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Tamadaba reivindica su valor natural

Tamadaba reivindica su valor natural

Tras un invierno generoso el Parque Natural de Tamadaba luce en su esplendor. CANARIAS7 recorrió un rincón único y de gran valor natural y paisajístico de Gran Canaria que se levanta desde la costa con la salvaje playa de Guayedra, pasando por el impresionante Risco Faneque hasta el panorámico pico La Bandera con el Roque Nublo de testigo.

Alberto Artiles Castellano y Agaete-La Aldea-Artenara

Jueves, 1 de enero 1970

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El Parque Natural de Tamadaba es uno de los territorios menos castigados por la voracidad del ser humano en Gran Canaria y en sus más de 7.500 hectáreas, que se extienden desde la cumbre a la costa en noroeste de la isla, se esconden muchos de los más de 80 endemismos de los que presume la isla. Por ello forma parte de uno de los lugares declarados por la Unesco como Reserva de la Biosfera.

Junto a los de Güi Güi, Inagua, Ojeda, Pajonales o el de Tauro, el Parque Natural de Tamadaba forma parte de la zona más antigua de Gran Canaria. Su valor destaca en el buen estado de las 2.000 hectáreas del pinar, uno de los mejores conservados y más sanos de Canarias. A pesar de contar con una zona de acampada y ser el destino ideal para los amantes del senderismo y la escalada, el Parque Natural de Tamadaba sigue manteniendo un gran valor natural a pesar de no tener tanto reconocimiento como otros lugares del archipiélago con más publicidad.

Ni la siempre frágil convivencia con la actividad deportiva y lúdica, ni el riesgo de incendios por la mano del hombre o la amenaza de la especies invasoras o animales abandonados, han depreciado un lugar de alto interés conservacionista que acoge a especies únicas en las islas y muchas en peligro de extinción. «De los 33 espacios naturales que tiene Gran Canaria el Parque Natural de Tamadaba tiene un valor muy interesante porque es uno de los hábitat a preservar por la Red Natura 2000 al ser una zona de especial conservación, además de protección para las aves. Más de la mitad del pinar está en muy buenas condiciones y nos ofrece un uso recreativo y lúdico con infraestructuras como la zona de acampada y el área recreativa», afirma Manuel Amador, director general de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria.

Concienciación y respeto por los recursos naturales

«Los grancanarios y los canarios en general pecamos de desconocer los valores ambientales en general, y de este en particular. En este enclave, además de un pinar bien conservado, también se han visto ejemplares de pinzón azul de Gran Canaria, de alguna población asentada y también pinzones divagantes de los 300 que hay en la isla y que se alimentan del piñón de los pinos. Es un lugar rico en endemismos, uno de los paraísos naturales no solo de la Unión Europea sino del mundo», afirma Amador, que advierte de su delicadeza a pesar de ser también de ejemplo de convivencia entre la naturaleza y el hombre.

«Es un espacio natural protegido y está sujeto a una normativa. El parque rural del Nublo o el de Doramas son más permisivos con los usos porque el de Tamadaba es un espacio más frágil. Tenemos que ser respetuosos y rigurosos en los usos porque tiene muchos más valores ambientales». Por su condiciones, y ser un espacio casi virgen o poco condicionado por la mano del hombre a pesar de que su pinar fue repoblado en el siglo XX, es necesario proteger uno de los reductos naturales de mayor valor del archipiélago. «La misión de las administraciones públicas es la de concienciar sobre la importancia de cuidar entornos tan valiosos y frágiles como estos. Lo aconsejable es que la única huella que se deje cuando se visite un lugar como Tamadaba es solo la de la pisada», concluye Amador.

La amenaza del humano y las cabras

Uno de los problemas a los que se ha tenido que enfrentar el Cabildo de Gran Canaria en los últimos años para preservar sus espacios naturales es el abandono de cabras o la suelta incontrolada de estas por parte de los pastores. Aunque los esfuerzos se han centrado sobre todo en la reserva natural especial de Güi Güi para evitar que los animales pongan en peligro las repoblaciones de árboles que se ha efectuado en la zona, más de 20.000 para recuperar el antiguo bosque de su macizo, otros lugares también se han visto amenazados por los ejemplares asilvestrados.

«Tamadaba y el barranco que va hacia Agaete tienen algún riesgo, también en la zona de Tirma. Aunque como los árboles son bastante más adultos, el riesgo para las repoblaciones es inferior, pero sí le afecta a la flora endémica del lugar», reconoce el director de Medio Ambiente, Manuel Amador. «No es de las zonas prioritarias de actuación, pero hemos dado 53 autorizaciones para capturar animales vivos en el año de 2017 con un plazo de vigencia hasta el 31 de diciembre de 2018 porque pueden poner en peligro especies endémicas de flores», reconoce el técnico, que también recuerda que se puede retirar pinocha con el permiso de la institución insular.

Cero residuos y retirada de la pinocha

«No dejar residuos en la zona de acampada o en los senderos es una forma de prevenir el fuego. Como también la retirada de pinocha, a pesar de la falsa idea de que no se puede. El Cabildo da la autorización a las personas que quieran, de forma ordenada y sostenible, llevársela de los lugares protegidos», recuerda Amador.

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