La demolición de edificios en Las Rehoyas comenzará a principios de 2024 

El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, informó de que los primeros edificios en caer bajo la piqueta están ahora ubicados en la calle Santa Luisa de Marillac. De acuerdo al cronograma aprobado en marzo del año pasado, en ese momento se derribarán bloques de Santa Luisa de Marillac y de calles como Montejurra, Virgen de Begoña y Santa María de La Cabeza.  

Se prevé la demolición de unas 346 viviendas, para lo que es necesario que avance también la construcción del edificio de 152 viviendas de la calle Doctor Chiscano, en el que ya se han iniciado los primeros movimientos de tierras. En esta primera fase también se obtiene una parte del colegio, se construirán 242 viviendas y se ganarán 1.913 metros cuadrados para servicios comunitarios y 1.636 metros cuadrados para pequeños comercios en los bajos de los edificios. 

El alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo, resaltó la importancia de esta reposición que, por su alcance, llega a 2.558 familias, es la mayor de España. «A final de año, estas familias van a empezar a mudarse tras esperar más de treinta años», dijo, «tenían unas condiciones pésimas, con pisos de 40 metros cuadrados, bloques con mala cimentación y unas condiciones urbanísticas deplorables». 

La mudanza de las primeras familias y la posterior demolición de sus inmuebles empezarán a hacer visible la nueva fisonomía de Las Rehoyas, con un gran parque central que nacerá de la extensión del actual hacia el centro. «El barrio cambiará con una estructura que se ha negociado con los vecinos hasta la saciedad para garantizar unas viviendas en las mejores condiciones y un barrio con las mejores dotaciones posibles», recordó el regidor socialista, «el colegio va a cambiar, va a haber más de 20.000 metros cuadrados en dotaciones y espacios comerciales». 

Javier Doreste también informó de que finalmente de las 2.558 familias que se verán beneficiadas por la renovación urbana, alrededor de 600 o 700 se marcharán de Las Rehoyas, algo que es fundamental para reducir la intensa densidad de población que tiene el barrio. Para ello, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria no solo está construyendo el edificio de Doctor Chiscano (cerca del hospital Negrín), sino que trabaja con otros emplazamientos en Tamaraceite y en Concejal García Feo, por Escaleritas.

Otros lugares que se habían utilizado como alternativas han sido desechados porque se han puesto a disposición del Gobierno de Canarias para que construya viviendas sociales. 

En esta línea de colaboración se enmarca la licitación para la construcción de 27 viviendas protegidas de promoción pública en el barrio de Arenales con una inversión de 3,47 millones y otra de 74 en Tamaraceite gracias a una transferencia de 11 millones de euros por parte del Instituto Canario de la Vivienda (ICAVI). Su directora, Maribel Santana, explicó que en los últimos cuatro años no se había podido construir ninguna vivienda pública porque «cuando llegamos al gobierno, no había nada».

El plan de viviendas canario se aprobó en diciembre de 2020 y prevé la construcción de 5.971 nuevas viviendas protegidas para el alquiler o incentivar la salida al mercado de 600 viviendas vacías para su alquiler. En este sentido, Santana aseguró que es más ágil si se encarga la construcción a los ayuntamientos, como ocurre en el caso de Arenales. La otra gran aportación del Gobierno de Canarias en materia de vivienda para el municipio capitalino es la de su participación en los planes de reposición de Las Rehoyas o Tamaraceite, así como en la regeneración de La Paterna. 

Augusto Hidalgo se mostró convencido de que el plan de reposición «va a marcar una época», no solo porque cambiará la estructura del barrio, sino también porque va a ofrecer edificios de la máxima calidad para unas familias que han estado décadas viviendo en condiciones que no eran las más dignas». 

Esta misma actitud es la que mantiene el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana. «Esta zona, que viene de un modo de construcción de los años 40 o 50, pasa al siglo XXI con confort y dotaciones, con un nivel que los primeros vecinos que ocuparon estas viviendas jamás hubieran imaginado», señaló.