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«Me dijo que o callaba a la niña o la reventaba»

La madre de la bebé fallecida, de 19 años de edad y con otra hija a su cargo, vivía en condiciones infrahumanas y declaró que sufría malos tratos.

Canarias7 / Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 2 de junio 2018, 12:52

I. T. T., la madre de la bebé fallecida, posiblemente por malos tratos, sólo tiene de 19 años de edad, los mismos que su pareja, también en prisión por homicidio. Ambos vivían en una situación de precariedad certificada por los servicios sociales del Ayuntamiento de La Matanza y por el propio juez de La Orotava, instructor de la causa. La joven declaró ante que era víctima del maltrato que le infligía su pareja y que la obligó a callar a la niña.

Los servicios sociales de La Matanza, en Tenereife, describen la situación de la familia en la que viven los dos jóvenes acusados como de «riesgo». Existe una situación precaria de la unidad familiar, con «conductas inadecuadas del hijo mayor (el investigado J.L.M.M.) contra su madre y el hermano pequeño», sospecha de «consumo de tóxicos en varios miembros de la unidad familiar», «violencia intrafamiliar», sospecha o acusaciones de actividades ilícitas que perjudican la evolución de los menores. En esta situación, los dos jóvenes, hoy en prisión, deciden ir a vivir a ese domicilio, «asumiendo un riesgo evidente para su hija recién nacida», dice el juez que investiga el caso.

Según el propio juez, que realizó una visita a la vivienda de los acusados, las condiciones son «absolutamente inadecuadas, no ya solo para la crianza de las menores, sino manifiestamente insalubres». Las condiciones son «tremendamente peligrosa para cualquier menor de edad que conviviese en ese domicilio».

Malos tratos

La joven, según señala el relato de hechos del auto de prisión, llegó a indicar que su compañero, J.L.M.M. se enfadaba y le amenazaba con hacerle daño y le decía que “si lo abandonaba le iba a hacer la vida imposible. La acusada también señaló al juez que hace dos semanas Joey, su compañero sentimental, se enfadó por el mismo tema de su otra hija mayor, hasta el punto de que quiso pegarle un puñetazo en la cara con la mano cerrada, llegando la declarante a propinarle una torta y empujándolo. Según sostuvo en su declaración J.L.M.M. la agarró y le hizo una llave llamada “mata león”, que consiste en sujetarla por el cuello y asfixiarla. En su relato señala también que la tiró en la cama y ella para defenderse de esa llave le metió los dedos en los ojos hasta que J.L.M.M. la soltó, entonces la empujó y la tiró fuera de la cama. La joven se levantó y se fue a refugiar en una esquina de la cama pero él sacó una llave inglesa de tamaño medio que tenía debajo de la cama y la golpeó repetidamente, recibiendo los impactos en su hombro, costado y muslo. El juez señala en su relato que estos malos tratos deben ser investigados, pero que son irrelevantes para determinar la posible existencia de un delito de homicidio o de asesinato, como los califica el fiscal.

Un relato que no encaja con los datos forenses

La joven sostuvo ante el juez y la Guardia Civil que estuvieron toda la tarde metidos en la habitación y allí vieron el partido de fútbol de Champions. Relató que su compañero se fumó un porro de hachís. Que una vez terminó el partido de fútbol le pidió si «por favor bañaba a la niña», porque a ella le dolía la cabeza. El aceptó, aparente buen grado. Le dijo que se quedase ella acostada tranquila. Cogió a la niña y se la llevó al baño, con un body puesto y la desnudó en el baño. En un momento dado J.L.M.M. gritó desde el baño, diciendo “ven, corre”. Se levantó y salió corriendo al baño porque oyó la niña llorar. Al entrar en el baño vio la bañadera tirada en el suelo, además el suelo estaba mojado aparentemente del agua derramada de la bañadera. Relató que su compañero tenía a la niña en sus brazos, desnuda y algo mojada y que estaba arrullándola y que se la entregó a ella nada más entrar al baño. Preguntó a J.L.M.M. que había pasado y éste le dijo que se le había caído y que en ese momento no detectó ninguna marca o herida en la niña producida por la caída, porque estaba completamente roja del llanto.

Según el juez, ambos investigados incurren en «absolutas y manifiestas contradicciones sobre lo sucedido la noche y madrugada de los hechos»​. El testimonio de la investigada​, tanto en fase policial como ante juez, incide en el comportamiento violento de su compañero sentimental J.L.M.M.; comportamiento violento que, en todo caso, no floreció ese fatídico día «sino que era habitual y era aceptado por la investigada al permitir que éste durmiese con ella y con sus dos hijas en la pequeña habitación de la casa», señala el juez en su relato.

La joven acusada afirmó también que durante la madrugada de los hechos, antes de darle el biberón, sobre las 02:00 horas, y ante el llanto de la pequeña, le dice que «o callas a la niña o la reviento”. Ya por la mañana, mientras estaba haciendo el desayuno para ella y J.L.M.M., escuchó como éste ponía la música alta y chillaba «que te calles o te reviento», escuchan un ruido compatible con un golpe a la pared. Según su relato, al regresar a la habitación, vio a la bebé, con los ojos abiertos, «tristes», pero no le dio importancia porque «estuvo enferma», por lo que desayunaron en la cama. Al rato, J.L.M.M. se levantó rápido y acudió al parque donde dormía la niña, diciéndole que ésta no respiraba. Sostiene que fue en ese momento en el que se percató de los múltiples hematomas que tenía la niña en la zona de la barriga y abdomen.

Según sostiene en juez, esta versión de lo sucedido es distinta a la de la pareja sentimental y el informe forense revela en que los hematomas que presentaba la menor eran de distintas fechas, y rechaza la causación accidental de los mismos. Sostiene en juez que la presencia de los dos investigados en la habitación​, así como sus declaraciones contradictorias impiden determinar quien de los dos realizó

la acción dolosa causante directa de la muerte, y quién permaneció en silencio aceptando la situación, pero en los dos casos, «ambos son sujetos activos responsables» del tipo penal investigado​. «Resulta imposible, repito, imposible» señala el juez instructor, «que a ambos acusados se les pudiera pasar desapercibida la amplísima relación de hematomas, en todas las partes del cuerpo, que han sido identificadas con ocasión de la autopsia»​. «Y no sólo eso» apunta, «no les podía pasar desapercibido que su origen no podía ser otro que los malos tratos reiterados sin que moviesen un dedo para ponerles fin». ​

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