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La discusión, ¿asesinato u homicidio?

La discusión, ¿asesinato u homicidio?

El crimen de Paseo de Chil debate las interpretaciones de la fiscal y la defensa. La primera considera que fue un asesinato y pide 20 años de cárcel para el agresor, mientras que el letrado cree que fue un homicidio con eximentes por trastorno psíquico

Francisco José Fajardo

Jueves, 1 de enero 1970

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Fue el 12 de abril de 2017 cuando Adriel Hernández apuñaló de muerte con un cuchillo de 21 centímetros de hoja a Aldo Santana a la altura del paso de peatones de la calle Concepción Arenal, en la capital grancanaria. Fue un crimen que conmocionó a la opinión pública y que sirvió como triste punto y final a una sucesión de denuncias, juicios, disputas y encontronazos entre ambos protagonistas, agresor y víctima, y que acabaron de manera trágica.

Ahora, más de un año después de los hechos, el Ministerio Fiscal y el letrado del acusado, se contradicen en sus respectivos informes de acusación y defensa. Mientras la primera parte considera los hechos como un asesinato al entender que el encausado tenía capacidad suficiente para entender lo que hizo, la segunda los califica como un homicidio en el que concurren circunstancias eximentes puesto que tenía las facultades psíquicas disminuidas considerablemente. Así, el Ministerio Público pide a Adriel Hernández 20 años de prisión y el pago de más de 180.500 euros en indemnizaciones, mientras que el abogado del encausado suplica que su patrocinado sea penado con seis años de libertad vigilada en custodia familiar, con asistencia psiquiátrica permanente.

Motivos

Por una parte, la fiscal Cecilia Acebal en su escrito de calificación relata que el 9 de abril de 2017, el hijo de la pareja de la víctima acudió al bazar donde trabajaba el propietario para «comprar dos perritos calientes», pero quiso devolverlos alegando que «estaban malos». Adriel Hernández le devolvió el dinero, pero al día siguiente, se lo recriminó al padre, lo que originó una discusión que acabó con denuncias mutuas. El juicio se celebró el 12 de abril y, a la salida de los juzgados y según la fiscal, Adriel lanzó una botella de plástico a Aldo en la espalda, hecho por el cual el agredido volvió a denunciar al primero.

Una hora después, el Ministerio Público sostiene que la madre de Adriel llamó a una ambulancia porque su hijo se encontraba en «estado de agitación», siendo ingresado en el Negrín, aunque se fugó del hospital para acudir a la casa de Aldo a las 13.37 horas. Allí fue la policía, que lo trasladó nuevamente al hospital, donde fue dado de alta a las 20.00 horas. Tras salir del centro clínico, el acusado compró un cuchillo y fue de nuevo al hogar de la víctima, por lo que volvieron a llamar a la policía, aunque consiguió huir antes de que fuese detenido.

El matrimonio fue a comisaría a denunciar estos hechos y, al transitar Aldo por el paso de peatones de la calle Concepción Arenal, fue sorprendido por Adriel, que le clavó el arma blanca en el lado derecho del abdomen, una herida que le produjo la muerte a las 22.15 horas.

La Fiscalía refleja en su informe que el agresor presentaba un «trastorno neurocognitivo mayor con alteración del comportamiento, presentando una discapacidad intelectual moderada que no afectaba a su capacidad cognitiva», pero sí a la volitiva –la que controla los actos– respecto a los hechos, por lo que estima una atenuante por trastorno psíquico. Pero para el letrado José Mario López, el hecho de que su defendido tuviese las «facultades psíquicas disminuidas considerablemente», es suficiente para que la calificación jurídica de los hechos sea la de homicidio, en lugar de un asesinato.

La versión de la Fiscalía choca frontalmente con la esgrimida por el abogado, quien en su escrito de defensa, niega la correlativa de la fiscal y expone los hechos de diferente manera.

Relata que, después de «innumerables ataques, tanto físicos como psíquicos y materiales» en la tienda en la que el acusado ayudaba a su madre, tales como devolver comidas ya mordidas, atacar con un bate de béisbol a los letreros, arrojar agua sucia desde la ventana a su ventana, denunciar en falso argumentando que le había tirado la moto al suelo y exigiéndole 800 euros por la reparación y continuas amenazas de muerte, dice que el 12 de abril de 2017, después del juicio y tras haber «mentido» en el mismo «deliberadamente para perjudicarle», el acusado sufrió una «grave crisis de la que tuvo que se hospitalizado en psiquiatría dos veces el mismo día».

Con «la facultades psíquicas disminuidas considerablemente, y ante un miedo insuperable, por las amenazas de Aldo», el abogado de la defensa argumenta que Adriel adquirió un cuchillo «para guardarlo en la tienda» y se «encontró casualmente» con la víctima. «De frente, se lo clavó en el costado», sostiene.

El juicio aún está pendiente de fecha y se celebrará con jurado popular.

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