Borrar
Directo Vegueta se tiñe de blanco con la procesión de Las Mantillas
Profesoras que no llegan a mileuristas

Profesoras que no llegan a mileuristas

La crisis también llevó la precariedad laboral a la universidad. Formar parte del profesorado de la ULPGC no garantiza que se supere el umbral del mileurismo, y en esas condiciones están cientos docentes que forman parte del personal laboral, esto es, no funcionario. Dos de ellas, profesoras asociadas, y una contratada doctora cuentan su situación.

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La contención del gasto y los recortes impuestos por el Gobierno puso en una situación delicada a las universidades españolas. Y al verse imposibilitadas para renovar al profesorado que se jubilaba atajaron el problema con el aumento del número de profesores asociados. La ULPGC no fue una excepción. De hecho, en la actualidad hay más docentes laborales que funcionarios. El problema es el abuso de la figura del profesor asociado, esto es, un profesorado que solo imparte entre tres y seis horas semanales, y que mantiene en la precariedad a cientos de docentes que llegaron a la universidad con la esperanza de quedarse.

Es el caso de Magnolia Conde y María José Sánchez. Ambas imparten seis horas de clase semanales más otras seis de tutorías. Como profesoras asociadas, no tienen obligación de investigar, sin embargo lo hacen porque es la única forma de lograr méritos para cuando salgan otras plazas. «El problema que tenemos en nuestra universidad es que dentro de los contratos a tiempo parcial, aunque sean iguales, hay mucha diversidad», explica la doctora Sara González, representante del personal laboral por CC OO en el Comité de empresa de la ULPGC. «El profesor asociado es una figura para atraer a profesionales. Ese contrato es el vínculo para que su experiencia venga a la docencia». Sin embargo, continúa, «también ha sido la única forma que han tenido hasta ahora de poder entrar en la universidad quienes tenían vocación de quedarse a tiempo completo».

El contrato de profesor asociado es a tiempo parcial y se renueva año a año. «Tenemos asociados que llevan 15 años. En algunos casos está bien, porque son magistrados, abogados, arquitectos, médicos,... que tienen esto como un complemento». Pero, con ese mismo tipo de vínculo, añade González, «tenemos a esos otros que llevan años esperando que la ULPGC saque una plaza a tiempo completo pero aquí hace años que no se sacan plazas a tiempo completo. Durante el tiempo de la crisis se optó por la promoción y no por renovación», afirma.

Los falsos asociados

«La ULPGC no distingue entre el profesional que ejerce en la calle y complementa y los que querían quedarse», insiste González. Son los llamados «falsos asociados», aunque a ellas no les guste el nombre.

Ahora, además, la ULPGC quiere eliminar personal a tiempo parcial y que otros profesores asuman su carga docente. «Pero lo hacen sin discriminar. No saben qué tipo de asociados tienen. Les damos igual» dice Sánchez, que lleva casi cinco años de asociada. Entró tras una jubilación en su departamento y con la esperanza de quedarse. Ya van dos jubilaciones y no sale ninguna plaza nueva. «Me parece una forma de despreciar a la gente que han necesitado por la situación económica que estábamos viviendo. Que llevamos aquí años solventando una necesidad. Dedico todo y de repente me dices que te da igual mi esfuerzo», lamenta.

Desde luego el sueldo no es lo atractivo de este trabajo. «A nivel económico no compensa, tienes que tener otra actividad», explica Conde que lleva 9 años en esta situación.

La diferencia de salarios «es brutal», coinciden. Como asociadas cobran 600 euros netos. El bruto de un asociado al año son unos 9.000 euros, «pasar a contratado doctor significa cobrar más de 30.000 euros anuales», señala González.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios