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Miércoles, 23 de noviembre 2022
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Con las derrotas de Argentina y Alemania todavía palpitando, como un aviso muy serio a los navegantes favoritos de Catar 2022, España no quiso permitirse ninguna distracción y firmó este miércoles en el estadio Al Thumama de Jor el estreno más brillante y cómodo que se le recuerda en un Mundial. Fue la suya una bella sinfonía. O quizá más bien una divertida zarzuela teniendo en cuenta su argumento y su marcador, un 7-0 histórico. Como una orquesta perfectamente afinada, radiante en su virtuosismo y en su pujanza juvenil, La Roja pasó por encima de una Costa Rica decepcionante, cercana al patetismo, tan rendida a la superioridad de su rival que llegó a dar pena, sobre todo en el tramo final, que el árbitro alargó con un punto de crueldad, como si prolongase el dolor de un desahuciado.
España
Unai Simón; Azpilicueta, Rodri, Laporte, Jordi Alba (Balde, m.64); Busquets (Koke, m.64), Gavi, Pedri (Carlos Soler, m.57); Ferran Torres (Morata, m.57), Marco Asensio (Nico Williams, m.69) y Dani Olmo.
7
-
0
Costa Rica
Keylor Navas; Fuller, Duarte, Calvo, Bryan Oviedo (Matarrita, m.82); Borges (Aguilera, m.72), Yeltsin Tejeda; Campbell, Bennette (Bryan Ruiz, m.61), Martínez (Waston, m.46); y Anthony Contreras (Zamora, m.61).
Goles 1-0, m.11: Dani Olmo. 2-0, m.21: Marco Asensio. 3-0, m.31 Ferran Torres. 4-0, m.54: Ferran Torres. 5-0, m.75: Gavi. 6-0, m.90: Carlos Soler. 7-0, m.92: Morata.
Lejos de vender cara su piel en su última gran aventura juntos, como se preveía, los héroes 'ticos' de Brasil 2014 demostraron ser ya un equipo caducado, listo para el homenaje y la despedida. Su gran estandarte, Keylor Navas, fue de hecho uno de sus integrantes más débiles. En realidad, nadie se salvó en el grupo de Luis Fernández Suárez, completamente incapaz de sostenerle el pulso a un equipo como el de Luis Enrique que puede tener problemas ante rivales fieros y compactos pero resulta implacable si le dejan mover la pelota sin agobios. Y Costa Rica le dejó tanto que España batió el récord de pases en un partido en toda la historia de los Mundiales: un total de 1.056. Brutal.
La superioridad española se puso de manifiesto desde el mismo arranque, sin más preámbulos. En cuanto el balón se puso a rodar, el sufrimiento de los centroamericanos se hizo patente en todas las parcelas del campo. España no sólo les negaba la pelota, como un niño acaparador, con una presión muy dinámica, sino que le confundía con sus movimientos. El hecho de jugar sin un nueve puro -Marco Asensio fue titular en lugar de Morata- volvió a convertirse en un jeroglífico irresoluble para la defensa rival. Y tampoco hay que extrañarse en exceso. Si el falso nueve ya fue una tortura para tipos tan bregados como Bonucci y Chiellini, que Duarte y Calvo sufrieran un suplicio no deja de ser lógico. El segundo gol de España, en el minuto 20, fue un ejemplo perfecto del efecto desestabilizador que puede provocar que los centrales no tengan una referencia clara. Los costarricenses ni se enteraron de la entrada de Asensio en el área para rematar un buen pase de Jordi Alba desde la banda.
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Ahí acabó el partido. Fue la sentencia. Costa Rica sacó la bandera blanca. No sabían lo que hacer los centroamericanos, que a los cinco minutos ya estuvieron a punto de encajar el primer gol tras una gran asistencia de Pedri a Dani Olmo, que acabaría marcando el 1-0 poco después. Manifestada tan pronto y de una forma tan contundente, la superioridad de España con el balón puede causar una sugestión letal en sus oponentes. Incluso en algunos mucho más serios que Costa Rica. Ver a Rodri y Laporte sacando el balón con pulcritud, a Busquets distribuyendo, a Gavi agitando y a Pedri con la batuta puede destrozar la moral de cualquiera que tenga enfrente. Debe ser una sensación brutal la de ver a tu rival feliz, disfrutando del juego, divirtiéndose, mientras a tí el fútbol ese día te parece el juego más ingrato y desagradable del mundo.
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España llegó al descanso con 3-0 después de que Ferran Torres convirtiera antes de la media hora un penalti concedido por una defensa 'tica' no sólo superada por tierra, mar y aire sino dispuesta también a pegarse tiros en el pie. Desde esta manera, la segunda mitad resultó ser un divertimento para La Roja. Antes de la hora, de hecho, Luis Enrique ya pudo permitirse el lujo de pensar en el partido del domingo ante Alemania, que se presenta de lo más emocionante. Pedri y Ferrán salieron en el minuto 55 y entraron en su lugar Soler y Morata. En el minuto 62 fueron Busquets y Jordi Alba los que se ganaron el descanso, relevados por Koke y el joven Balde, que hacía su debut. Poco después, Nico Williams sustituyó a Asensio.
El seleccionador no dejaba de sonreír y animar y alabar a sus jugadores en cada cambio. Estaba disfrutando al máximo. Y es natural porque el estreno de su equipo cumplió un guion que él mismo podría haber escrito. Lo de España fue como una aplicación a la inversa de la ley de Murphy. Todo lo que le podía salir bien, le salió de maravilla. De hecho, todo fue tan redondo que llegó a tener un punto irreal, onírico, como si un divertimento así no pudiera corresponder a un torneo tan serio como el Mundial.
La selección se regodeó con cuatro goles más, el primero de Ferran tras una pifia entre Oviedo y Keylor Navas en el minuto 53 que pudo resultar cómica si no hubiera sido patética, el último ejemplo de la penosa tarde que vivió Costa Rica. A ese 4-0 le siguieron otros tres goles de Gavi y de Soler y Morata en el descuento. Pudieron ser más porque España no bajó demasiado su aceleración y mantuvo hasta el final ese punto fresco e irreverente en su juego que deslumbró en Qatar.
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