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Compañeros en la selección brasileña, Casemiro y Fabinho se medirán este sábado desde bandos opuestos en la final de la Champions. Los pivotes defensivos de Real Madrid y Liverpool afrontan el partido más importante del año convertidos en piezas esenciales para el correcto funcionamiento de los engranajes de Carlo Ancelotti y Jürgen Klopp. Un escenario que nadie podía haber previsto una década atrás cuando compartieron vestuario en el Castilla.
«Me llamó mi agente para decirme que el Real Madrid Castilla necesitaba un lateral derecho y quería saber si yo estaba interesado», contaba hace unos meses el hoy mediocentro del Liverpool en una entrevista concedida a FourFourTwo en la que repasaba su rocambolesca llegada al filial blanco. El futbolista había llegado dos semanas antes a Portugal, traspasado por el Fluminense al Rio Ave. Ese representante no era otro que el poderoso Jorge Mendes, cuya nómina encabezaba Cristiano Ronaldo, por entonces bandera del Real Madrid. Alberto Toril entrenaba a una camada de 'mirlos' blancos en la que sobresalían Nacho Fernández, Juanfran, Cheryshev o Jesé, entre otros. El objetivo era consolidarse en Segunda División y para contribuir a esa meta se cerró la cesión del prometedor carrilero.
Pocos meses después aterrizaba en la capital española otro talento en ciernes forjado en los campos del estado de Sao Paulo. Carlos Henrique Casemiro había debutado ya con la Canarinha y llamado la atención de los grandes de Europa, pero no digirió bien su tempranera fama y su rendimiento cayó en picado, hasta el punto de ser carne de banquillo. Eso facilitó su pase al Real Madrid, que ató el préstamo con el Sao Paulo para que alimentase al Castilla y se guardó una opción de compra por unos seis millones de euros.
Casemiro y Fabinho coincidieron durante seis meses a las órdenes de Toril, disputando once partidos juntos. Esa misma temporada, José Mourinho les dio la alternativa con el primer equipo. Fabinho disputó 14 minutos en un partido de Liga ante el Málaga en el que suplió a Coentrao. Casemiro se había estrenado cuatro jornadas antes completando los 90 minutos contra el Betis. Al término de esa campaña, Fabinho abandonaba la disciplina del Castilla para enrolarse en el Mónaco, mientras el Real Madrid hacía efectiva la opción de compra por Casemiro y lo integraba en la dinámica de la primera plantilla.
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El resto es una historia trufada de imprevisibles giros de guion, como reconoce Casemiro. «A Fabinho lo conozco desde el Castilla. Sabemos que es un gran jugador. Su evolución de mediocentro defensivo te sorprende porque era un gran lateral. Cuando fue al Mónaco cambió de posición. Viene demostrando a lo largo de los años lo gran jugador que es y es muy importante para el equipo de Klopp», desgrana el jugador del Real Madrid sobre su 'gemelo', recuperado para la causa del cuadro inglés tras caer lesionado hace unas semanas y una seria amenaza para un club que, en su caso, no supo ver el diamante que tenía entre manos.
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