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Francisco Camacho-Villanueva
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 29 de abril 2025, 12:43
Ainara, una joven grancanaria de 20 años que estudia en Madrid, vivió una de las noches más largas y desconcertantes de su vida este lunes. El tren que la llevaba de vuelta a la capital desde Córdoba, se quedó detenido como consecuencia del apagón masivo que paralizó a toda la península en la jornada del lunes.
«Nos quedamos en medio de la nada», resume con sencillez. Había subido al tren con destino Madrid-Atocha cuando, justo al salir de un túnel, el convoy se detuvo repentinamente antes de llegar al pueblo de Brazatortas, en Ciudad Real. Otro tren, en dirección contraria, también estaba paralizado a pocos metros.
Tras varias horas tirados y sin novedades, a la 01.00 horas de la madrugada, y sin explicaciones claras, dirigieron el tren en dirección contraria hasta Villanueva de Córdoba. «Supuestamente nos movieron porque había policías esperando, pero no llegó nadie hasta las 09.00 de la mañana. Y ahí hemos estado hasta ahora.»
La solidaridad local jugó un papel clave. Los habitantes de la zona, alarmados por la situación, se acercaron con agua y algo de comer. «Hasta que no llegaron los vecinos con ayuda, muchos bebimos agua de un riachuelo. Los vecinos también ayudaron a evacuar a embarazadas, bebés y ancianos». Ainara también comentó que la comida traída por los vecinos no duró mucho, ya que algunos cogían hasta tres bocadillos, dejando al resto sin comida
Mientras el otro tren, perteneciente a Renfe, fue evacuado y sus pasajeros alojados en un albergue, Ainara y el resto de los viajeros se quedaron a bordo. «Dormimos en el tren sin tener ni idea de nada de lo que estaba pasando, muchos sin cenar», relata. «Yo al menos cené un triste vaso de leche, gracias a que me lo dio uno de los vecinos».
No fue hasta las seis de la mañana cuando, gracias a la intervención de Cruz Roja, llegó ayuda más organizada: «Consiguieron mandar comida y agua desde esa estación, que es cuando mandaron el paquete militar».
El maquinista les advirtió que podrían pasar entre 12 y 48 horas allí parados. Finalmente, Ainara contabilizó más de 24 horas de trayecto: «Han sido 23 horas más la hora y media que nos quedan para llegar. O sea que van a ser más de 24 horas a lo tonto.»
Aunque cansada, mantiene la calma: «Va para 24 horas y la verdad que estoy reventada, pero bueno, podría haber sido peor. Era más la incertidumbre que otra cosa». Sobre posibles compensaciones por parte de la compañía, es escéptica: «No se han pronunciado. No han dicho nada, pero dudo que nos reembolsen».
A las 10.55 de la mañana de este martes, el tren por fin se puso en marcha con destino a Atocha, donde allí le espera a Ainara el final a estas 24 horas de incertidumbre.
Este testimonio canario refleja una experiencia vivida por cientos de personas atrapadas en el tren durante el apagón que dejó fuera de juego la red eléctrica española. Según Red Eléctrica y el Gobierno, la caída se debió a una pérdida súbita de generación en el sistema europeo que acabó afectando a buena parte del país.
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