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La Junta de Gobierno de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria celebrada ayer se centró especialmente en dos puntos, por un lado la aprobación del nuevo baremo que servirá para valorar a los 30 ayudantes doctores que deben incorporarse inmediatamente a la institución y, por otro, la modificación del procedimiento Docentia con el que cada año se evalúa al profesorado. Ambos puntos generaron cierta polémica, especialmente el primero, en tanto que esta contratación choca con la decisión de disminuir el número de profesores asociados.
Desde comienzos de la sesión, el rector, Rafael Robaina, al presentar su informe, dejó claro que la ULPGC reconocía que la institución tienen un elevado número de docentes «a tiempo parcial» y que pretendía que se corrigiera con «profesorado permanente y a tiempo completo». Se ha llegado a este punto, reconoció, por los mismos motivos que en otras universidades españolas: la crisis y la obligada contención de gasto. Robaina explicó de nuevo que la figura del asociado es fundamental «y nunca va a desaparecer» porque la universidad necesita de esos profesionales vinculados a la institución a través de la docencia, pero «sí es verdad que tenemos un problema con la figura del falso asociado y nosotros deberíamos, responsablemente, intentar que esta docencia acabe como docencia completa en un puesto de dedicación completa».
El problema, según una carta que los asociados hicieron llegar al Consejo del Gobierno, es que creen que no tienen esa oportunidad. De hecho, se ha aprobado la contratación de 30 nuevos doctores y ayer se redefinió el baremo por el que se van a medir sus méritos. Sin embargo, los asociados, que se han reunido en una plataforma, temen que no se contará con ellos. «Hay asociados que llevamos más de 20 años impartiendo docencia hasta asociados recién llegados. Asociados que no tenemos doctorado a asociados que estamos acreditados a las figuras de la Aneca (ayudante doctor, contratado doctor y titular). Asociados que queremos seguir siendo asociados y asociados que queremos pasar a una figura más estable. Asociados que han estado vinculados a la misma asignatura a asociados que han cambiado hasta de área de conocimiento», decía la nota. Todos quieren «seguir haciendo lo que hacemos y de seguir haciéndolo igual de bien o mejor para conseguir una universidad de excelencia», pero «parece ser que nuestro tiempo se acaba». Y preguntaban por qué «se ha decidido reducir, de manera drástica y sin criterio, el número de profesores asociados de esta, nuestra universidad».
Así, Pino Palacios -del Claustro Universitario recordó que la Universidad de Salamanca también había recurrido a la vía «fácil y barata» de este tipo de contrataciones, pero para darles ahora estabilidad, les ofrecía una convocatoria para ocupar plazas superiores. Robaina dijo que ese era el modelo de la ULPGC, aunque en concurso abierto.
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