Frances McDormand: «Con lo que he ganado tengo suficiente para el resto de mi vida»

La estrella de 'Nomadland' le hizo la promesa a su esposo, el cineasta Joel Coen (de los hermanos Coen), que cuando cumpliera 65 años cambiaría su nombre por el de Fern, viajaría en una casa rodante y comenzaría a fumar Lucky Strikes y a beber whisky Wild Turkey. Ahora, a los 63, McDormand cumple la promesa de una forma algo diferente, rodando una cinta que le abre el camino no solo a un viaje brutal por las carreteras de Estados Unidos, sino también a un mundo interior conmovedor. Cuando era niña, la actriz vivió un estilo de vida nómada, viajando siempre con sus padres. Muy relevante para el estilo de vida nómada retratado en la película, porque la actriz fue adoptada con su hermana por la familia McDormand y vivieron en Georgia, Kentucky, Tennessee y Pensilvania. En realidad, Frances McDormand nació Cynthia Ann Smith en 1957 en Gibson City, Illinois, de madre soltera. Al año y medio fue adoptada por Vernon y Noreen McDormand, quienes cambiaron su nombre por el de Frances. Protagonista y productora de 'Nomadland', McDormand agradece las nominaciones al Oscar y los premios que ha ido recogiendo durante todo el año.

-¿Es cierto que esta película le ha cambiado tanto que ahora tiene la intención de pasar parte del año en la carretera, como una nómada?

-'Nomadland' me ha hecho entender el significado de vivir sin echar raíces y ahora prefiero un vaso de tequila Casamigos que un plato de pato a la naranja. El pasado invierno invertí en una caravana porque tengo la intención de cruzar el país este mes de marzo para visitar a mis amigos en la Costa Este de camino a Canadá, donde tengo otro proyecto este verano.

-Fern es su álter ego en 'Nomadland', una mujer que explora la vida en los márgenes de la sociedad. ¿Qué destacaría de su viaje?

-Una de las experiencias más gratificantes que ofrecemos al eespectador es una catarsis. Las personas no solo se miran su ombligo, sino que tienen la posibilidad de visualizar pequeñas vidas con un valor único. No tienes que empacar todo y salir a la carretera como Fern, simplemente disfrutarlas desde la butaca del cine. Creo que esta pandemia nos ha obligado a reducir la velocidad y a mirar las cosas que hemos estado persiguiendo desde otra perspectiva.

-¿Es cierto que usted se acercó a Chloé Zhao para trabajar juntas después de ver 'The Rider', el debut de la directora en en el Festival de Toronto?

-Sí. Me di cuenta desde el primer momento que estaba ante una realizadora de gran calibre. Fui yo quien la buscó para sumarse a este proyecto. En un principio yo iba solo a producir la película, pero las circunstancias para conseguir el apoyo financiero me obligaron a protagonizarla. Ahora estoy feliz de haber tomado esta iniciativa.

-¿Tiene alma de nómada?

-Siempre me ha atraído la carretera desde la perspectiva de un joven, pero poder ponerme en el lugar de las personas que se están redescubriendo en la carretera en el ocaso de su vida fue una experiencia muy diferente. A la mayoría de la gente le encanta contarte sus historias, si estás dispuesto a escuchar. Ayudó que muchos de los coprotagonistas no tuvieran ni idea de que yo era actriz. Swankie, uno de los nómadas más entrañables de la película, pensó que era otra mujer en la carretera, así que confió en mí como otro habitante de las furgonetas. Bob Wells, otro nómada, tampoco estaba familiarizado conmigo antes de filmar una escena emocional en la que mi personaje recuerda a su difunto esposo, Bo. Luego, en privado, me dijo que significaba mucho para él contarle esa historia y que todo iba a estar bien. Tuve que decirle que el nombre de mi esposo era Joel, estaba vivo, hacía películas y yo me iba a casa con él después de aquella escena.

-Usted vive en un pueblo costero aislado en California y parece que siempre ha suscrito la filosofía de «menos es más» cuando se trata de posesiones. ¿La experiencia de rodar 'Nomadland' subrayó esas creencias?

-Estoy tratando de practicar una vida sin necesidades, sentirme menos atraída por las cosas brillantes o glamurosas. Con lo que he ganado tengo suficiente para el resto de mi vida y no necesito más. Nosotros siempre hemos vivido sin lujos, tratando de mantener nuestros gastos al mínimo. Intento practicar mi filosofía tanto como puedo y al mismo tiempo correr la voz. A medida que envejezco, lo más importante para mí es mantener el entorno donde se alimenta mi estructura celular. Y en ese sentido, no tiene nada que ver con ladrillos y hormigón. Amo la tierra.

-¿Se parece mucho al personaje que interpreta en el filme?

-Es interesante, porque la mayor diferencia entre Fern y yo es que dejé mi casa, mi vida de clase trabajadora, cuando tenía 17 años y nunca volví. Pero en la película, Fern toma esa decisión a los 61 años. Ella decidió quedarse en un pueblo rural con un hombre que se enamoró de ella, pero no crea su propio destino hasta que él muere. Como actriz, he estado practicando la idea de fingir, de ser otra persona, durante 38 años. Siempre hay una parte de cada personaje que se parece a la vida del actor. Y en este caso, Fern está muy cerca de mí, pero no sé si puedo decir que ella es como yo.

-Usted no aparece mucho por Hollywood, parece que evita la fama.

-No pienso en mí como una persona famosa, no me considero una estrella ni me gusta la idea de ser reconocida. Prefiero perderme dentro de los personajes que interpreto, ese es el único misterio que disfruto en mi profesión, por lo demás trato de llevar una vida normal.