Los médicos denuncian la implantación desigual del nuevo modelo de primaria

En cuanto a la limitación de 34 pacientes diarios en las consultas de Medicina Familiar y de 28 en las de Pediatría, Pérez asegura que en algunos centros se están cumpliendo estas ratios, como en el de Guanarteme, Puerto, Titerroy, Maspalomas, Puerto del Carmen y Cueva Torres. «Es más fácil de conseguir si tienen servicios de urgencias y de incidencias», indica la vocal de atención primaria en el Colegio de Médicos de Las Palmas. En todo caso, no todos los días se logra limitar las agendas a ese número de pacientes.

También se han reforzado los servicios de urgencias y de incidencias en los centros de salud de La Cuesta, Barrio Salud, Icod, Casco-Botánico, Orotava Dehesa, Granadilla y La Vera.

«En estos centros hay un médico de refuerzo nuevo pero muchas veces se están usando para suplir ausencias, por lo que se vuelven a quedar sin médico de incidencias y hay que forzar las agendas para atender a los pacientes fuera de hora», explica Pérez. «Si hay que cubrir ausencias, se tendría que ofrecer doblajes a otros médicos y no tocar a los de incidencias», apunta.

En el otro extremo están los consultorios y centros de salud pequeños donde apenas ha cambiado nada. Es el caso de los consultorios de Garachico o Las Chafiras. «No se han puesto más médicos ni medidas organizativas para gestionar a los pacientes sin cita. En el consultorio de Garachico el médico está viendo a 40 pacientes al día», refiere la médico.

Las ratios se superan ampliamente en las consultas de pediatría de los centros de Guía o de Teror, donde se llegan a ver a 36 pacientes infantiles en un día.

Otro centro de trabajo donde el nuevo modelo organizativo ha pasado de largo es el consultorio de Santidad, en Arucas, donde los médicos han llegado a atender a 55 pacientes en una jornada. También en las consultas del centro de salud de Moya se superan fácilmente los 34 pacientes al día.

«La implantación va a diferentes velocidades», asegura la portavoz grancanaria de Amapcan.

Tampoco se están haciendo doblajes para reducir las listas de espera porque los médicos que quieran hacer horas extra para recortar la espera para sus propias consultas también tendrán que cubrir las ausencias de otros compañeros. «Hay mucha gente que, por mucho que le paguen, no está dispuesta a hacer doblajes salvo que sea con su propio cupo para mejorar la atención de sus pacientes», recalca Pérez.

Tampoco se están haciendo doblajes para reforzar los servicios de urgencias y de incidencias, que están experimentando un pico en la demanda. «En los centros de salud de Maspalomas o en El Doctoral las urgencias parecen de un hospital», sostiene.

Una de las medidas más reclamadas por los médicos, la implantación del administrativo de referencia que tendría su propia agenda para asuntos administrativos, aún no se ha puesto en marcha, según Pérez, que reconoce que, si bien el personal administrativo ha aumentado, aún no se le está sacando partido.

«Desde hace dos años reclamamos campañas informativas para que los pacientes sepan a dónde tienen que ir en cada momento para ordenar los circuitos», dice.

Otro aspecto que aún no se ha implantado es la enfermera gestora de demanda compartida. Se trata de profesionales formados de forma específica para resolver, sin la intervención inicial del médico, procesos agudos de baja complejidad con un protocolo que prevé doce motivos de consulta.

Ante este panorama, Amapcan trasladará un informe a los responsables de las gerencias de atención primaria sobre las deficiencias en la implantación del nuevo modelo organizativo y, si no ven una voluntad de aplicarlo, valorarán adoptar otras medidas.

Además, pedirán que se den instrucciones por escrito a los centros de salud. «El cambio de modelo se anunció en un comunicado de prensa. No hay un acuerdo firmado ni ninguna instrucción de obligado cumplimiento. Hay que dejar constancia del cambio por escrito. Si hay un cambio político, todo puede quedar en el aire», afirma Pérez.

«Hay directrices, pero cada centro las aplica como le da la gana. Tampoco se puede arreglar una crisis sin inyectar dinero y recursos», sentencia la doctora.