Kim Wexler: ¿qué hace una chica como tú con un tipo como este?
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Silenciosa, discreta, trabajadora, atractiva, dueña de sí misma y con un extraordinario nivel de autoexigencia. Así es la protagonista de 'Better call Saul'
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¿Qué hace una chica como tú con un tipo como este? Es lo primero que nos preguntamos al ver a Kim Wexler junto a Jimmy McGill. Ella es silenciosa, discreta, trabajadora, atractiva, dueña de sí misma y con un extraordinario nivel de autoexigencia; él es un marrullero capaz de lo mejor y de lo peor, un charlatán que sobrevive adaptándose a las circunstancias. Y ahí están. Juntos. La extraña pareja.
Tiene que haber algo que une a esos dos personajes y que no vemos a simple vista, como tantas otras cosas en 'Better Call Saul'. Y eso que los une, ese hilo invisible, es la capacidad de Jimmy de mostrarle a Kim quién es ella en realidad. Lo hace lentamente, en las pausas del trabajo en las que comparten un cigarrillo, y lo que empieza como un juego entre calada y calada acaba en un paseo por el lado más turbio de la vida. Y Kim descubre que ese lado le gusta mucho más de lo que piensa, que no es ni tan recta ni tan monolítica, que quiere dejar de responder a las expectativas propias y ajenas, que no soporta más seguir llevando un traje de buena chica que le queda pequeño, y le aprieta, y le oprime, y Kim se va despojando de ese traje hasta que se ve desnuda frente al espejo y deja sus principios éticos tirados por el suelo. En ningún caso lo hace porque se sienta coaccionada por Jimmy, sino por decisión propia. Pero, mientras llega ese momento, la lucha interna para dejar de ser la aplicada señorita Wexler y convertirse en una nueva Kim no es fácil; por ello, y para expiar sus culpas, sigue llevando casos de oficio hasta que, al fin, asume quién es.
Pero, a pesar de lo atractivo de la oscuridad, hay líneas rojas que no se pueden traspasar. Y Kim, tras lo sucedido con Howard Hamlin y Lalo Salamanca, siente que las has traspasado. Por eso se marcha y lo abandona todo: su trabajo, su vida. También a Jimmy, que definitivamente muta a Saul tras la marcha de Kim. «Mucha gente sufre por culpa nuestra. Separados estamos bien, pero juntos somos veneno», le dice.
Cuando reaparece en escena, Kim es otra Kim. Se ha teñido el pelo, y vive una vida anodina con un hombre anodino. De nuevo, está expiando sus culpas, y ahora lo hace llevando la existencia más triste, gris y aburrida posible; un purgatorio elegido. Pero tampoco eso es suficiente para liberarse de sus pecados, por lo que decide confesar. Y ahí, otra vez, entre Kim y Jimmy está ese hilo invisible (¿será amor? sí, definitivamente lo es) que hace que Jimmy acabe inculpándose para librarla de toda responsabilidad.
Kim ha hecho, porque así lo ha querido, un viaje que la ha llevado por todos los recodos de la vida, por todos sus claroscuros. Con la luz filtrándose entre los barrotes de la cárcel, ella y Jimmy comparten un cigarrillo juntos. No sabemos si será el último.
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