ávido comprador de piezas de arte -un centenar llegan a ser registradas por la Policía entre Canarias y la península-, pero que carga esos gastos a las cuentas de empresas que prestan servicios con constructoras, todo ello utilizando facturas por servicios que no se habrían realizado. En la investigación se detecta además un principio de acuerdo entre Comsa y Hernández Ibáñez por el que éste devolvería a la constructora 1,2 millones de euros, tras detectar la empresa irregularidades en la relación mercantil con el investigado.
Respecto a Manuel Álvarez Gil, el juez aprecia una operativa similar a los anteriores y, según los pinchazos telefónicos, el intento de «desvincularse de los ingresos obtenidos en su actividad, desplazando formalmente la asunción de la facturación a su esposa; ello solo tiene sentido a la luz de las eventuales responsabilidades que dimanen de previsibles procedimientos de apremio en que pueda encontrarse incurso».
Conversación grabada
El 9 de octubre de 2015, la Policía graba una conversación de Fernando Hernández con un asesor fiscal, identificado como J., que es reveladora de la preocupación por ocultar su actividad y escabullir las responsabilidad legales. El diálogo gira precisamente sobre una próxima declaración de Fernández Ibáñez en sede judicial y el asesor intenta tranquilizarlo, para lo que recurre a una comparación con Messi, el futbolista argentino del Barça y su problema fiscal.
Fernando: ¿Sabes cuál es la, cuál es la realidad de todo esto J.? Que si nosotros no tuviéramos la otra historia, yo ahora mismo me estaba fumando un puro.
J.: Ya.
F.: Tal cual. Me la sopla. Entre comillas me la sopla, ¿vale?
J.: Este es el problema grande, eh.
F.: Claro.
J.: ¿Tú viste lo de Messi?
F.: ¿El qué?
J.: Cuatro millones de euros, de defraudación, le piden veintidós meses. ¿Sabes lo que te digo, eh?
F.: Ya.
J.: La realidad de lo otro es mucho, es mucho, es muy diferente, o sea que el problema aquí es este, ¿sabes? (...) Porque incluso una hipotética falsedad documental es un delito administrativo, no es un delito penal. ¿Entiendes?
Más adelante el asesor intenta explicarle el alcance de sus actuaciones y recurre de nuevo a la comparación con Messi: «Tú piensa el Messi, el Messi este, en paraísos fiscales y la hostia, cuatro millones y pico, veintidós meses».