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Lo acuchilló solo para defenderse de los martillazos

La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a Antonio Quevedo a cuatro años de prisión como autor de un delito de lesiones agravadas al considerar probado que atacó con un martillo de forma alevosa a un vecino suyo en unos hechos ocurridos en La Paterna. El tribunal entendió, además, que la víctima –que también había sido acusada inicialmente de lesiones agravadas–, solo utilizó una navaja que llevaba encima en defensa propia a pesar de que originó importantes daños físicos al ya condenado.

Miércoles, 26 de septiembre 2018, 12:53

El fallo considera que el testimonio de la víctima se ratifica sustancialmente en la versión ofrecida desde el primer momento en el atestado policial y luego ante el juez instructor. El mismo manifestó en el plenario que se dirigía con su mujer a buscar el coche que tenía estacionado en La Paterna cuando, sorpresivamente, fue agredido por su vecino Antonio Quevedo, quien le propinó un fuerte golpe con un martillo que llevaba envuelto en una bolsa de plástico. El primer impacto fue en la mandíbula, por lo que su reacción fue la de salir corriendo a la acera de enfrente, pero fue alcanzado nuevamente por su agresor que le propinó varios golpes más en la cabeza. El varón absuelto reconoció que sacó una navaja que portaba encima y que utilizaba para trabajar y, con ella, le dio varios golpes a su atacante, un testimonio que el tribunal entendió que era «totalmente verosímil, convincente y creíble».

La prueba de cargo mostrada en la vista oral «es tal, que desvirtúa sensatamente la presunción de inocencia del acusado Antonio Quevedo», estima el ponente Miguel Ángel Parramón.

Además, ha absuelto a la víctima de la petición de pena porque le «parece esencialmente proporcionada» la respuesta del acusado a los martillazos, «pese al potencial lesivo del medio empleado para defenderse –una navaja– y a las importantes lesiones finalmente provocadas al perjudicado con su empleo –le produjo la pérdida de visión en un ojo–. Lo argumenta detallando que el agresor utilizó un instrumento potencialmente peligroso como es un martillo, golpeó al otro varón en la cabeza, la primera respuesta del agredido no fue la de responder al ataque y entrar en un acometimiento mutuo, sino alejarse y, por último, el acometimiento previo por parte del condenado fue persistente puesto que lo golpeó reiteradamente y continuó la agresión pese al intento de huida de la víctima, con lo que su respuesta defensiva fue imprescindible «para salvaguardar su propia integridad física y corporal».

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