CC se echa a las trincheras
El tiempo y los acontecimientos políticos corren en contra de Coalición Canaria y del presidente del Gobierno, Fernando Clavijo, para lograr salir de la debilidad y dar estabilidad al Ejecutivo atenazado como está por la pinza PSC-PSOE y NC en Madrid. La aventura en la que se embarcó el presidente del Gobierno al echar a los socialista sin tener un recambio en los apoyos, es inexplicable. Ahora está a merced de la política nacional, de lo que a Rajoy le interese en cada momento, de los socialistas, de Nueva Canarias y del tiempo, el necesario para que el escenario se ponga a su favor o, todo lo contrario, le complique aún más la situación y se vea obligado al calvario de acabar la legislatura en solitario, con una amplia oposición parlamentaria que lo dirigirá en todo momento.
Los socialistas canarios lograron colocar en la agenda del PSOE en Madrid el veto al PP de Canarias para apoyar a Clavijo. Es una situación que sigue viva, en principio, hasta que se aclare la situación de los socialistas en las primarias en el mes de mayo y su congreso en junio. Aún así, este veto ha estado sometido a vaivenes, en función de la mayor o menor cercanía del PSOE al PP. Los socialistas canarios han tenido que reinventar, en cada momento, su influencia en la Gestora para frenar al PP en Canarias. Pero para rematar la situación de desesperación de Clavijo, la negativa del PSOE a apoyar los presupuestos introduce un nuevo factor político de presión a CC, la milagrosa situación de Pedro Quevedo, cuyo voto es imprescindible para Rajoy. Román Rodríguez está dispuesto a utilizar esta palanca para influir en la política canaria y sacar, si puede, la tan deseada reforma del sistema electoral canario y, además, impedir que el PP entre en el gobierno de Clavijo a darle estabilidad.
Asier Antona está sometido a esta perversa dinámica. La impresión generalizada es que tiene prisas por entrar en el Gobierno, aunque, en el fondo, el líder del PP sabe que puede llegar tarde y que después del verano es poco tiempo para presentar una gestión aceptable, convencer a los electores de las bondades de estar en el Gobierno y soportar la parte del desgaste que acumula Fernando Clavijo y el peligro que constituye la habilidad del presidente para crear nuevos problemas. Antona y Clavijo tendrán el escenario adecuado después de que Mariano Rajoy apruebe los Presupuestos Generales del Estado y de que el PSOE despeje su futuro. En todo caso nada de esto ocurrirá hasta el mes de junio, y tampoco existen garantías de que la situación cambie. Si gana Susana Díaz el entendimiento con Rajoy será más amplio y profundo, sobre todo para evitar el adelanto electoral sin afianzar su liderazgo y la estabilidad del partido. Si gana Pedro Sánchez el PP liberará a los suyos para un ataque frontal en todos los frentes, incluido el canario. El factor Nueva Canaria tampoco hay que desdeñarlo y también es un obstáculo para los planes de CC y PP. Se adivina que esta mayoría, recién constituida para aprobar los presupuestos, puede seguir funcionado y se convierta en "estable", lo que supone una inyección de poder para Román Rodríguez, entre otras cosas, para vetar la entrada del PP en el Gobierno de Clavijo.
Al margen de la política real y la ficción, Antona y su entorno no tienen claro que entrar en el Gobierno sea una ventaja a pesar de las presiones que está sufriendo el partido de alguno de sus lobbies para que lo haga. La rentabilidad que le ha proporcionado desplazar a CC y convertirse en el centro de la política canaria, dirigir al Gobierno o censurarlo cuando más le convenga, ha seducido a los populares. Recuerdan, no sin razón, que el apoyo a CC los ha castigado en otra ocasiones. La actual es una situación de privilegio que, acompañada de una reforma electoral adecuada, podría dar al partido una mayoría dominante, la que nunca ha tenido en Canarias a pesar de su protagonismo en votos, que se desvirtúa en el Parlamento al aplicar la triple paridad. El PP debe tener en cuenta que todo depende de lo que le dejen hacer desde Madrid, de la coyuntura, del tiempo, pero también de las decisiones que adopte en Canarias.
El más desesperado por salir de la debilidad es Clavijo. Para él también las circunstancias y el tiempo atenazan. Su error descomunal ha dado al traste con la legislatura y con el proyecto nacionalista, hasta el punto de arrinconar las aspiraciones de modernidad y renovación del partido que este fin de semana debate su posición política en el nuevo marco social a sabiendas de que todo eso son palabras que se las lleva el viento, que los únicos objetivos son mantenerse en las instituciones, dar estabilidad al Gobierno con la entrada del PP y evitar una reforma que atente contra la base de su solidez electoral, contra su estatus.
El congreso de este fin de semana ha pasado sin pena ni gloria atado a la realidad política de la debilidad en el Gobierno, bastión y argamasa del poder. Es, desde esta crisis de poder, desde la que hay que entender el repliegue, la candidatura de un desprestigiado y desgastado Barragán o el enjuague de dar a todos los líderes insulares poder en sus órganos de representación para evitar un debate de mayor desgaste. CC ya había emprendido un camino de retorno al insularismo que esta crisis política que representa la debilidad acentúa y lo coloca en las trincheras, en posición de guerra para defender lo que les queda.