Cuando Canarias descubrió la lucha Ssireum de Corea: febrero de 1988
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La expedición oriental, que llegó propiciada por las gestiones de Juan Cubas, vino encabezada por un ministro y numerosa prensaPedro Reyes
Las Palmas de Gran Canaria
Sábado, 23 de diciembre 2023, 13:50
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Apoyados en la versión de Juan Cubas, el hombre que hizo de cicerone del equipo de la Universidad de Pusan y por la prensa de la época, el relato de la historia y la intrahistoria de la primera luchada Ssireum en Canarias, febrero de 1988, es el que sigue. Después de esa fecha, se han venido celebrando encuentros, tanto en las islas como en Corea, como demuestra la participación del combinado de canarias en el Mundial de la especialidad en los últimos 25 años.
Cubas contaba su visión, como hombre que lo vivió en primera persona, y se convirtió en el nexo de unión de la expedición coreana y las islas, al margen del papel de la comunidad coreana y de la Asociación Canario-coreana La Pardelera, que también tuvieron el suyo.
«Estaba entrenando en el López Socas con el Doramas y había unos coreanos en la grada observando. Era enero de 1988. Al terminar, se me acerca uno de ellos, que pertenecía a la comunidad coreana de Las Palmas, y me propone que si queríamos luchar contra un equipo de Ssireum de la Universidad de Pusan, que vendría a Canarias a principios de febrero y estaría en la isla unos once días. Le dijimos que encantado, aunque el Doramas era un equipo bisoño, con luchadores del Barranquillo de don Zoilo», recuerda
«Llevamos la propuesta a la Federación-continúa- y hubo sus diferencias, ya que alguna persona no creía que el equipo tenía categoría, nos llegó a llamar equipejo, para hacer una luchada internacional y propuso que fuera el Adargoma, al que calificaban como el más antiguo, el que se enfrentara al conjunto de Corea. Después de una reunión de todas las partes en el hotel Iberia, se quedó en hacer unas luchadas en el López Socas y en La Gallera contra un combinado de los equipos de la capital y el conjunto coreano, además de otra en Ingenio, ya que les había indicado que la hicieran allí, tras hablar con su presidente, Paco Afonso. El equipo coreano comentó que lo que yo dijera, se hacía, no en vano estaba todo el día con ellos y me tenían gran aprecio».
Cubas prosigue al detalle la cronología de los hechos: «En ese tiempo apenas hubo alguna ayuda para el equipo coreano. Paco Afonso pagó la cena en Ingenio y el alcalde de San Bartolomé, Francisco Araña, nos puso una guagua para hacer una excursión por toda la isla y una comida en la Viuda de Franco. Es más, La Gallera no estaba preparada para luchar en condiciones, ya que tenía puestas las colchonetas antiguas. Yo mismo entré en un cuarto, cogí las nuevas que había y las cambié. La colaboración no fue demasiada».
«La expedición coreana trajo un equipo de televisión, que colaboraba con el traslado, que hizo reportajes por seis horas de la isla en la televisión nacional de su país y, además, asistió el ministro de cultura de Corea. Durante los once días que estuvieron aquí, estuve con ellos todo el tiempo y, al final, el ministro coreano me dio una medalla de plata por mi colaboración. Estaban muy agradecidos de cómo los traté y me invitaron a ir a Corea a entrenar, pero yo no podía dejar sola a mi madre y desistí de la idea», añade.
Y su último apunte: «En enero de 1989 tenían previsto regresar a Gran Canaria y, aunque en principio iban a venir a Gran Canaria y pensaba llevarlos a Lanzarote y Fuerteventura posteriormente, la falta de ayudas de las instituciones de la época, hizo que al final se decidieran por Tenerife, donde su comunidad coreana trabajó bien y logró algunas subvenciones para tenerlos en su isla en la segunda visita».
Tras la visión en primera persona de Juan Cubas, un repaso de la prensa de la época delata que hay un dato que no coincide, en la razón por la cual los luchadores del Doramas no estuvieron en el combinado capitalino. Para Cubas fue que «no fueron seleccionados por parte de la Federación de Gran Canaria» y para la prensa isleña, que el Doramas había renunciado a participar por todo lo que había acontecido, al igual que sus luchadores.
El 30 de enero se publicaba: «La Universidad de Pusang A Dong, campeona de Corea, hará tres luchadas en la isla. Los días 2 y 4 de febrero en Las Palmas de Gran Canaria y el día 3 de febrero en Ingenio. Todas a las 21 horas. La selección de los cuatro equipos capitalinos es la siguiente: del Adargoma- Casablanca 1, Tomás del Toro, Emilín II y Orlando Sánchez; del Guanarteme, Suso Montesdeoca, Carmelo Marrero y Santiago Ojeda; del Guaguas Municipales- Tanausú, Miguel Ángel Tejera, Manolín Báez y Eugenio Suárez y otros tres luchadores del Doramas Ciudad Alta, pendientes de designar. Con anterioridad a cada luchada, habrá exhibición de lucha del garrote, la modalidad de juego del palo propia de Gran canaria y folclore de Canarias y Corea».
La Provincia escribía: «El equipo de la universidad coreana estaba compuesto por 12 luchadores. Vino acompañado por el vicerrector, King Joo Bong; el entrenador Song Mi Hyun; un juez arbitro de lucha Ssirum, además de varios periodistas del Busan Daily News y de la cadena estatal de televisión KBS. La expedición llegó a visitar todas las autoridades locales y regionales desde el ayuntamiento capitalino, cabildo insular, dirección general de deportes, presidencia del gobierno autónomo y rector de la Universidad Politécnica de Las Palmas».
Los luchadores isleños desconocían la lucha Ssireum y su agarre. Solo pudieron verlo e intentar practicarlo, un día antes, con la consiguiente desventaja. Esta ignorancia y la falta de entrenamientos con anterioridad, hizo que, en el primer choque del 2 de febrero, en la lucha tradicional coreana, en una abarrotada Gallera del López Socas, finalizara con el marcador muy claro para los visitantes (0-10). Solo Eugenio Suárez lograba llevar en una ocasión a su rival al tatami. La rasquera fue tremenda y Emilín II desafió a los coreanos al final a unas agarradas en lucha canaria. La anécdota fue el premio del dinero del público que extrañó a la expedición visitante, que desconocía esta costumbre del vernáculo deporte e incluso hubo algún enfado por ello.
Pedro Padilla, luchador del Adargoma ese año, y ahora licenciado en Filología Hispánica además de prestigioso estudioso del vernáculo deporte, en un comentario de opinión el 6 de febrero en CANARIAS7, y titulado 'Crónica de una derrota anunciada', criticaba duramente, el modo de cómo se había desarrollado la visita de los coreanos por parte de la Federación Insular, que no le dio la importancia debida al evento y dejó en bastante inferioridad a los luchadores locales, que debían haber entrenado la modalidad coreana, durante días antes de medirse a luchadores más experimentados.
Textualmente escribió: «Este lamentable hecho no debe repetirse, porque no estamos haciendo justicia con nuestro deporte y lo único que se ha conseguido es desprestigiarlo, a los luchadores y con ello y a la lucha canaria, por algunos figurones que pensaron que los coreanos eran cosa fácil».
Al día siguiente se desplazaban a Ingenio, donde se medirían a un Maninidra de Tonono reforzado y en un pabellón totalmente abarrotado. Se enfrentaban en ambas modalidades, la Ssireum y la canaria.
En el global, salió favorecido el equipo visitante, ya que ganaban en Ssireum (9-1) y en lucha canaria caían por un honroso (9-6) dejando buenas sensaciones. En la lucha coreana, el punto canario fue obra de Loreto IV. Agustín González logró dar en tierra con un luchador visitante, en una de las agarradas.
Hombres como Periquín, Alejandro Collado, Juan Sánchez, Miguel Negrín, Domingo Carmona, Juani Franquís o Tonono nada pudieron hacer, aunque este último pudo haberse separado, pero al final cayó por burra. En el apartado canario, los puntales Loreto IV, Juani Franquís y Tonono, con apuros, se bastaron para doblegar a los asiáticos que lograban seis puntos de mérito ante Juan Sánchez, Periquín, Miguel Negrín, Agustín González, Domingo Carmona y Alejandro Collado.
El 4 de febrero, en La Gallera del López Socas, nuevamente con lleno, se desarrollaba el último choque en ambas modalidades, aunque con menos luchadores por las lesiones de cuatro universitarios en los choques previos. Triunfo de 6-4 en lucha canaria para los locales, aunque demostrando los visitantes su mejor adaptación y 4-2 en Ssireum para los coreanos. Quico Lozano y Emilín II lograban los puntos de los grancanarios.
En junio de 1988, La Provincia publicaba que la colonia coreana ya había iniciado los contactos para que otra expedición regresara el mes de enero a Gran Canaria, pero jamás se volvió a hablar del tema en medio alguno, ni hubo encuentro en enero de 1989. Como ya había comentado Juan Cubas, «sí es cierto que al final vinieron a Canarias gracias a la comunidad coreana de Tenerife y a las ayudas que recibieron».
Mostraba, además, su decepción de que no volvieran a la isla ya que «las instituciones grancanarias no apostaron por ello y apenas ofrecían ayudas».
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