Quevedo, un fenómeno social de 23 años
«El artista grancanario desata locura entre los jóvenes pero en su último concierto aunó generaciones y sentimientos»
Los ecos del concierto de Quevedo en el Estadio de Gran Canaria ante 41.000 espectadores aún resuenan, con la guinda de Los Gofiones que ... provocó un aura de sentimiento entre varias generaciones difícil de expresar. Este joven de 23 años se ha convertido, pese a quien le pese, en un fenómeno social. Su éxito traspasa fronteras y todo lo que toca lo convierte en oro. Prometió que el show en su casa, en el recinto de Siete Palmas, sería histórico. Dicho y hecho.
Quevedo te puede gustar más o menos, pero es innegable que ha enganchado con la juventud y que siempre que puede enarbola su bandera canaria con enorme orgullo. El fenómeno Quevedo 'entró' en mi casa a través de mis hijos. Desde ese momento provocó en mí una enorme curiosidad y qué mejor que ir a verlo. Fui en su día al anexo del Estadio de Gran Canaria y al Gran Canaria Arena junto a mis hijos para ver en persona qué provoca tanta locura y euforia, y reconozco que me impactó, dándome cuenta de que algo está cambiando.
Los jóvenes tienen nuevos gustos, nuevas fórmulas de expresarse y nuevos ídolos, pero identificarse con uno de su tierra lo hace, sin duda, especial. El espectáculo del Estadio de Gran Canaria prometía emociones fuertes y el despliegue técnico y logístico ya lo aventuraba, y su guiño 'gofión' le puso la guinda al pastel.
Cuando Iván Quintana, integrante de Los Gofiones, le puso la estameña a Quevedo y las 41.000 almas empezaron a cantar el 'Ay mi Gran Canaria', de repente se generó una sensación de pertenencia y orgullo a una tierra entre distintas generaciones difícil de explicar. Fue un momento mágico dentro de un espectáculo en el que Quevedo demuestra un enorme talento, no olvidándose de sus colegas, ni de sus raíces. Quevedo no es de mi generación, ya quisiera yo. Jajaja. Puede ser mi hijo y debo admitir que lo admiro y me alegra que triunfe. El sábado salí del Estadio de Gran Canaria con una sonrisa, feliz de que un joven de nuestra tierra sea capaz de congregar a más de 40.000 personas y provocar en ellas un arraigo que emociona.
Y metido en esta vorágine de sentimientos, no me explico cómo la UD Las Palmas no ha logrado aún llegar a un acuerdo con Quevedo, máxime ahora que se necesitan estímulos. La peregrinación el sábado al estadio se convirtió en una marea amarilla como si el equipillo amarillo se jugase algo ese día, y no para acudir a un concierto. Pero es que Quevedo va unido a sentimiento y orgullo. Él sabe como nadie convertirse en embajador de nuestra tierra.
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