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Pese a la situación excepcional que se esta viviendo, la jornada electoral en Galicia y País Vasco marcadas por esta pandemia arrancó dentro de lo que se denomina 'nueva normalidad' y sin ningún tipo de incidencia, más allá de registrarse colas en algunos colegios electorales, algunas muy largas. Eso sí, en esta inusual jornada irrumpieron dos protagonistas nuevos: las mascarillas y los geles hidroalcóholicos. Aunque con predominio absoluto de las mascarillas sanitarias, algunos votantes escogieron otras para mandar algún tipo de mensaje, como en el caso del lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, que acudió con una mascarilla negra y con una Ikurriña en un extremo, o políticos de Vox, con su tradicional mascarilla verde con la bandera de España.
Las estrictas medidas higiénicas y de seguridad que se han implantado para poder acudir a depositar el voto, como el uso obligatorio de la mascarilla, el lavado de manos, la distancia de seguridad, se han seguido a rajatabla. Y cada dos horas toca desinfección de las mesas. Todas las indicaciones son pocas en una jornada electoral tan particular como hoy, con recorridos predeterminados y puertas de entrada y salida diferenciadas.
No obstante, algunos de los integrantes de las mesas electorales se quejaban de que no tuvieran mamparas de seguridad. «Si hay mamparas en todos los sitios, en los comercios... ¿por qué aquí no?», se lamentaba una de las vocales de una mesa electoral en el País Vasco a primera hora de la mañana.
Pero también marcarán estas extrañas elecciones los ausentes, aquellas personas que han dado positivo en coronavirus y a los que se ha prohibido acudir a votar, y el miedo a un posible contagio, lo que pondrá a prueba el nivel de participación y puede tener un impacto directo en el resultado. Así, unos 160 vascos con infección activa de la Covid-19 no podrán votar hoy aunque quisieran. Otro medio millar que están en situación de aislamiento pasando una cuarenta podrán hacerlo pero cumpliendo medidas específicas de seguridad extremas y con la recomendación de acudir a los colegios en las horas con menor afluencia de público, en la franja del mediodía, y preferentemente con el voto preparado de casa.
La localidad guipuzcoana de Ordizia, epicentro del brote en el País Vasco, con 70 positivos confirmados, vivió lo que ha sido su jornada electoral más extraña sin ningún problema y todas las mesas se constituyeron con normalidad.
De igual manera, en la región de A Mariña, epicentro del brote de la comarca lucense, donde se registra un brote con 186 casos activos, que tampoco podrán votar, los colegios abrieron sus puertas sin incidencias. En el marco de las medidas de prevención por la COVID-19, la Xunta ha distribuido en los locales electorales casi 2,4 millones de mascarillas, más de 43.000 botes de gel hidroalcohólico y más de 47.000 pantallas de protección.
Gracias a todos estos esfuerzos de prevención, el sentir generalizado de los participantes de la votación es que el miedo se transformó en tranquilidad, tranquilidad y satisfacción de poder cumplir con un derecho que ni siquiera un virus ha conseguido arrebatar. Y como claro ejemplo Juana, una vecina de Ordizia que a sus 100 años ni la fuerte lluvia ni siquiera la pandemia -con un brote importante en su localidad- le han impedido una vez más depositar su voto en las urnas.
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