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El pájaro con el canto más feo del mundo

Día mundial de las aves ·

La pardela balear trina que da miedo, pero más miedo da que pueda desaparecer: es el ave marina más amenazada de Europa, la única en peligro crítico de extinción

Viernes, 30 de septiembre 2022

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Su canto es posiblemente el más feucho del planeta , más que trinos parecen berridos. Desde luego no suenan como la dulce melodía del ruiseñor. A las pardelas su creador les dio un vuelo elegante tal vez para compensar su 'voz', una extraña sucesión de cacofonías con la que Stephen King podría firmar la banda sonora de sus escalofriantes novelas. Y sin embargo Pep Arcos, coordinador del programa marino de Seo Birdlife, no se cansa de escucharlas sin ponerse en tensión; hasta le ayudan a relajarse. «Entiendo que no es un canto muy melódico, pero no me da mal augurio, al contrario me evocan situaciones muy bonitas».

Arcos, como todos los ornitólogos, celebra este sábado el Día Mundial de las Aves, una oportunidad para hablar de la pardela balear y de su peculiar canto, que en el pasado los hombres del mar confundían con el de las sirenas, y que ahora bien podría desaparecer si no nos preocupamos de cuidar sus mermadas poblaciones. No en vano, es el ave marina más amenazada de Europa, la única en peligro crítico de extinción, como figura en el Libro Rojo de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

«Todo el mundo sabe lo que es un lince o un águila imperial, en cambio tenemos en España la especie de ave más amenazada en toda Europa, que es la pardela balear, de la que quedan menos de tres mil parejas, y la mayoría de la gente no la conoce», se lamenta Arcos, que también habla de la pardela cenicienta, en menor peligro que su par balear, y que cría fundamentalmente en las Islas Canarias y en algunos otros islotes del Mediterráneo (frente a las costas de Murcia y Almería y en las islas Chafarinas), y en alguna de las islas atlánticas de Galicia.

Tiene unos 80 centímetros de envergadura, pesa medio kilo, vive de media 14 años y anida en lugares remotos a los que acude de noche

El desconocimiento general que planea sobre estas aves de unos 80 centímetros de envergadura y medio kilo de peso puede ser fruto de su nocturna discreción. Sus colonias suelen estar en acantilados de lugares remotos, donde eligen grietas muy recónditas para evitar a los depredadores terrestres, «y cuando se acercan a ellas lo hacen de noche», apunta Arcos.

A las pardelas se les suele confundir con las gaviotas, pero su vuelo es mucho más fino y elegante. Son también incansables viajeras, capaces de recorrer 20.000 kilómetros al año y alcanzar las costas de Brasil, Argentina y Sudáfrica antes de regresar a sus colonias españolas. «Siempre vuelan a ras de agua, aprovechando las corrientes marinas para viajar miles de kilómetros en migraciones espectaculares», ilustra Arcos, que resalta la capacidad de las pardelas de criar en islas situadas a cientos de kilómetros de las costas continentales, donde se alimentan de bancos de peces. «Me parece fascinante que uno de los dos adultos salga de su colonia dejando al pollo en el nido y se vaya varios días fuera a buscar alimento en zonas muy productivas», comenta Arcos.

Dos amenazas graves y directas acortan el ciclo de la pardela, que suele ser un ave longeva ya que vive una media de 14 años, pero se han localizado algunas con más de 30. En tierra firme, los depredadores introducidos por el hombre, como gatos y ratas, que han 'desembarcado' en los rincones más apartados, lo que empuja a los pájaros a buscar lugares todavía más inaccesibles para anidar, «y aún así siguen sufriendo la depredación». Y en el mar, al margen de la contaminación y los plásticos, su problema lo tienen con la captura accidental en las artes de pesca: se quedan enganchadas en los palangres (las líneas de anzuelos con cebo) sobre los que se lanzan las pardelas en grupo para comer. «Como se alimentan en grupo de un plumazo pueden morir más de un centenar. No se trata de acusar a los pescadores porque para ellos también es un problema, pero conviene buscar una solución», indica Arcos.

Tanto la pardela balear como la cenicienta, ambas muy sensibles al cambio climático, han sido elegidas por la SEO Aves del Año en el pasado para llamar la atención sobre los problemas que las acechan y darles visibilidad. Pero ambas siguen en riesgo, la balear mucho peor que la cenicienta, de la que quedan unas 20.000 parejas y que aún así se considera una especie vulnerable o en peligro en función de si cría en las Islas Canarias o en el Mediterráneo. «Las razones es que son animales muy bien adaptados a su entorno, tan especializados y tan bien adaptados que no encajan bien los cambios. Tienen un ritmo de vida muy lento y tardan tiempo en alcanzar la madurez sexual. Tienen una esperanza de vida larga pero se reproducen poco. Solo ponen un huevo al año cuando crían. Y cuando empiezan a criar en un sitio siempre crían en ese lugar y si hay algún cambio que lo haga inhabitable, no son capaces de irse a otro sitio», lo que afecta a su ciclo de vida.

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