Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
El pino canario lleva conviviendo con los volcanes unos 13,5 millones de años, lo que le ha permitido adaptarse a estos fenómenos y sobrevivir a las erupciones. «Es una especie que ya sabíamos que está adaptada a vivir entre volcanes, pero la exhibición de fuerza y de fortaleza que está haciendo nos tiene anonadados. Nos hemos quedado cortos en lo que pensamos que iba a pasar en el Tajogaite. El pino canario es un ser increíble», explica el biólogo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) y coordinador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Canarias, Manuel Nogales.
Pese a su gran capacidad para sobrevivir a a la lluvia de piroclastos y cenizas, no todos los ejemplares de pino canario que han rebrotado al borde del edificio del volcán de Cumbre Vieja saldrán airosos del trance. «El IGN divulgó una foto muy interesante donde se aprecian los pinos de la zona sur del cráter, donde más incidieron los gases y la ceniza. A la semana del fin de la erupción, empezaron a aflorar los brotes tiernos», explica el biólogo que calcula que alrededor de un tercio de los ejemplares que aparecen en la imagen no lograrán sobrevivir porque tienen sus raíces afectadas. «Si el pino no está bien y no está inyectando nutrientes, esos rebrotes van a tener una vida muy corta», explica el científico.
Estos brotes, relata Nogales, se producen en un conjunto de parénquimas axiales -células de reserva que se agrupan en paralelo al eje del tronco- capaces de acopiar un arsenal de sustancias de reserva que les permite rebrotar rápidamente tras soportar altas temperaturas.
Sin embargo, hay pinos del borde del cráter cuyos brotes nuevos que ya están empezando a tomar un color marrón porque el resto del pino está muy afectado.
En todo caso, cada uno de los ejemplares está siendo vigilado de cerca. «Los pinos los tenemos marcados y los estamos siguiendo a conciencia. A final de año haremos un estudio cuantitativo», indica Nogales, que asegura que jamás se ha hecho un seguimiento de los efectos de un volcán en la biodivesidad de forma tan exhaustiva.
«Estuvimos presentes desde el primer día», afirma el biólogo que trabaja en la observación de la flora y la fauna silvestre de la zona junto a la bióloga destinada por Gesplan, María Guerrero, y al entomólogo del Servicio de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma, Félix Manuel Medina.
Por suerte, las tres especies endémicas amenazadas por el volcán han sobrevivido a la erupción: la mostaza de Aridane, de la que hay unos 230 ejemplares a unos 3 kilómetros de la colada y que acaba de ser descrita para la ciencia, y el saltamontes gigante de El Remo (Acrostira euphorbiae) y la garbancera canaria, muy afectada por la ceniza, pero que ha resistido.
«La erupción les pilló bastante lejos, a más de 2 kilómetros», cuenta Nogales.
Contenidos relacionados
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.