«No se puede mercadear con la vida de las mujeres y sus hijos»

— ¿No ve preocupante el aumento del apoyo electoral en Andalucía a un partido de ultraderecha que propugna esta pérdida de derechos?

— Creo que esto va a ayudar a destapar lo que verdaderamente representan estos partidos. Ahora hay que pasar a los hechos y vamos a desenmascarar quién es la derecha y la extrema derecha. Los acuerdos alcanzados en Andalucía deberían ser leídos en profundidad por la ciudadanía para saber qué contenido tienen de peligrosidad, de retraso en derechos y libertades que pensábamos que ya nadie nos puede quitar. Han muerto más mujeres asesinadas por violencia de género que personas por terrorismo y los acuerdos que van a adoptar la derecha y la extrema derecha cuestionando leyes que protegen a las víctimas es vergonzante. Los derechos de las mujeres son una línea roja, no están en venta.

— ¿Se movilizará el PSOE?

— Estaremos al lado del movimiento feminista en todas las manifestaciones y protestas que convoquen y en el plano institucional presentaremos mociones en los ayuntamientos y proposiciones no de ley en los parlamentos autonómicos para defender la ley integral contra la violencia de género y el pacto de Estado. Ahí se verá dónde está cada uno en la lucha contra la violencia de género, será la prueba del algodón.

— Hay quienes piensan que se le está haciendo demasiado caso a Vox y se está amplificando su mensaje.

— Los temas que surgen en la agenda política hay que abordarlos para desmantelar en este caso las mentiras sobre la violencia de género de la ultraderecha con argumentos.

— La ultraderecha se empeña en poner a los hombres como víctimas de la ley.

— Hay que dejar claro que ninguna ley atenta contra los hombres, sino contra los hombres maltratadores o violadores. Y otra de las cosas que la ultraderecha utiliza mucho es frivolizar sobre todo el asociacionismo feminista. Cuando hablamos de feminismo hablamos de igualdad. No se puede frivolizar con el término feminismo o igualdad para tapar un acuerdo de gobierno que contempla medidas que atentan contra nuestra Constitución y los derechos humanos. Es inadmisible que se intente hablar de violencia doméstica en el ámbito familiar en lugar de violencia de género, que es esa violencia que se ejerce contra las mujeres por ser mujeres, un concepto aprobado por todos los grupos políticos. Ahora no podemos retroceder a la España de blanco y negro. No se puede friviolizar con los datos. Me repugna que estos partidos manipulen las cifras para contabilizar como víctimas a los hombres que se suicidan después de asesinar a su mujer o a sus hijos. Estamos hablando de la vida de las mujeres y de sus hijos e hijas y no es un intercambio de cromos para acceder a un gobierno. La sociedad debería reflexionar sobre esto.

— Ha venido a Canarias a formar y explicar el pacto de Estado contra la violencia machista. Son 214 medidas que todavía no se han aplicado en su mayoría. ¿Cuáles son las prioritarias?

— Desde que el partido socialista llegó al Gobierno se ha puesto en marcha una nueva etapa porque el pacto de Estado estaba estancado. En menos de siete meses se han empezado a poner en marcha muchas medidas, como que se considere víctimas de violencia sin necesidad de que haya denuncia o la formación de jueces y fiscales. Es importantísimo que el Gobierno ya haya dotado el presupuesto para aplicar el pacto. El compromiso era de 200 millones de euros para 2018, 100 para las comunidades autónomas, 80 para políticas integrales de violencia y 20 para los ayuntamientos, que son la primera institución a las que acuden las mujeres víctimas. Estos 20 millones ya han llegado y este año serán 40.

— ¿Cómo se puede mejorar la protección judicial de las mujeres víctimas?

— Ya se han anunciado medidas para cambiar los parámetros de valoración de riesgo y se ha reforzado el personal en los juzgados, pero sobre todo la formación de jueces y fiscales es una medida fundamental para que la mujer cuando da el paso de enfrentarse al trámite judicial se vea ayudada y protegida. Le da fuerza a ella y pone al maltratador contra las cuerdas.