Jesé, ahora ya sin excusas en su tercer intento aquí
Se le espera en estos días en Barranco Seco y, a diferencia de sus dos etapas anteriores en la UD, con una pretemporada para alcanzar su tope
De cumplirse las previsiones y no aparecer complicación alguna en su convalecencia, a Jesé Rodríguez le aguardan en Barranco Seco a comienzos de la semana que mañana comienza. Aunque el presidente avanzó el pasado miércoles que podría ser este lunes, que no se haya hecho oficial su renovación hasta 2022, con ampliación automática de otro año en caso de ascenso, y siga pendiente del alta médica para someterse a los pertinentes reconocimientos va a dilatar la espera un poco más, aunque, en todo caso, se confía en que el ariete grancanario se ponga a las órdenes de Mel antes de llegar a mitad de mes.
Será entonces cuando a Jesé ya se le acaben las coartadas y emprenda el desafío de triunfar en la UD, que a la tercera sea la vencida. Porque en sus dos etapas anteriores, la inaugural en en 2017 en Primera y la última de febrero a mayo de este año, jamás justificó su cartel y ofreció un rendimiento que ni de lejos se acercó a lo esperado. En ambos casos siempre se aludió a su falta de condición física por no haber entrado en la dinámica del PSG, el club al que perteneció hasta finales de 2020. Mel, incluso, admitió que llegó pasado de peso a mitad de la pasada campaña y que no pudo modelar la figura para explotar sus condiciones, que para recuperar su mejor versión necesitaba una puesta a punto en condiciones, con varias semanas de adaptación y en igualdad de condiciones que el resto. Una pretemporada, en suma. Pues eso será lo que va a tener ahora Jesé, renovado más por la intuición de lo que puede ser que de lo que ha sido cada vez que la UD le ha hecho sitio. El nivel de exigencia, con él siempre acorde a su pedigrí por palmarés, también registrará un salto cualitativo. Si siempre se le midió con lupa y sus actuaciones acentuaron críticas, lo que viene no va a ser menos. Todo lo contrario.
El gesto de la dirección deportiva, avalado por el presidente, de darle una nueva oportunidad y procurarle el ecosistema necesario para que se reconcilie con el fútbol. Un repaso a su trayectoria en los últimos tiempos retrata su decadencia. Ya fuera por lesiones, como la que le borró del mapa del Madrid cuando mejor estaba en 2014, falta de adaptación, el factor más recurrente, o la nula confianza de sus entrenadores, Jesé únicamente ha encontrado un mínimo de estabilidad en la UD desde que salió del Bernabéu. Solo en el Betis, en el tramo final del curso 2018-19, superó con 18 encuentros, los 16 que ha sumado, indistintamente, en sus dos etapas de amarilla. Ni en el PSG, Stoke o Sporting de Lisboa, sus otros destinos contemporáneos, alcanzó estos parámetros. Un dato ilustrativo es que su tope goleador, desde que se desvinculó del Madrid, está en los tres goles anotados con la UD en 2017. Fiel reflejo de que alguien como él, señalado hace una década para hacer historia, se ha terminado de extraviar en su etapa reciente. Tampoco le ha ayudado ser noticia por sus relaciones conyugales o sus intentos de hacer carrera en la música, a ojos de muchos, distracciones fatales para un futbolista de condiciones apabullantes.
Con 28 años, está a tiempo de todo tras extraviarse durante largo tiempo. Mel le va a procurar confianza y estabilidad
Ya con 28 años, está a tiempo de todo si se lo propone, pero en la frontera de no volver a despegar a poco que no salga del bucle. Si ha decidido seguir aquí, desoyendo, como hizo en enero, propuestas del panorama extranjero que le daban mejor salario, es precisamente por su deseo competitivo. Se sabe en una encrucijada pero con la ventaja de depender de sí mismo, tener el entorno deseado y un entrenador dispuesto a jugársela por él. Todo lo demás ha de correr por su cuenta para dar y quitar razones.