El protocolo de prevención del suicidio, aún en revisión, prevé llegar a las escuelas este curso

Monzón informó sobre el avance de este protocolo respondiendo a la pregunta formulada por la diputada del grupo parlamentario popular Rebeca Sarai Paniagua, quien mostró su preocupación por la alta tasa de suicidios de la población juvenil canaria.

Así, Paniagua recordó que el año pasado 20 personas de menos de 30 años se quitaron la vida en el archipiélago, una de ellas menor de 15 años, y que los intentos de suicidios en la juventud se han duplicado tras la pandemia.

«Teniendo en cuenta el tiempo que nuestros niños, niñas y adolescentes pasan en los centros escolares y las relaciones que establecen, ese espacio es el primero donde se puede detectar el riesgo de suicidio», señaló Paniagua, quien recordó que el anterior gobierno dejó el protocolo sin terminar.

Por su lado, Monzón insistió que la prevención y el abordaje de la conducta suicida constituye una prioridad para el Servicio Canario de Salud, que cuenta con una línea específica en el plan de salud mental.

En este sentido, indicó que el plan prevé un protocolo de intervención del riesgo suicida detectado en instituciones educativas y un programa de prevención de la conducta suicida en el ámbito escolar. «Ambos documentos están siendo desarrollados por un equipo de trabajo multidisciplinar de profesionales de la salud mental, de salud pública, de la atención primaria, de educación y de servicios sociales», señaló.

En cuanto al protocolo, Monzón abundó que ya ha pasado las fases de revisión externa e interna y que se encuentra en la fase de revisión final «con el objetivo que quede implementado en este curso escolar, que no en este año, seguramente», reconoció.

En cuanto al programa de prevención de la conducta suicida, Monzón aclaró que «se dispone de un consenso en cuanto a las áreas y enfoques que comprende y se encuentra pendiente del desarrollo de tales áreas y demás fases del documento definitivo».

La titular de Sanidad aprovechó su intervención para lanzar un mensaje de preocupación, porque el abordaje de la conducta suicida supone un problema especialmente complejo, y otro de esperanza, porque «el suicidio es prevenible y estamos trabajando desde todos los ámbitos posibles», añadió.

«El propio programa de prevención destaca la dificultad de predecir el riesgo suicida a nivel clínico, su fluctuación en el tiempo en las personas y su naturaleza multifactorial», señaló Monzón que aclaró que la actividad preventiva se desarrollará, además de en las escuelas, en la red asistencial de atención primaria y de salud mental, al tiempo que se formará a los profesionales sanitarios y a los medios de comunicación.