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Imagen de archivo del hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, el más afectado por las dificultad para cubrir las plazas de oncólogos. JUAN CARLOS ALONSO
El diagnóstico y el tratamiento del cáncer se demora por falta de oncólogos

El diagnóstico y el tratamiento del cáncer se demora por falta de oncólogos

Canarias cuenta con 2,7 médicos oncólogos por 100.000 habitantes, frente a los 3,5 de la media estatal. El hospital Doctor Negrín es el más afectado por el déficit

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 20 de marzo 2022

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El «déficit estructural enorme de oncólogos» que afecta al sistema sanitario, según reconoció hace un mes el consejero canario de Sanidad, Blas Trujillo, tiene su reflejo en Canarias, un destino profesional poco atractivo para unos especialistas muy demandados en toda España. Esta escasez de profesionales la sufren los pacientes oncológicos de las islas en forma de retrasos en consultas, diagnósticos y revisiones.

«La falta de oncólogos afecta fundamentalmente en los retrasos en las visitas, en el diagnóstico, en la dispensación de los primeros tratamientos y en las revisiones. Obviamente no pueden hacer lo mismo cuatro oncólogos que ocho. Hasta que esto se resuelva, la Consejería está intentando hacer todo lo posible para cumplir con los procedimientos», explica el presidente de la Asociación Española Contra el Cáncer de Las Palmas, Fernando Fraile.

Pese a los intentos de paliar este déficit, «se están demorando todos los procesos de los pacientes de oncología lo cual es grave», reconoce el representante del colectivo de pacientes. Esta situación, además de empeorar el pronóstico de la enfermedad, genera una gran incertidumbre y ansiedad en los pacientes que ven cómo los días pasan pendientes de una prueba o una consulta que no llega. «Un cáncer cogido a tiempo se cura, afortunadamente, la mayor parte de las veces, pero un cáncer que se demora puede llegar a ser grave y la situación cambia totalmente», recuerda Fraile.

En Canarias, el sistema nacional de salud tiene 60 oncólogos médicos y 39 especialistas en radioterapia oncológica, según el Estudio Oferta-Necesidad de Especialistas Médicos 2021-2035 publicado recientemente por el Ministerio de Sanidad.

Este documento refleja que Canarias dispone de 2,7 médicos oncólogos por cada 100.000 habitantes, frente a la media nacional, que es de 3,5 especialistas por cada 100.000 habitantes.

En el caso de la Oncología Radioterápica, las islas mantienen una ratio similar a la del resto del Estado con 1,7 especialistas por cada 100.000 habitantes, frente a la media nacional de 1,5 facultativos por 100.000 habitantes.

En todo caso, estas plazas son más teóricas que reales porque Canarias es un destino poco atractivo para los especialistas que prefieren trabajar en hospitales más cercanos a su lugar de residencia, es decir, en la península.

Así, el hospital Doctor Negrín de Gran Canaria es el más afectado del archipiélago por la falta de oncólogos, ya que, entre los pasados meses de octubre y diciembre, se produjeron tres bajas porque los especialistas decidieron trasladarse a la península. Actualmente, en el Servicio de Oncología Médica hay siete profesionales y en Oncología Radioterápica 17, según informaron fuentes hospitalarias.

En términos numéricos, Canarias está dentro de los márgenes recomendados por las sociedades españolas de Oncología Médica y de Oncología Radioterápica, que recomienda tener alrededor de 20 profesionales de cada especialidad por cada millón de habitantes, explica el presidente de la Comisión Nacional de Oncología Radioterápica Ministerio de Sanidad, Pedro Lara, conocedor de la falta de oncólogos en Canarias.

Los hospitales universitarios canarios anualmente ofertan a los médicos residentes seis plazas de Oncología Médica y otras cuatro en Oncología Radioterápica que no todos los años se cubren. «En circunstancias normales, esta cantidad podría dar salida a las necesidades de la comunidad autónoma, pero hay que tener en cuenta algunas circunstancias que lo impiden», señala Lara. La primera, dice, es que son plazas convocadas a nivel nacional y muchas veces, los médicos, al acabar su formación, optan por otros centros o vuelven a su ciudad de origen. Además, sostiene el también presidente del Grupo de Oncología Radioterápica de la Unión Europea de Especialidades Médicas (UEMS), «es difícil atraer a profesionales que están en centros hospitalarios de la península para que vengan a trabajar aquí. Eso nos pone en desventaja respecto a otros puntos de la península».

Así, Lara atribuye la escasez de oncólogos al regreso de los médicos formados en Canarias a sus ciudades de origen, la marcha de especialistas al encontrar ofertas de trabajo atractivas fuera y el aumento de las necesidades de los pacientes, agravadas por el atasco generado por la pandemia.

Fraile coincide con el oncólogo al apuntar a este cúmulo de causas como origen del déficit de especialistas. «Habría que preguntarle a los estudiantes de Medicina por qué esta especialidad no es tan demandada como otras. Hay más de demanda de oncólogos que oferta», dice.

Año y medio a la espera de una revisión

Hadith Perea es una de las afectadas por las demoras. Tras superar un cáncer de mama en 2018 en Gran Canaria, tuvo que esperar un año y medio por una mamografía para revisar su problema de salud. Cuando se la hicieron, en 2021, el cáncer se había reproducido.

La paciente cree que su problema no surgió por la falta de oncólogos, sino por la tardanza en la realización de una revisión de su problema oncológico y la falta de una prueba genética que nunca le llegaron a indicar.

Lo cierto es que esta demora se explica, en parte, por la falta de especialistas que sufre la provincia de Las Palmas, agravada por la irrupción de la pandemia.

«En 2018 me trataron un cáncer de mama triple negativo. Deberían haberme hecho una prueba genética para saber si era hereditario. La pedí. Si me hubiera hecho esta prueba, me habría hecho una mastectomía bilateral para prevenir un nuevo cáncer. No me la hicieron. A los tres años reapareció el cáncer», explica serena esta paciente que aún está recibiendo quimioterapia para un segundo tumor que podría, quizás, haberse evitado con este test genético.

Además, entre la recuperación de su cáncer en 2018 y la mamografía para revisar su estado pasó año y medio. Tiempo suficiente para que surgiera el nuevo tumor, detectado en junio de 2021.

Tras el diagnóstico, Perea esperó dos meses y medio para ser operada del nuevo cáncer por la falta de quirófanos, convertidos en unidades de críticos para casos de covid grave.

Ahora, tras su segundo tratamiento de quimioterapia, todo es más complicado, incluso una mastectomía para evitar que vuelva a reproducirse porque tiene los tejidos dañados. Por eso espera que le prescriban Olaparib, un fármaco que reduce el riesgo de recaída. «Es muy caro. No lo están dando», se lamenta.

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