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La compañía mixta de aguas de la capital grancanaria, Emalsa, quiere reducir en los próximos años la emisión de unas 31.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) mediante la generación de unos 123.000 megavatios/hora al año «de energía eléctrica verde y renovable que sería consumida en las infraestructuras del ciclo integral del agua».
Para ello, la empresa trabaja ya en varios proyectos de eficiencia energética entre los que se encuentra la puesta en marcha de un sistema de producción de energía renovable undimotriz, «que aprovecha la energía que producen las olas del mar».
La iniciativa se encuentra en un fase muy inicial todavía pero consistiría en «el aprovechamiento de la presión generada por las olas para producir energía, que sería utilizada en el proceso de desalación por ósmosis inversa».
El proyecto piloto con el que arrancaría el sistema se ubicaría frente a los módulos de desalación que se encuentran en la planta de Piedra Santa.
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En paralelo, la empresa propone la construcción de dos grandes plantas fotovoltaicas en las cubiertas de los depósitos de agua potable de Las Brujas y el Gran Depósito, así como de otras de dimensiones más reducidas en los techos de otras instalaciones. Esta planificación se completaría con la impulsión de planta fotovoltaicas flotantes que irían sobre el mar, al igual que varios aerogeneradores marinos. En este último esfuerzo colabora la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan), según informaron fuentes de la compañía Emalsa.
La propuesta de proyectos de mejora de la eficiencia energética y el aprovechamiento de energías renovables incluye también la producción de hidrógeno verde a partir de agua desalada para su posterior uso en las flotas de vehículos; la instalación de microturbinas y picoturbinas «para aprovechar la energía hidráulica en varios puntos de la red de abastecimiento de agua potable y de agua depurada»; la valorización energética de la fracción orgánica de los residuos y lodos procedentes de la depuración para producir combustibles de segunda generación; y la creación de un sistema de gestión de demanda energético que tiene como objetivo la reducción y mejora de los costes ligados a los consumos eléctricos.
-2,4%. El consumo energético asociado al ciclo integral del agua se ha reducido en torno a un 2,4% (-3.080 megavatios/hora al año) con las últimas inversiones en la renovación de las membranas de ósmosis inversa y con la aplicación de la tecnología Oblysis.
Las actuaciones que se quiere impulsar desde Emalsa se enmarcan en el plan de infraestructuras hidráulicas, que prevé una inversión en los próximos diez años de unos 660 millones de euros gracias a las aportaciones de los fondos Next Generation de la Unión Europea, del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y de la propia empresa.
El afán de Emalsa es reducir la huella de carbono que la producción y reutilización del agua tiene en la ciudad. Hay que recordar que, de acuerdo al Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (Paces) del municipio, el 75% de toda la energía que consumen los edificios, instalaciones y equipamientos municipales de la ciudad se deben al ciclo integral del agua.
En el resumen del Inventario de Emisiones de Referencia del Paces, con datos de 2012, se cuantificaron las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del ciclo integral del agua en 99.564 toneladas de dióxido de carbono, lo que supone un 7% del total de la capital grancanaria.
Desde entonces, Emalsa ha acometido obras que han permitido reducir esta cantidad en un 0,6% (-616 toneladas anuales de CO2), como fueron la renovación de las membranas de ósmosis inversa en cuatro líneas de la desaladora mediante un sistema de recuperación de energía (-536 toneladas anuales), en 2019 y 2020; o la implantación de la tecnología Oblysis, que reduce el nivel de suciedad de las membranas de las plantas de aguas residuales, también en 2020, lo que implica una mejora del sistema, con una disminución de 400 megavatios/hora al año en consumo eléctrico y 80 toneladas menos de CO2emitidas a la atmósfera.
El horizonte de reducción de 31.000 toneladas de dióxido de carbono que la compañía Emalsa se plantea como objetivo a alcanzar en los próximos diez años supondría una disminución de un 31% de los niveles actuales de producción de CO2. Esto supondría pasar de las casi 99.000 toneladas anuales de gases de efecto invernadero a algo menos de 68.000.
En el Plan de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (Paces) del Ayuntamiento se fija para el sexenio comprendido entre 2021 y 2027 una reducción en la emisión de dióxido de carbono de 12.199 toneladas anuales mediante una inversión de 166,58 millones de euros.
En el documento se establecen tres medidas diferentes: la instalación de la red separativa para el aprovechamiento del agua de lluvia (-3.000 toneladas anuales), de modo que se eviten posibles desbordamientos en las depuradoras; la renovación de las bombas por otras de alta eficiencia que transforman toda la energía eléctrica que consumen en energía mecánica útil (-4.810 toneladas al año); y la mejora de la eficiencia energética de las depuradoras y desaladoras (-4.391 toneladas), incluyendo aquí las estaciones de bombeo de aguas residuales de Costa Ayala, Hoya de La Plata y el Teatro, así como las depuradoras de Barranco Seco, Tamaraceite y Tenoya.
El ciclo integral del agua representa en torno a un 4% de todo el consumo energético de la ciudad en un año. El transporte, público y privado, es el sector con mayor consumo (66%), seguido de las viviendas (19%).
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