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Unir al partido, principal reto del nuevo secretario de los socialistas

Unir al partido, principal reto del nuevo secretario de los socialistas

La formación sufre las consecuencias de la falta de dirección.

Jueves, 1 de enero 1970

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La tarea más inmediata que debe afrontar el nuevo secretario general del PSOE en Canarias y el reto seguramente más complicado es conseguir unificar el partido y orientar el trabajo de las organizaciones insulares y locales. La falta de dirección en los últimos años ha generado una profunda fragmentación entre los socialistas.

Desde que José Miguel Pérez dejó el Gobierno que compartía con Paulino Rivero, prácticamente el partido se quedó sin dirección, sus órganos inactivos y sin unidad el grupo parlamentario, aspectos que también tendrá que afrontar el nuevo dirigente.

El pacto de Gobierno con CC y la alianza preelectoral en las generales con Nueva Canarias en las dos últimas convocatorias generales no sólo no contó con la unanimidad del partido, sino que fue un motivo más de desencuentro.

Además, el gran logro de volver a tocar poder autonómico duró poco y no contaron con el respaldo de la dirección frente a los desplantes de CC. La falta de liderazgo del PSOE dejó solos a la vicepresidenta, Patricia Hernández, y a los tres consejeros. Esta situación vino a ahondar la división interna que se evidenció sobre todo en la Ley del Suelo -cuyo proyecto salió del Gobierno con el apoyo de los socialistas y finalmente fue votado en contra en el Parlamento- o el Fdcan, detonante para que los representantes del PSOE abandonaran la mesa del Consejo, mientras que ayuntamientos y cabildos socialistas aplaudían el Plan de Desarrollo de Canarias que venía a posibilitar muchas obras locales después de años de recortes.

Este fracasado acuerdo dejó algunas heridas importantes en el Partido Socialista debido a la exigencia de CC de que se cumplieran los pactos en cascada y que, ya esta semana, los tres militantes que aspiraban a la Secretaría General han rechazado. La Palma y El Hierro especialmente vivieron las consecuencias.

También La Laguna, una de las grandes agrupaciones de Canarias, quedó fracturada durante este mandato. Los desencuentros con los nacionalistas acabaron desmembrando al partido con la expulsión de su dirigente, Javier Abreu. Igual que en La Laguna, la división llevó al PSOE a tener hasta cuatro gestoras insulares al mismo tiempo.

Esta fragmentación, unida a la aparición de Podemos y la escisión en La Gomera tras la marcha de Casimiro Curbelo ha ido generando una situación que López Aguilar calificó estos días como «desdibujamiento». Volver a definir los trazos para que el partido sea una marca reconocible y que todos sus militantes hagan piña detrás va a requerir un importantes esfuerzo.

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