El engaño social
En ciencias políticas, la apatía política es la falta de interés o apatía hacia la política. Esto incluye la apatía del votante, la apatía informativa y la falta de interés en las elecciones, los eventos políticos, las reuniones públicas y la votación
Paqui Domínguez
Exconcejala en el Ayuntamiento de Agüimes. Exdiputada en el Parlamento de Canarias
Viernes, 18 de abril 2025, 16:22
Llevo tiempo observando la construcción del desprestigio en torno a la actividad política, como gestores de lo público, omitiendo la realidad de la parte de ... sociedad que se inhibe de la responsabilidad ciudadana, que muestra apatía, rechazo a la persona electoralmente elegida para la gestión pública, que generaliza y emplea términos despectivos ocultando la responsabilidad que nos obliga a desempeñar con honestidad nuestra condición ciudadana, participante activo en lograr el objetivo de avanzar en conseguir mejorar la convivencia y trabajar por el bien común.
Básicamente una persona que ocupa un cargo de gestión pública, como político, es quien se dedica a los intereses públicos, en general, y que en las sociedades democráticas participa con su opinión, con su filosofía política, con su voto, y con sus capacidades en las decisiones que se han de tomar para organizar todo lo que afecte a la ciudadanía, representa al pueblo, toma decisiones e influye en la formulación de políticas públicas, en un estado democrático, desempeña 'temporalmente' el ejercicio de gestor por elección de los votantes, es decir, la ciudadanía que ejercita el derecho al voto.
Desde la perspectiva aristotélica, el ser humano necesita, de la comunidad para su realización personal y la construcción efectiva de una forma de vida y de convivencia.
En ciencias políticas, la apatía política es la falta de interés o apatía hacia la política. Esto incluye la apatía del votante, la apatía informativa y la falta de interés en las elecciones, los eventos políticos, las reuniones públicas y la votación.
Los griegos valoraban mucho la participación cívica, reconociendo que sin ella la democracia colapsaba, se esperaba que todos los ciudadanos estuvieran interesados, y versados, en los asuntos públicos.
En un presente de contradicciones, de miedos, de inseguridad, de guerras, de imposiciones… abandonarnos al transcurrir de las olas que nos arrastran, o lo que es peor, entrar en el manejo externo de lo que debería ser nuestra fortaleza, nuestros propios criterios. El sentir que nos manipulan que nos intentan hacer creer que toda la responsabilidad está en el 'político de turno', y se omite al 'empresario de turno', 'al empleado de turno' al 'periodista de turno', al 'tertuliano de turno' al 'juez de turno', al 'policía de turno', al 'cura de turno', al 'gurú de turno', al 'coach de turno', al 'docente de turno' y así podría alargar la lista sumando individualidades. Las críticas generalizadas no son constructivas, todo lo contrario, son corrosivas y alienantes, buscando el desequilibrio y desencanto.
Considero éticamente razonable el que nos eduquemos para discernir y distinguir, en cualquiera de los roles sociales, una gestión incorrecta de lo común, fraudulenta y deshonesta. siendo capaces de reconocer, señalar y exigir las responsabilidades desde lo individual a lo colectivo.
Pero como el objetivo que me ocupa y preocupa es transmitir la importancia de no dejarnos engañar. Una fórmula de viabilidad podría ser, desde mi perspectiva, el ejercicio casi permanente de introspección, de cuestionarnos nuestro propio autoengaño y una vez definido y con el Ego alineado, practicar la autoconciencia y liberarnos de la necesidad de ser superior o tener razón y así poder descubrir dónde, cuándo, cómo y por quién estamos siendo manipulados, para liberarnos del 'engaño social'.
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