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Alfonso Torices /CANARIAS7
Madrid/Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 13 de agosto 2024, 02:00
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Las alertas sanitarias y las campañas de concienciación para que ciudadanos e instituciones adopten medidas de protección frente al calor extremo estival están más que justificadas. Las altas temperaturas mataron el año pasado, fundamentalmente durante el verano, a 563 personas en Canarias, según consta en un estudio realizado en 35 países europeos por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), de la Fundación La Caixa, que publicó ayer sus resultados en la revista científica 'Nature Medicine'. La investigación achaca a las altas temperaturas un total de 8.352 muertes en España en 2023.
Según este trabajo, en Gran Canaria se dieron 257 muertes por el calor extremo; otras 222, en Tenerife; 43 en La Palma, 39 en Lanzarote, 24 en Fuerteventura, seis en El Hierro y doce en La Gomera.
Precisamente es esta isla la que registra la mayor tasa de mortalidad por calor de España, con un 526 muertes por millón de habitantes frente a la media nacional de 175 por millón de habitantes.
También en La Palma y El Hierro el riesgo de morir a consecuencia de las altas temperaturas es mayor que en el resto del Estado. De hecho, las dos islas rondan las 500 muertes atribuibles al calor por millón de habitantes.
El cuarto territorio español con la mayor tasa de muertes achacables a las altas temperaturas es Gran Canaria, con 293 muertes por cada millón de habitantes. Lanzarote (con una tasa de 250 puntos) y Tenerife (con 226) también están entre las 15 regiones españolas con mayor riesgo de muerte por calor.
En la península, el interior de Andalucía, Aragón y La Mancha marcan los máximos, con Ciudad Real, Córdoba, Teruel o Jaén con tasas superiores a 260 muertes por millón.
No son decesos causados por golpes de calor o deshidrataciones sino por enfermedades desencadenadas o agravadas por el calor extremo en pacientes crónicos y ancianos. Destacan las patologías hipertensivas, trastornos metabólicos, diabetes, trastornos seniles, los fallos renales o las dolencias respiratorias y cardiovasculares.
La investigación aclara que el 99% de estos fallecimientos anuales se produce en la estación estival en sentido amplio, entre el 29 de mayo y el 1 de octubre, un período cada vez más tórrido por efecto del calentamiento global.
De hecho, solo en las dos olas de calor del verano pasado, la que fundió los termómetros a mediados de julio y la del final de agosto, hubo 4.760 muertes achacables a temperaturas extremas, casi una de cada seis (57%) de las estimadas para todo el año.
Pero no todos los ciudadanos corren idéntico riesgo. Los investigadores han determinado que la mortalidad por calor en las mujeres españolas es un 55% más elevada que en los hombres y que el colectivo de mayor riesgo con diferencia son los mayores de 80 años, el grupo de edad con la tasa más alta de fallecimientos, hasta ocho veces superior que la de los jubilados más jóvenes.
Tampoco los efectos letales son iguales en todo el territorio, motivo por el que las alertas sanitarias por temperatura cada vez están más comarcalizadas.
El equipo de investigadores cruzó los datos de temperatura y mortalidad de 823 regiones de 35 países europeos, en las que el año pasado las temperaturas extremas causaron 47.690 muertes. La conclusión es que España es el cuarto territorio con una mayor tasa de decesos por esta causa. Solo le aventaja la enorme mortandad de Grecia (393 muertes por millón), Bulgaria (229) e Italia (209). Si solo se mirasen los totales, España sería el segundo país con más fallecidos en 2023, solo por detrás de Italia (12.742). Las tasas más altas de mortalidad se registran en el área mediterráneo frente a sus efectos muy escasos en Dinamarca (32), Finlandia (24) o Irlanda (12) y los prácticamente inexistentes de Suecia (1) o Islandia (cero).
El año pasado fue el segundo peor ejercicio de mortalidad por calor en Europa de la última década. Le aventajó el verano de 2022, el año más caluroso desde que hay registros, que solo en España se estima que causó 11.300 fallecidos.
No obstante, los investigadores de ISGlobal creen que sus cálculos de decesos son conservadores. Piensan que subestiman los daños del calor por disponer solo de registros semanales de muertes y no diarios. Estiman que el número de fallecidos en Europa en 2023 está posiblemente más cerca de las 58.000 personas (un 20% más que lo cuantificado), lo que colocaría la cifra para España en 10.306 fallecidos por calor.
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