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Una coyuntura para mirar con altura

Una coyuntura para mirar con altura

Viernes, 17 de julio 2020, 01:05

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La política canaria, la de verdad, se está haciendo en Madrid. La debilidad del Estado es la mejor coyuntura para conseguir situar a Canarias dos o tres peldaños por encima de la actual situación. Es vital para el futuro inmediato una reforma electoral amenazada por la bisoñez de Coalición Canaria, pero también un Estatuto de Autonomía que eleve el nivel de la comunidad con más competencias, un REF económico sólido, que garantice que los canarios gozamos de las mismas ventajas y derechos que cualquier peninsular, un nuevo sistema de financiación. Eso es política con mayúsculas, la que requiere altura de miras, oportunidad y consensos, y no la que, día a día, nos impone Coalición Canaria en su permanente ejercicio de hipocresía institucional y política. Que el debate canario gire en torno a los desafortunados tuits de José Miguel Barragán, y a sus ocurrencias al viejo estilo de la política de mugre, es desalentador. Que la vida parlamentaria gire en torno a Santiago Negrín, un periodista atormentado y con vocación de mártir del régimen de ATI, marioneta de un Gobierno que inspira su política en la propaganda y usa la televisión pública rozando el caribeñismo venezolano. A Clavijo solo le falta en RTVC un programa estilo “Aló presidente”. Todo se andará, aunque no sé si a la imagen presidencial le van más las manipulaciones a la catalana, es decir, periodistas y medios adscritos al régimen que lo sacan sin que nadie le perturbe del devenir de la mediocridad. «Esto es Canarias y así se lo contamos», tenía como lema un conocido periodista cuando finalizaba sus informativos, una afirmación que se ha convertido en imposible, porque la Canarias que CC nos presenta desde sus plataformas es de laboratorio, inventada cada día como quien pone en circulación propaganda de plátanos, hamburguesas o coches de última generación.

En fin, que mientras aquí jugamos a las casitas y a la práctica del marketing con Fernando Clavijo haciendo de papá al que le gustan los videojuegos, en Madrid algunos canarios se están batiendo el cobre para dar un importante empujón a Canarias. Es el caso de Pedro Quevedo, un hombre que paseaba hasta hace poco por los restaurantes de Huertas, atado por la mayoría aplastante del PP. Hoy, la nueva política, la de las minorías, lo ha colocado en el centro del universo. Apoyado por un escaso equipo, y desde Canarias por el propio Román Rodríguez, ha logrado hacer entender a Montoro y a Soraya qué es Canarias, qué necesitamos y cuáles son las condiciones para ayudar a la gobernabilidad. Tragando sapos y culebras, haciendo de tripas corazón con Coalición Canaria, ha asumido que lo que se plantea al Estado es una reivindicación común y que ya no se trata de un éxito más para disputar en Canarias, sino de un paquete de medidas para dar un salto sustancial en la gestión y el futuro de las Islas. Empuja en la misma dirección Sebastián Franquis, convencido de que ésta es una oportunidad histórica, mientras comprueba, con desaliento, que si bien Coalición empuja en la misma dirección, tiene otros intereses que trata de amarrar en solitario con el PP, poniendo en peligro la estrategia conjunta. El “no” de Rajoy a algunas de estas pretensiones explica los rabiosos mensajes de José Miguel Barragán a Asier Antona, al que casi le pide que se quede en La Palma, le espeta que es otro medianero y que no moleste en Madrid, que, en definitiva, es pedirle que no cuente la verdad sobre lo que quiere Coalición, dispuesta a sacrificar el Estatuto de Autonomía, parte de la financiación, una buena mordida en los presupuestos para que el PP se distancie de la oposición en torno a la reforma electoral.

Asier Antona se lo ha tomado en serio. Le está costando convencer a los suyos en Madrid, pero, en medio de la confusión política, el PP cree que puede colocar algunas piedras angulares en el futuro de Canarias, a la espera de poder gobernar y gestionar lo que ahora puedan conseguir. El aparato del régimen en Canarias ha colocado todos sus cañones contra Asier Antona, síntoma de que les está molestando mucho lo que el presidente del PP de Canarias cuenta en Madrid, y que, posiblemente, no es otra cosa que la verdad, esa que tanto incomoda a CC, que ya no es, ni de lejos, lo que era, «la voz de Canarias». Afortunadamente para los canarios hay más voces, algunas más cualificadas que la de Ana Oramas o la de Clavijo, que también viaja, de vez en cuando, a Madrid en secreto para luego filtrarlo en sus medios de comunicación y hacer un estupendo feo a su anfitrión.

Lo cierto es que para Rajoy, CC ha dejado de ser un problema. Hoy puede obviar muchas de las exigencias de los nacionalistas. Que CC esté en minoría en Canarias es una ventaja para la política del Estado, y para que se conforme con lo que le echen. El problema lo tiene el PP con Nueva Canarias, que lidera el movimiento en Madrid para consolidar el REF económico, el que realmente afecta a la gente de a pié, el otro es el de los empresarios, cuya evaluación está por hacer, porque el objetivo de crear empleo sigue muy lejos de conseguirse a base de perdonar impuestos.

Toda la oposición está en esto, incluida la gente de Podemos, Ciudadanos, PSOE y una parte importante del PP canario, que trata de que el Gobierno sea razonable con Canarias y que la coyuntura permita colocar las piezas adecuadas en ese salto cualitativo. Evidentemente, todo se puede venir al traste con la convocatoria de elecciones que ya están pidiendo algunos sectores de Ciudadanos y del PSOE si Rajoy no logra un acuerdo presupuestario para los dos próximos años. La cuestión catalana seguirá marcando la agenda, y mientras no se estabilice la situación, si es que se logra un gobierno, Rajoy no moverá ficha, tiempo para que las reclamaciones canarias cuajen.

Aquí, como en otros momentos, ver con claridad el futuro y tener altura de miras es primordial. Algunos, por el paso del tiempo y el ejercicio déspota del poder, han perdido la perspectiva y solo trabajan para no perder el puesto que tienen.

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