La vida sigue igual en Tomás Morales

No hubo mucho empeño tampoco en montar un despliegue de inauguración de la medida. Hacía mucho que habían pasado las 07.00 horas cuando hizo su aparición en la zona la primera patrulla de la Policía Local. En el Jamaica todavía colocaban las mesas mientras en La Francesa la cafetera ya había producido unas cuantas raciones de cafeteras mañaneras. Su propietaria servía y hablaba entre disgustada y extrañada. «A ver dónde aparca la gente ahora. Si antes era complicado imagínate ahora. ¿No hay ningún policía en la zona?», señalaba.

Las horas de la nueva restricción al aparcamiento desde el corte de José Bosch y Sintes hasta el Obelisco no influyen directamente a la mayoría de los comercios de la calle, que abren casi todos cuando ya se ha restablecido el aparcamiento. Pero sí que lo hace en la logística. Así lo explica desde la barra del Petit Café Juan Acosta. «Nos perjudica en lo que tiene que ver con los proveedores. Que tienen que aparcar en el Obelisco y traernos las cosas desde allí a pie. Muchos nos dicen que no llegarán al menos hasta las 11.00 horas para no toparse con eso, y eso nos retrasa», indica.

Mientras eso sucede en los comercios, los policías valoran que hacer. El primer día de la medida se castiga a los vehículos que están apostados entre Bosch y Sintes y Murga. El tramo de los institutos está lleno de coches que no se retiran ni sancionan.

En el tramo anterior no corren la misma fortuna. Los agentes, como anteriormente los de Limpieza Viaria, se reúnen y se preguntan qué hacer. Algunos creen que al ser el primer día no debería castigarse a los infractores. Otros se limitan a esperar órdenes de sus superiores. Y estas acaban llegando. Y tras las órdenes llegó la grúa, que quitó de la zona los coches mal estacionados en la calle.

Algunos de ellos justo al lado de las señales que convenientemente situadas indicaban que la prohibición de aparcar en el tramo para ganar un carril adicional por la mañana estaban vigentes. Una situación que obligó a la Policía Local a efectuar las primeras sanciones de la experiencia piloto.

A pesar de que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, desde el área de Movilidad, retrasó un día el comienzo de la nueva operativa para tratar de llegar hasta el mayor número de ciudadanos, muchos usuarios de la vía todavía desconocían el uso del aparcamiento como carril adicional esas dos tempranas horas de la mañana. De hecho, una vez fueron retirados los vehículos que impedían su utilización apenas se vieron coches usarlo en las dos horas en las que estuvo habilitado.

La Policía Local dejó a algunos agentes en la zona para tratar de ordenar el tráfico, pero tanto los que se incorporaban desde José Sintes y Bosch como desde Bravo Murillo seguían circulando por el carril tradicional sin desplazar su vehículo hasta el alternativo. Los únicos que lo hacían eran los que se orillaban sobre la acera para dejar a los estudiantes de los institutos y reanudar inmediatamente la marcha. No obstante, en la zona se encontraban distintas comunicaciones destinada a hacer llegar a los usuarios de la vía las modificaciones de tráfico.