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Solo recuerda dos de las 25 puñaladas

Solo recuerda dos de las 25 puñaladas

El acusado de acabar con la vida de una mujer en La Higuera Canaria en Nochebuena de 2016, reconoció ayer en la primera sesión del juicio ante el tribunal del jurado que la apuñaló «dos veces en el pecho pero luego me quedé en blanco y no recuerdo nada más», obviando los 23 cortes restantes que presentaba el cuerpo de la fallecida en este crimen machista y que fue encontrado el 3 de enero, día en el que confesó los hechos a un amigo policía.

Jueves, 1 de enero 1970

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En este procedimiento, las acusaciones y la defensa se enzarzaron en un intenso debate, unos defendiendo la tesis de que los hechos eran constitutivos de un delito de homicidio con atenuantes –curiosamente el fiscal y la defensa–, y las dos acusaciones que mantienen que fue un asesinato con diferentes agravantes. Por una parte, el fiscal Miguel Portell argumentó en su intervención que el acusado no «ideó un plan previo» y las puñaladas fueron debido a su «impulso homicida» y no con «ánimo de causar un mayor sufrimiento», por lo que considera que cometió un homicidio con la atenuante de confesión, «ya que colaboró con la Justicia de forma voluntaria», manifestó. En la misma línea, su defensa llevada por la letrada Mercedes Medina insistió en que, además, «las agresiones múltiples se producen por la defensa de la víctima y no porque mi cliente quisiera causarle un mayor dolor», negando también que solo tuvieron episodios íntimos de forma «esporádica», descartando así que eran pareja estable y lo hizo todo «debido a un estado de arrebato u obcecación ya que tenía problemas psicológicos». Calificó en varias ocasiones las tesis de las acusaciones particulares de «disparate».

Por su parte, los abogados de la familia de la fallecida que ejercieron la acusación particular insistieron en que Víctor Manuel de Alejandro Suárez asesinó a la mujer en Telde «que era su pareja sentimental y que «estaba obsesionado con ella». Afirmaron que la fallecida dejó que el encausado se quedara en su casa por una orden de alejamiento que tenía con su padre y, a cambio, iba a pagar el alquiler durante tres meses.

En el transcurso de la convivencia «fue tal la obsesión de él hacia ella, que le pidió que cesara la convivencia», manifestó. «No quería continuar la relación con él porque intuía que la misma podía provocarle un mal, algo que al final sucedió». Intentó «autolesionarse, tanto que asustó a la víctima y, como tiene buen corazón, llamó al 112 y siguió con él, aunque llegó un momento en que no aguantó más ya que, incluso, no pagó el alquiler prometido». Insistieron en que, en anteriores ocasiones, había sido denunciada por amenazas de muerte y, en esta ocasión «cumplió con su propósito. Es agresivo y cuando amenaza a alguien, lo hace de esta manera». No hubo «obcecación sino celos que acabaron en este asesinato», detalló.

Por estos motivos, la letrada Rocío Guerrero pidió que le sea impuesta una pena de 25 años y Enrique Miguel Molina, 31, con las agravantes de género y el delito de omisión de socorro.

No recuerda.

En la vista, el acusado negó cualquier tipo de relación sentimental con la víctima y se limitó a declarar que «nos llevábamos muy bien y de vez en cuando me quedaba en su casa porque le estaba haciendo unas reformas y mantuvimos relaciones sexuales esporádicas, pero nunca vivimos juntos», manifestó.

Añadió que «ella me exigía que le pagara tres meses de alquiler porque quería ayudarla pero me negué ya que no tenía dinero». Por eso, el día de los hechos «me llamó varias veces y no se lo quería coger porque era para pedirme el dinero. Al final llamó a mi madre y le dije que iba a su casa. Cuando llegué, empezó a amenazarme e insultarme, cogió un cuchillo y me lo puso en el pecho. Se lo quité, me quedé en blanco y le apuñalé dos veces. Del resto, no me acuerdo. Estaba nervioso, cogí el cuchillo, limpié todo y me fui tirándolo a un barranco y no le dije nada a nadie», declaró el acusado.

Miguel Portell / Fiscal / 12 años

Entiende el fiscal que los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio previsto y penado en el artículo 138 del Código Penal, pero advierte también de que cabe aplicarle al acusado la circunstancia atenuante de confesión. Así las cosas, le pide una pena de 12 años de prisión con la accesoria de inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo mientras dure la condena.

Rocío Guerrero / Abogada del hijo de la víctima / 25 años

Aseguró que el acusado y la víctima mantenían una relación que ella quiso cortar por la «obsesión» del varón. Esta parte considera que el crimen fue un asesinato, con las agravantes de alevosía y ensañamiento y, además, interesa que el acusado pague 120.000 euros de responsabilidad civil. «Sus ataques con el cuchillo fueron numerosos y sabía que la muerte de ella estaba asegurada», dijo.

Enrique Miguel Molina / Abogado de los padres y hermanas / 31 años

El letrado detalló que el acusado cometió los hechos tras una «relación tormentosa» que acabó en una discusión y posterior agresión múltiple con un cuchillo. «No pidió auxilio cuando la atacó y dejó el cadáver en la casa varios días». Calificó el crimen como asesinato con las agravantes de ensañamiento y alevosía, además de omisión de socorro y de género. Pide 110.000 euros de indemnización.

Mercedes Medina / Defensa / Dos años y seis meses o cinco

La defensa de Víctor Manuel de Alejandro entiende que los hechos corresponden a un homicidio con las atenuantes de arrebato u obcecación y confesión. Esta letrada pidió en su escrito de defensa que su cliente fuese condenado a dos años y seis meses o cinco años en base a si se consideran las circunstancias modificativas muy cualificadas o simples. La indemnización la cuantificó en 160.000 euros.

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