La fiscal ha afirmado este miércoles ante la sección segunda de la Audiencia de Las Palmas que, tras los testimonios de los testigos y la prueba aportada, quedan «completamente acreditados» los hechos que imputa a Ahmed H., a quien acusa de liderar la revuelta junto con tres menores que fueron detenidos esa noche también y que serán juzgados en otra causa.
La versión ofrecida por el acusado de que intercedió para evitar la pelea que desencadenó el motín y de que se puso enfermo aquella noche no convence a la acusación pública, ya que un testigo ha señalado que el médico que lo vio dijo que no le pasaba nada y que se hizo el enfermo para evitar su detención.
La Fiscalía lo culpa de una «alteración grave del orden» y de la algarada desencadenada, en la que se causaron destrozos a objetos y mobiliario del centro que atemorizaron a los educadores y a los menores que no participaron.
Según ha señalado la fiscal en sus conclusiones definitivas, los trabajadores se tuvieron que resguardar y para salir de los cuartos precisaron cubrirse para evitar que les cayeran objetos encima, que también fueron lanzados a los guardias civiles que entraron en el complejo para restablecer el orden, como así lo han señalado los propios agentes.
Los guardias civiles además se encontraron barricadas en la calle y en la entrada e interior del centro para evitar su acceso, así como agua con jabón en el suelo, una vez dentro, y desde las plantas superiores los residentes les siguieron arrojando todo tipo de objetos, hasta microondas y piezas de los baños.
Algunos agentes con 30 años de servicio han asegurado que en su vida habían visto «nada igual» y que aquello era «como la guerra», estaba todo destrozado.
Han explicado que esa noche era la segunda vez que acudían al centro de menores de Puerto Bello, donde se les requería a menudo, al igual que en otros de la zona de Mogán, porque los altercados eran continuos, y de hecho ya iban preparados con equipamiento para su defensa personal.
La fiscal ha hecho hincapié en la versión ofrecida por un educador que ha declarado en esta jornada, quien ha señalado al acusado como uno de los líderes de la revuelta, porque vio cómo portaba una barra en la mano con la que hacía gestos amenazantes a los menores y golpeaba todo lo que tenía por delante y también presenció cómo lanzaba una mesa de salón por una ventana.
Así mismo, ha señalado que otra educadora lo vio en la habitación de la tercera planta donde se originó la pelea que dio lugar al tumulto posterior y por el que los trabajadores se tuvieron que proteger porque no podían controlar la situación, en la que calculan que intervinieron entre 20 y 30 menores.
El abogado de la defensa, sin embargo, mantiene que Ahmed H., trató de detener la disputa y que fueron los otros tres menores los que instigaron la revuelta tras su fallido intento de frenar el conflicto, que acabó en una «batalla campal».
Por ese motivo, ha pedido la absolución de su cliente, quien al hacer uso de su derecho a la última palabra ha pedido «Justicia» y ha dicho que lleva un año y cinco meses en prisión y que aún no sabe el motivo.
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