Borrar

No nos engañen con la reforma electoral

Jueves, 1 de enero 1970

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El cambio de criterio del PP de Canarias respecto a la reforma electoral es incomprensible y tiene mucho que ver con la desesperación por tocar poder, con la convicción de que en Canarias se ganan elecciones a base de clientelismo, y que los partidos se fortalecen cuando sus militantes tienen trabajo en las instituciones y se amplía la influencia. Rancias convicciones para un partido que aspira a ganar elecciones, que pone la luz larga y tiene vocación de ser el cabeza de león, y no cola de ratón, a rastras y a las órdenes de Coalición Canaria. Modificar el sistema electoral canario es vital para el futuro del PP, un partido que gana elecciones y no ha logrado nunca, -y no por falta de votos- la Presidencia del Gobierno, circunstancia que comparte con el PSOE-PSC, en 35 años al socaire de los nacionalistas, auténticos beneficiarios del injusto y antidemocrático sistema electoral. Acordar con CC y los gomeros de Casimiro Curbelo una propuesta de resolución para impedir que el Congreso de los Diputados modifique el sistema electoral canario, revela esa desesperación por el poder y la renuncia a una reforma en profundidad, con suficiente alcance para que no sea un maquillaje que deje las cosas como están, que es lo que pretende CC. Ningún partido político que haya gobernado con CC ha podido mantener sus criterios sobre la reforma electoral. Es la primera condición de la rendición ante CC. Los antecedentes más inmediatos los tenemos en el Partido Socialista Canario. José Miguel Pérez pactó con Paulino Rivero la reforma, la que hoy está en Madrid, con los criterios de CC. Patricia Hernández hizo lo propio y no veo que el PP de Asier Antona pueda obtener la cuadratura del círculo, el privilegio de entrar en el Gobierno y votar con toda la oposición un sistema electoral que afecte gravemente a CC y que no maquille la situación. Asier Antona se equivocó, en el fondo y en los argumentos. Se deja seducir por el Fernando Clavijo que, un día sí y otro también, le recuerda que puede entrar en el Gobierno a saco y coger lo que quiera con tal de que le otorgue protección, estabilidad y le ayude a recuperar el poder y la confianza que perdió al echar a los socialistas y quedarse el aire. Se equivoca Antona si cree que con el actual sistema electoral, u otro maquillado, puede ganar elecciones en el futuro y se equivoca al asumir el ideario nacionalista y tratar de colocarnos el argumento de que es en Canarias donde se debe debatir y aprobar el sistema electoral y no en Madrid. Antona debe repasar algo de derecho constitucional y el argumentario de su partido con el tema del independentismo catalán. El PP no puede defender que la soberanía es del pueblo español y reside en el Congreso de los Diputados para poner en su sitio a los independentistas catalanes y lo contrario en Canarias para evitar que se modifique el sistema electoral. El Estatuto de Autonomía fue remitido al Congreso y se debate en su seno porque la soberanía es de los españoles, y son todos los españoles los que nos dotan a los canarios de un Estatuto. Mandar el Estatuto a Madrid no es un puro trámite, como no lo fue aprobar el catalán o el vasco. La verdad es que fue penoso escuchar del propio Antona, de María Australia Navarro en el Parlamento y de otros dirigentes del PP en los medios de comunicación, usar argumentos nacionalistas, despreciar la soberanía y el papel del Congreso de los Diputados y apostar por el consenso en Canarias, un acuerdo que no se sitúa, precisamente, en el ámbito de CC, sino en el resto de los partidos que sí aceptan que el cambio del sistema electoral se produzca en Madrid. Pero al margen de teoría constitucional, que también es importante, sobre todo porque este aspecto forma parte del cuerpo ideológico del PP, lo que está detrás del argumento de Coalición Canaria es una trampa táctica. No quieren que se trate el asunto en Madrid porque allí no controlan las alcantarillas para las maniobras políticas, mientras que el Parlamento canario es mantequilla para sus puñaladas a la democracia. No hay otra clave desde la que entender que Antona se venda a CC de esta manera, si no es esa visión alicorta y la desesperación indisimulada de tomar la parte del poder que cree que le corresponde, echando por tierra la posibilidad de cambiar las reglas del juego con una amplia mayoría que la respalde y convertir en diputados sus 170.129 votos obtenidos en las últimas elecciones y que lo convierte en segunda fuerza política, a muy poca distancia del PSC, pero que lo relega a tercera fuerza en representación en el Parlamento. El PP se esmeró ayer en repetir que apuestan por la reforma del sistema electoral. Es parte de su compromiso con los electores. Estampó su firma en el documento de reforma de Demócratas para el Cambio junto a 14 formaciones políticas más, entre las que no está Coalición Canaria. La propia María Australia Navarro, junto a otros dirigentes del PP de Canarias, encabezó la manifestación a favor de la reforma electoral celebrada en Las Palmas de Gran Canaria el 20 de junio de 2015. Ahora bien, ¿Qué reforma? ¿La que quiere CC o una más profunda que ponga por delante la representación de los ciudadanos a los territorios? Esta puede ser la clave del engaño, los matices con los que jugará el PP y CC para consumar sus acuerdos de gobierno. La propuesta de Demócratas para el Cambio va mucho más allá, tal y como ha deseado el PP, ha expresado y ha firmado, y la oportunidad es histórica si no termina de venderse por un plato de lentejas y no tiran por la borda el patrimonio político que el mismo Clavijo le regaló a Antona al debilitarse por iniciativa propia y poner en peligro su poder. El acuerdo entre PP, CC y AGS para rescatar el Estatuto del Congreso de los Diputados en caso de que avance una reforma electoral profunda, sustancial, está parado porque los intereses de Mariano Rajoy son mucho más importantes que los de Antona. Román Rodríguez y Pedro Quevedo se han colado en la política nacional y NC es decisiva para aprobar los Presupuestos. A Antona no le quedó el jueves otro remedio que dar marcha atrás, pero tengo la sensación de que es una retirada obligada y táctica y que el compromiso con CC y su deseo de entrar en el gobierno es tan fuerte, que volverá a intentarlo desde que la coyuntura política cambie. Para CC los objetivos políticos son muy pocos y muy concretos, volver a amarrar el poder y consolidarlo, mantener el estatus electoral que le otorga la triple paridad y fortalecer el sistema clientelar en las islas menores, clave del éxito que les permite perder las elecciones y gobernar. Son los términos que debe firmar el PP si quiere que Ana Oramas vote a favor de Rajoy en Madrid y en Canarias repartir el poder.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios