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Las elecciones autonómicas de Galicia y el País Vasco han dejado un gran contraste. Mientras que en la primera comunidad la participación ha crecido cinco puntos respecto a los anteriores comicios, en 2016, y casi ha llegado al 60%, en la segunda autonomía se ha desplomado y ha caído más del 7% y la abstención ha rozado el 50%. El fin de semana elegido, en pleno verano, la pandemia del coronavirus y el miedo al contagio e incluso las cambiantes condiciones meteorológicas del día ayudan a explicar la paradójica participación. Ya después, serán los sondeos postelectorales los que determinen a qué partido ha favorecido y a cuál ha perjudicado en cada comunidad.
No se daban las mejores circunstancias para acercarse a una mesa electoral en el País Vasco, pero aun así, nadie esperaba que la participación fuera tan baja en los comicios autonómicos. Apenas el 52,8% de los ciudadanos llamados a las urnas ejerció este domingo su derecho al voto, la menor participación de la historia en este tipo de elecciones en la comunidad.
La fecha elegida, un domingo de la mitad de julio, con gran parte de la población ya de vacaciones, y sobre todo, la pandemia de la Covid-19 desanimaron a prácticamente la mitad del censo electoral. Tan llamativo resulta el dato que el lehendakari Iñigo Urkullu tuvo que recordar que el Gobierno Vasco había puesto todos los medios para que se pudiera votar con seguridad, antes de dejar claro que respetaba tanto a los que lo habían hecho como a los que no.
La comparación con cualquier otro comicio autonómico resulta chocante: siete puntos menos que los anteriores, en 2016, que fue también una convocatoria con poca participación, entre otras razones, porque se produjo justo después de dos elecciones generales y existía cierta fatiga en el electorado.
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Uno de los puntos de interés estaba en la localidad guipuzcoana de Ordizia, donde unos 200 vecinos quedaron privados de su derecho al voto, en una polémica decisión, al haber dado positivo en las pruebas de coronavirus. En esta localidad, finalmente, han votado 3.914 personas, el 55,95% del censo.
En Galicia, sin embargo, la participación ha subido cinco puntos respecto a la de 2016 y ha llegado al 58,71%. En circunstancias similares a las del País Vasco, aquí también con una zona azotada en los últimos días por la pandemia, A Mariña, en Lugo, los gallegos han acudido a los colegios electores en mayor número que hace cuatro años. «La alta participación demuestra que los gallegos valoran la democracia», ha afirmado el candidato del PP, Alberto Nuñez Feijóo.
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