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La periodista Jessica Bruder se sorprendió al leer un artículo sobre las condiciones laborales de Amazon de las declaraciones de un hombre que por su edad debería estar jubilado. La crisis de las hipotecas subprime en 2008 había acabado con los sueños de un retiro dorado para miles de trabajadores, que habían perdido su casa y se veían obligados a aceptar empleos precarios por todo el país y vivir en una furgoneta. Amazon recibe subvenciones por emplear a gente mayor y en sus almacenes dispone de expendedores gratuitos de ibuprofeno. A Frances McDormand le impactó tanto la lectura de 'País nómada: supervivientes del siglo XXI' (editado en España por Capitán Swing) que convenció a la directora Chloé Zhao para llevarlo a la pantalla. 'Nomadland', León de Oro en Venecia y Globo de Oro a la mejor película y director, es la película favorita este año para ganar el Oscar.
McDormand encarna en el filme a una de estas 'workampers', Fern, una mujer que se quedó viuda y sin casa cuando en enero de 2011 cerró la fábrica de pladur que había dado vida a un pueblo de Nevada durante 88 años. El impacto fue tal que, como nos revela un rótulo, en julio el código postal de la localidad se dejó de usar. Toda una vida empaquetada en cajas y arrinconada en un trastero. Su nuevo hogar será una desvencijada furgoneta que 'customiza' para vivir porque no puede permitirse pagar un hotel o alquilar una casa. Las carreteras sin fin de Estados Unidos y los párkings de caravanas que hemos visto en tantas películas serán su nuevo escenario de soledad.
Los primeros compases de 'Nomadland' desprenden un tono documental. Zhao nos muestra el funcionamiento de una impresionante planta de Amazon donde se preparan los pedidos de los clientes. Sorprende la edad de algunos trabajadores (Bruder llegó a encontrar gente de 77 años). Muchos de los compañeros de la protagonista son 'workampers' auténticos, y las escenas de charla junto a una hoguera poseen un aire de verdad. «No tengo una casa, pero sí donde vivir», matiza la protagonista cuando le preguntan por su situación. La directora se toma su tiempo para mostrar la dureza de vivir en un vehículo y lo alienante de los diversos trabajos. La soledad en Nochevieja y las incomodidades cotidianas, como cocinar, dormir o padecer una diarrea. El drama que supone que la furgoneta se averíe.
En 'Nomadland' el Estado no está ni se le espera. La solidaridad llega de la mano de los propios trabajadores, que forman una comunidad itinerante y, casi a la manera de una secta, cuentan con sus gurús que aconsejan y alivian las desdichas (aparece Bob Wells, el más célebre de ellos). Sin embargo, el personaje de McDormand se resiste a formar parte del grupo, de la misma manera que también esquiva el compromiso sentimental en la figura de otro trabajador encarnado por el estupendo David Strathairn, que le ofrece la posibilidad de asentarse en un hogar con una nueva familia.
Restaurantes de comida rápida, parques temáticos, lavanderías... 'Nomadland' transcurre en 'no lugares' y avanza de los paisajes nevados a la costa atravesando bosques y desiertos. La indómita e independiente Fern arrastra el peso del pasado en una cinta triste y melancólica, en la que Zhao escribe, dirige, monta y produce. El tono calmo, sin que sucedan grandes cosas, se ve acompañado de una intrusiva música de piano de Ludovico Einaudi, que confiere a las imágenes un molesto tufillo new age. «Dedicada a los que tuvieron que partir. Nos veremos en el camino», concluye 'Nomadland', que no habla de nuevos hippies, sino de víctimas de la precariedad laboral.
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