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La vida va colonizando poco a poco el edificio del volcán de La Palma y este martes un científico del Instituto Geográfico Nacional (IGN) se vio sorprendido por la presencia de un insecto vivo en el mismísimo cráter del volcán.
El sismólogo Itahiza Domínguez compartió su hallazgo en la red social Twitter preguntando por la identidad de este escarabajo con manchas amarillas «a juego con el suelo salpicado de cristales de azufre volcánico».
Se trata del coleóptero Buprestis berthelotii, escarabajo endémico de Canarias que habita en los pinares de Gran Canaria, Tenerife, La Gomera y El Hierro, además de en La Palma.
Su presencia no se debe a su adaptación al volcanismo, sino a su predilección por los pinos muertos y a que el verano es la etapa más activa de su corta vida adulta, según explica el Catedrático de Zoología de la Universidad de La Laguna Pedro Oromí.
El entomólogo señala que, en realidad, este escarabajo está adaptado a vivir en el pino canario. «Allá donde haya pino canario sus larvas viven y se comen la madera muerta», explica el especialista en fauna subterránea de Canarias.
Sus larvas, cuenta Oromí, tardan bastante en desarrollarse porque la madera es poco alimenticia. «Necesitan años para seguir creciendo hasta que forman la pupa y se encierran en la madera para transformarse en adulto. El escarabajo emerge de la pupa generalmente en verano. Solo se ve en esta época del año porque viven poco tiempo como adultos», explica el experto.
En estos pocos meses de vida adulta, explica el entomólogo, los escarabajos se dispersan para buscar sitios nuevos donde encontrar pareja y una rama muerta de pino donde instalarse. «El Buprestis berthelotii es un buen volador y, en su vuelo errático, ha podido acabar en el cráter del volcán», indica el entomólogo que confía en que los pinos muertos por asfixia próximos al cono sean apetecibles para él.
Sin embargo, otros artrópodos sí están instalándose sobre las coladas del Tajogaite, como ya se constató en el Teneguía. «Una vez que las lavas se han enfriado del todo serán colonizadas muy rápidamente por animales lavícolas», explica el experto en la fauna que puebla las cuevas y lavas de Canarias.
Entre estas especies que tienen como hábitat las coladas está la tijereta Anataelia lavícola, un endemismo canario descubierto en los años 80. Otra especie autóctona es el escarabajo Gietella fortunata, que se instala en las lavas cercanas al mar. El Ctenolepisma lineata es otro de los habitantes del suelo volcánico.
«Estas especies colonizan muy rápido las lavas una vez se enfrían y viven del plancton aéreo, un conjunto de pequeños animales que el viento deja caer sobre la colada.Aunque la lava sea estéril, pronto se llena de estos animales lavícolas que aprovechan lo que trae el aire, cargado de pequeños insectos voladores y pequeñas arañas que no dominan el vuelo y que arrastra el viento. Los animales lavícolas no saben vivir en otros sitios que no sean lavas, porque la fauna de los sitios normales es más competidora», aclara Oromí.
Carmen Delia Aranda
Carmen Delia Aranda
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