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Inaguantable falsedad de la política

Inaguantable falsedad de la política

Jueves, 16 de julio 2020, 20:08

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Fake, falso, es el término más utilizado en el debate sobre la verdad, la comunicación y la política, con él se describen las falsedades construidas que circulan en las redes y en el diálogo. Cultura del espectáculo, es la expresión con la que Mario Vargas Llosa describe el otro fenómeno que ha contagiado a la humanidad, el de crear realidades ficticias, escénicas, adornadas. Realidad aumentada, posverdad... son términos que tratan de definir lo que está ocurriendo, que las sociedades occidentales, viven arrastradas por la mentira y el espectáculo. Un hecho que afecta gravemente a la política y de la que se ha contagiado, profundamente, la política canaria en la era del «clavijismo».

El debate del estado de la nacionalidad, celebrado el pasado martes en el Parlamento, debemos considerarlo el punto más álgido de esta corriente de la comunicación política con la que, básicamente, se miente, se trata de engañar a los ciudadanos. El primero, el Presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, que volvió a desgranar una serie de medidas espectáculo, como la bajada del IGIG a los coches ecológicos y a las bicicletas. Medidas de laboratorio de comunicación que tratan de vender un producto y proporcionar los titulares a la prensa afín, y que, poco o nada, inciden en los verdaderos problemas de la gente, pero que quedan bien en la tele y en las portadas, en el escenario precocinado por los laboratorios de la Presidencia del Gobierno.

En este esfuerzo por configurar una verdad falsa, el presidente del Gobierno llegó a hacer un apasionado discurso condenando el insularismo. Un ejercicio de cinismo nunca antes visto en la política canaria. En Canarias mentir es gratis, y el presidente no sólo la hace, sino que la corte de vividores de la política y del dinero público le siguen su juego. Si alguien en Canarias vive del insularismo radical, ese es Clavijo. Su Gobierno, su partido, CC y su resurgido ATI practican el insularismo más rancio, el que está llevando a Canarias a la época más oscura que ha vivido, a la etapa de Dimas Martín. Las dos grandes medidas que el Gobierno ha logrado poner en marcha, el Fedecan y la Ley del Suelo, están preñadas del insularismo más abyecto, el que depreda los recursos públicos y da poder a los caciques locales. Con el Fedecan el presidente del Gobierno ha comprado la voluntad de los líderes insulares y de los alcaldes, dándoles dinero para un rosario de pequeñas obras con las que contratan a quien quieren y arreglan desperfectos visibles. Es más, con esta iniciativa, que le costó a Clavijo un pacto con el PSOE, el Gobierno ha hurtado, de facto, a la comunidad canaria, competencias en materia de empleo, y se las ha dado a los presidentes de cabildos con la clara intención de que hagan proselitismo electoral. Con la Ley del Suelo, exactamente el mismo patrón, derivar hacia la isla y ayuntamientos las decisiones estratégicas sobre urbanismo, permitiendo la arbitrariedad y el descontrol.

Como en la vida misma, las palabras son palabras y los hechos, los que hace Fernando Clavijo, son los que le definen, haciendo así un ejercicio diario de equilibrio insularista para sostener su régimen, dentro de su partido, que lo obliga a alimentar a los que les recuentan los votos en cada ayuntamiento, sujetos a la autoridad del cacique isleño. Un sistema cuyos tentáculos llegan a otros partidos, como el socialista, al que tienen atado de pies y manos con prebendas y cargos en las instituciones a las que sostienen.

el punto más álgido de esta corriente de la comunicación política con la que, básicamente, se miente, se trata de engañar a los ciudadanos»

En esta escalada fake no demerecen el PSOE y el PP. El primero tratando de convencernos de que ahora son oposición a Clavijo, cuando hasta hace dos horas estaba compitiendo con el PP para ganarse su confianza, y lo que es peor, sosteniendo al partido que los ha traicionado reiteradamente en distintas instituciones. Si de verdad quieren hacer oposición, el PSC-PSOE debe romper en La Laguna, por ejemplo, y convencer a su partido en Madrid para que la reforma electoral sea un hecho. Con todos mis respetos, el PSC y su secretario general, han perdido gran parte de su credibilidad y han tirado a la basura la única oportunidad histórica para colocar en su sitio a ATI, es decir fuera del dominio regional que ejercen desde Coalición Canaria. Lo que ha hecho Ángel Víctor Torres es imperdonable.

Asier Antona subió a la tribuna con el mismo discurso de oposición después de dejar constancia de un pacto con CC. Es todo tan estridente, tan fake, que cuesta encajarlo y no creo que quien esté atento a la política y no quiera ser cómplice de tanta mentira y escenificación falsa, no se percate de esta situación. El PP de Antona ha abandonado la posición de oposición que tenía hace un par de horas, y lo ha hecho por un pacto de reparto de poder y quizás por comodidad con Madrid, que le exige demasiados equilibrios, que exige más sacrificios que satisfacciones. Su posición es legítima, pero con ella consolida el régimen, ese que critica ahora con palabras, no con hechos.

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