Puntos al limbo y sin mejoría
Sin novedad en el frente. Las Palmas continúa en su incierto camino de infinitas dudas en el juego y escasos resultados, mientras repite que el objetivo es el ascenso directo, sin parada por los Playoffs.
Pero hay que ser realistas, así es imposible. Y si el problema fuera la mala suerte o la falta de puntería, todavía habría algo a lo que agarrarse. Sin embargo, y aunque los árbitros sigan tirando para el rival en cada jugada decisiva -el fuera de juego en el gol de Rubén no se aprecia ni por la tele-, no hay excusa que valga y el futuro es más que desconcertante.
El motivo de todos los males es la falta de fútbol, de estilo, de plan. Un déficit que lleva semanas detectándose pero al que no se le encuentra solución. Ayer el rival volvió a ser un equipo menor, y eso no impidió para que mandase durante gran parte del encuentro, generara más ocasiones, anulase el tan alardeado frente ofensivo amarillo y no mereciese perder a pesar de otra controvertida decisión arbitral.
El juego asociativo fue espontáneo y por inspiración de los más peloteros. No una idea que se practique en los entrenamientos. Aquí se intuye que se trabaja con la consigna de jugar en largo a las primeras de cambio, independientemente de que se tengan en nómina a futbolistas del nivel técnico de Tana, Galarreta o Araujo. Y, a partir de ahí, que pase lo que tenga que pasar. En la primera mitad, un robo de El Chino no terminó en gol de Mir por culpa de la madera. Ese fue el único aviso de Las Palmas en 45 minutos. El resto del tiempo se vio a un desesperado Tana perdiendo todas las batallas aéreas contra los defensores ilicitanos. No se puede escribir más.
Al Elche le bastó con jugar al límite del reglamento, -y en ocasiones de sobrepasarlo-, para desactivar toda tentativa visitante. Afortunadamente, cuando se acercaron a Raúl Fernández, el temido Sory Kaba no tuvo su tarde, y sus compañeros tampoco dan para mucho más.
Viendo el nivel del rival, desesperaba todavía más que la UD se marchase del Martínez Valero con solo un punto. Aunque no mereció más. Después de volver a tirar, como ante el Dépor, el primer tiempo, le entró las prisas en el segundo. Pero solo al final. Con la entrada, tardía, de Fidel y Blum, el equipo se estiró y vivió sus mejores momentos. El problema es que solo quedaba un cuarto de hora para el 90, y el gol, que llegó a balón parado, volvió a ser anulado por un fuera de juego más que dudoso.
No se explican los cambios de Jiménez. Ni que el primero sea siempre Mir, cuando suele ser de los pocos que crean peligro en ataque, ni que tardase una eternidad en dar entrada a los extremos. El partido pedía a gritos profundidad, y cuando el técnico se vino a dar cuenta ya fue demasiado tarde. Dos puntos más que se esfuman, siete partidos y una sola victoria, y otro encuentro fuera de casa sin ganar. Así, las cuentas del ascenso no salen.