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Nacionalismo y futuro

Nacionalismo y futuro

Jueves, 1 de enero 1970

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El reciente proceso electoral no ha sido fácil para las organizaciones nacionalistas de las Islas. Con algunos dirigentes a uno y otro lado que cuestionaban el acuerdo establecido entre Coalición Canaria y Nueva Canarias; más visibles en esta última. Finalmente, el nacionalismo contará con representación en el Congreso por las dos circunscripciones canarias. De las pocas buenas noticias en una jornada, la del 10N, en la que el Estado español se igualó con otros estados europeos, lamentablemente, en la presencia del extremismo racista, xenófobo y machista. Y en la que la repetición de los comicios dejó un endemoniado escenario para la gobernabilidad.

Aunque esto último se ha convertido en una oportunidad, como confirma el inmediato desbloqueo de relaciones y el preacuerdo de Gobierno eatablecido entre PSOE y Unidas Podemos. El nacionalismo canario puede ser muy importante en ese proceso, con su responsable apoyo a la gobernabilidad sin olvidar la lógica exigencia de buen trato a las Islas y cumplimiento de la Agenda Canaria.

Pero volvamos a la situación del nacionalismo tras el 10N. Cierto es que no hubo demasiado tiempo, por la premura impuesta por el calendario electoral, para limar asperezas, superar viejas heridas y explicar pedagógicamente las significativas virtudes del entendimiento entre ambas organizaciones. Tan cierto como que algunos se opondrían sí o sí bajo cualquier circunstancia. No todo el mundo comparte el valor de un nacionalismo fuerte capaz de defender a Canarias en el marco estatal y europeo, frente al secular olvido de las formaciones estatalistas.

Pasadas las elecciones generales, no queda otra que mirar hacia delante. En la etapa próxima no debe descartarse un mayor acercamiento entre los dos sectores que abra la senda de la colaboración sincera e, incluso, algo mucho más complicado, de una futura unidad del espacio nacionalista de la Islas. No será nada sencillo. Estarán en ese proceso, que requerirá tiempo e ideas, diálogo y generosidad, autocrítica y mirada al futuro, quienes quieran estar, evidentemente. Hay personas y colectivos que, de forma legítima, se encuentran más próximas a proyectos de carácter estatalista. O no comparten determinados grados de unidad, prefiriendo mantener grupos o organizaciones muy homogéneas, aunque condenadas a ser minoritarias, cuando no voluntariamente marginales.

Se precisa para ello comenzar a trabajar, sin prisas, en la búsqueda de espacios de acercamiento y debate. Para, en su momento, configurar un programa abierto, inclusivo, que recoja lo mejor de las organizaciones políticas, corrientes y colectivos existentes, en las que hoy se aprecian distintas sensibilidades ideológicas, así como aportaciones de la sociedad civil. Sin que sea el programa concreto de uno para que pueda ser el de todos y todas. Aprovechando la experiencia acumulada y los hombres y mujeres que la han representado, con aciertos y errores, pero abordando al tiempo un amplio proceso de renovación generacional.

Señas de identidad

Esto supone, en mi opinión, la construcción de un nacionalismo con unas claras señas de identidad, imprescindibles si quiere estar al servicio de Canarias y de su gente. Implicado en la defensa del territorio, de la protección del medio ambiente y de la lucha permanente contra la Crisis climática. Para lo que se requiere una apuesta decidida por la sostenibilidad en la economía, en la producción energética o en la movilidad. Y repensar nuestro actual modelo, tremendamente dependiente del exterior, débil, de reducida productividad y que genera empleos de baja calidad; depredador, además, del territorio y el medio, con un enorme consumo de recursos.

Priorizando la igualdad entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida. Luchando contundentemente contra las brechas salariales, los techos de cristal y la violencia machista, vergonzosa lacra en la que estamos en los primeros niveles en el conjunto del Estado. Educando por y para la igualdad.

Empeñado en alcanzar los mayores niveles de equidad social, en una sociedad que hoy presenta abismos que resultan intolerables. Lo que implica un firme compromiso con los servicios públicos: con la educación, con la sanidad, con la dependencia. Pero también con la sustancial mejora de los salarios y de las pensiones, así como con la implementación de medidas efectivas para combatir la elevada pobreza y exclusión social que padece el Archipiélago, para lo que la renta de ciudadanía, incluida en nuestro Estatuto, parece una de las medidas a implementar.

Un proyecto necesariamente transversal, donde caben personas trabajadoras, desempleadas, jubiladas o estudiantes. Jóvenes y mayores, pequeños y medianos empresarios, urbanitas y gente del mundo rural. Canarios del interior y de la diáspora. Hombres y mujeres de diferentes orígenes y sectores sociales empeñados en que las pequeñas y grandes decisiones sobre Canarias se tomen en nuestra tierra y por los que aquí habitamos.

Acogedores

Abierto al mundo. Acogedor y defensor de una cultura de la paz y de la cooperación internacional. Combatiente contra la xenofobia y el racismo; con más determinación aún después de lo que sucedió el 10N en España y en Canarias. Solidario con los otros pueblos del planeta, especialmente con los que sufren guerras, pobreza, dictaduras u opresión colonial. Respetuoso con las realidades locales e insulares, pero impulsando un proyecto común pancanarista, de país. No tener en cuenta la realidad de cada comarca o municipio es un error. Pensar exclusivamente en esta, otro de no menor calado.

Con ambición de Gobierno en las distintas instituciones. Para, desde ellas, transformar nuestra realidad hacia mayores cotas de bienestar para el conjunto de la población canaria. Y ejerciendo, con igual responsabilidad, tareas de oposición donde y cuando corresponda. Contrario a la política de amigo/enemigo: capaz de entenderse y colaborar con otras formaciones políticas democráticas e instituciones aquí y en el Estado. Dispuesto siempre al diálogo en la búsqueda de soluciones. Ofreciendo, frente a la cultura del bloqueo, la búsqueda de acuerdos, de espacios comunes, de consenso. Sabiendo que ninguna formación política representa a la totalidad de la sociedad.

Preocupado por la dimensión cultural en una sociedad crítica y abierta. Conscientes de que la cultura es un sector muy relevante para el desarrollo social y económico de nuestra tierra. Respetuoso con nuestras mejores tradiciones, pero mirando siempre al futuro.

Exigente con el Gobierno central y el cumplimiento de sus compromisos con Canarias, buscando la equidad y la superación de los déficits de nuestra lejanía y fraccionamiento territorial. Y, al tiempo, implicado en el Archipiélago con buenos gobiernos -desde las entidades locales al Ejecutivo canario- que respondan a los intereses generales de su gente. De fuertes convicciones éticas. Imperfecto, faltaría más, como todos los proyectos políticos y sociales. Por tanto, con propuestas desarrolladas y otras a medio camino, con incertidumbres y preguntas sin respuesta, con contradicciones, lagunas y dudas. Solo los totalitarios y los iluminados creen que no las tienen.

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