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Otro día oscuro de la UD. Nuevo tropiezo, mismos errores. Con Jiménez en la grada, se volvió a fallar. Era un partido para espantar fantasmas y lo único que hizo el choque en el Martínez Valero fue resucirtarlos. El juego, como ya es habitual, brilló por su ausencia. Tan solo Tana propuso algo que no fuera un pelotazo al galope infinito de Mir.
Con los extremos en la banqueta, y casi castigando físicamente a Lemos y a De la Bella, los isleños alargaron una racha que ya no alarma, sino que asusta de manera brutal. Y es que Jiménez no corta una hemorragia que ya se alarga en el tiempo. La plantilla no arranca y el técnico andaluz sigue empeñado en poblar el centro del campo, aunque eso impida que futbolistas como el alemán Blum, que fue un puñal desde que saltó al césped, entren en el once inicial.
Y ojo, aun así lamió el triunfo Las Palmas. Mir acarició el gol y a Rubén, una vez más, se lo anularon. Pero eso no puede esconder que, como ya es asiduo, Raúl fuese el mejor de la UD.
La primera ocasión, y valga la redundancia, antes del primer minuto del choque, la tuvo Mir con un remate que no encontró portería. Lo mismo que Kaba, que envió un balón a la espalda de la zaga al tercer anfiteatro.
A los diez minutos de partido, todavía costaba entender el sistema de juego que planteaba Jiménez. Sin volante derecho y con todos los medios, salvo Javi que hacía de ancla, cayendo al costado izquierdo, el Elche, descarado, no escatimaba en efectivos para buscar un gol que abriese la lata. Y casi lo consigue. Raúl Fernández tuvo que emplearse a fondo para desbaratar un disparo lejano de Josan. El arquero vasco se estiró y detuvo el lanzamiento en dos tiempos. A Las Palmas le costaba meterse en el partido y los ilicitanos paraban las intentonas amarillas a base de palos. Uno tras otro. Un recado aquí y otro allí. La consigna era clara, no podían dejar que la UD encontrase el fútbol perdido.
Un destello de Tana, con un control de tacón orientado, provocó la primera tarjeta amarilla para los locales. Verdú no tuvo otra opción. El de San Cristóbal se iba directo al balcón del área y lo paró con un agarrón que vio todo el Martínez Valero. El mediapunta quería el balón y hacía lo imposible por encontrarlo. Pero ahí fue cuando los pupilos de Pacheta bajaron el encuentro al barro. Y con Mesa, Mir, el propio Tana y hasta Javi Castellano besando el césped, los blanquiverdes frenaban el ritmo que trataba, con más corazón que cabeza, de impregnar la escuadra grancanaria. En un saque pillo de Tana en una falta casi llega el susto para José Juan, que estuvo bastante atento para tapar la embestida de Álvaro Lemos. Sería el propio lateral gallego el que evitaría una ocasión clamorosa para el Elche. El ex del Celta metió la puntera en el momento preciso para cedérsela a Raúl.
Pasaban los minutos y la Unión Deportiva seguía sin dar señales de vida. Todo su fútbol pasaba por las botas de Tana. De resto, Las Palmas se mostraba indolente e inofensiva.
En un contragolpe horrorosamente defendido, casi se adelanta el Elche. Iván llegó solo por la izquierda y su disparo se marchó a saque de esquina. Tras el córner, la tuvo de nuevo el cuadro blanquiverde, con un remate de cabeza de Manuel. La UD era una caricatura y no demostraba el cartel de candidato al ascenso.
Y mientras los isleños corrían detrás de los hombres de Pacheta, a Neider se le fue la cabeza y le hizo una entrada criminal a Tana cuando armaba la contra. El estadio enmudeció, esperando la roja para su zaguero, pero Díaz de Mera, colegiado de la contienda, no lo mandó a la caseta. Amarilla y a otra cosa.
Llovían errores y, en uno de los locales, el punta Rafa Mir malgastó la mejor ocasión hasta el momento. Araujo cortó un pase en línea de tres cuartos y le metió una pelota al hueco al ariete murciano, que controló de dulce y remató con su izquierda al poste. Con la miel en los labios se marcharía la Unión Deportiva al descanso. Con eso y con otra buena mano de Raúl, que voló para quitarle de la cabeza a Kaba un remate cantado.
Ya en la segunda mitad, el Elche soltó el pie del acelerador y los de Jiménez, mejor plantados que en el primer envite, pudieron trazar jugadas entre líneas. Las diabluras de un Tana que quería ser protagonista y los inagotables desmarques de Rafa Mir invitaban a pensar que algo podía pasar. Eso sí, Sory Kaba seguía siendo una amenaza real para Cala y Deivid.
En el 59 tembló el cuerpo de todos los de amarillo. Un error colectivo en la retaguardia, que se durmió en un saque de banda, dejó solo a Javi Flores frente al arquero de la Unión Deportiva. El centrocampista, que ni se lo creía, no fue capaz de introducirla en la portería. Entre el propio Raúl y Alberto De la Bella estorbaron lo suficiente para evitar la puñalada ilicitana.
Jiménez, en la grada debido a la sanción que arrastraba del encuentro ante el Dépor, no se calentó la cabeza para hacer el primer cambio. Fue a lo fácil. Mir, a la banqueta como acostumbra pese a que sobre el verde fue de lo más activo, y Rubén, al ruedo.
Estaba claro que el Elche iba a despertar tras unos minutos de somnolencia al salir de los vestuarios. No fue capaz Las Palmas de sacar los colmillos mientras tanto y, al final, los ilicitanos se fueron a por el cuello de Raúl.
Iván, con una diagonal de izquierda a derecha y finalizando con su pierna menos hábil –la diestra–, probó fortuna desde lejos. De nuevo una gran intervención de Fernández salvó el tanto del extremo zurdo.
El reloj corría y la Unión Deportiva no reaccionaba. Rubén no la olía arriba y las bandas, con Lemos más preocupado por lo que tenía enfrente, que no era poco, y De la Bella desgastado, no abrían un partido que cada vez estaba más cerrado para los intereses grancanarios.
Trató de ponerle remedio el entrenador andaluz dando entrada a Blum y, casi al final del choque ya, a Fidel Chaves. La idea era estirar el campo y casi le sale la jugada. En un balón por la izquierda casi cae el golazo de Sergio Araujo. El argentino controló con el pecho, se llevó al central con el movimiento y disparó con la zurda según caía el esférico, para que José Juan tuviera que emplearse al máximo. Blum, tan solo un minuto después, enfiló para la meta rival, pero lo agarraron por detrás impidiendo que encarase al arquero.
Y aún sin hacer más que el Elche, el combinado isleño casi se lleva el triunfo a Gran Canaria con un tanto anulado a Rubén Castro, pero otra vez un fuera de juego dejó muerto al equipo. Fue muy justo. Podría no haberse pitado, pero no se puede cambiar lo que, a día de hoy, ya es pasado. Lo que está claro es que esta plantilla no puede dar tan poco.
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